Al final todo se sabe
Y la cosa tiene su misterio, porque si es que fuera su propio hijo, ¿lo habrían enterrado vivo?, ¿lo habrían matado o habría muerto antes de meterlo en el ataúd? Lo cierto es que la relevancia de la condición de celibato entre las cúpulas eclesiales tan a capa y espada defendida, es una pantomima que se han venido saltando desde la primera piedra con que el Apóstol Pedro edificó la Iglesia.