
El universo en 3,5 pulgadas
Cada vez nos lo ponen más fácil. Los móviles se adaptan tanto a las personas que ahora ya podremos caminar y escribir a la vez sin preocuparnos por la farola o la caca de perro que nos esperan en el siguiente paso.
Cada vez nos lo ponen más fácil. Los móviles se adaptan tanto a las personas que ahora ya podremos caminar y escribir a la vez sin preocuparnos por la farola o la caca de perro que nos esperan en el siguiente paso.
Salir sin él a la calle equivaldría para mí a salir sin pantalones. No pueden pasar 5 minutos sin echarle una mirada. Me cuesta mantener conversaciones largas y lo necesito siempre a mi lado para refrescarle y seguir hablando.
Ha sido tanto el achicamiento de espacios para la intimidad que la misma noción de lo íntimo ya sólo nos remite al gremio de la lencería.
¿Sabes ese momento en el que tienes que decir algo muy importante y no tienes cobertura? Pero importante de verdad, de llamada urgente necesaria. Tenemos tantas formas de comunicarnos, que consideramos cualquier mero detalle digno de mención.
Han visto la noticia aquí mismo: restaurante de Brooklyn en el que no se permite hablar.
En el espacio exterior una máquina y una persona se comunican, manejan el mismo código, se entienden, casi empatizan. Aquí llevamos unos años ensayando con éxito de público -les apoyan en las urnas- experimentos de incomunicación permanente
La idea que hoy tenemos de una noticia es algo que se asocia por necesidad con la imagen consiguiente