Cuba detecta una red de reclutamiento militar de cubanos para luchar con Rusia en la guerra
La Habana ha remarcado que no forma parte del conflicto bélico en Ucrania
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«Era mi restaurante favorito, por lo que pasaba dentro y lo que pasaba fuera, a la salida, que era la transformación alquímica de la ciudad por obra de sus daiquiris»
Un lugar donde el tiempo no importa. Fumar un buen puro requiere paciencia, dedicación y mimo
Si Barack Obama fuese una empresa cotizada, habría sido un hábil inversor quien se hubiera deshecho de sus acciones a principios de 2009, al poco de iniciarse su primer mandato como presidente de Estados Unidos. Las expectativas depositadas en él eran tan altas, tan desmesurados los deseos, que era fácil predecir un derrumbe de la acción cuando el áspero e inflexible principio de realidad se interpusiera en el camino. Ocho años después, acabada el pulso entre la realidad y el deseo, me atrevería a recomendar a los lectores que compren obamas de nuevo. Porque lo vamos a echar de menos y su acción a partir de ahora sólo puede subir.
Según ha comunicado el Movimiento Democracia, un grupo con base en Florida, al menos dos ciudadanos de procedencia cubana han sido devueltos a la isla. Aunque aún no se conocen casos de balseros llegados a la costa de Estados Unidos desde el cambio legal, se podría dar la situación de que llegasen algunos que hubieran comenzado su travesía antes de que hiciera público el fin de la norma y les sorprendiera la noticia al pisar tierra después de la peligrosa travesía que supone el viaje de Cuba a Estados Unidos. Por otro lado, Movimiento Democracia asegura que algunos cubanos provistos de visas han sido detenidos en el aeropuerto de Miami. Han trascendido ya algunas historias personales, como la de un matrimonio de unos sesenta años que llegaban a Estados Unidos con permiso de turista a ver a sus hijos y que han sido enviados a centros de retención. Otro asunto que está en el aire, en mitad de este clima de confusión, es qué será de los 2.746 cubanos que la administración norteamericana prevé deportar por haber cometido delitos y que La Habana se ha comprometido a recibir.
«Al dar este paso, estamos tratando a los inmigrantes cubanos de la misma manera que tratamos a los inmigrantes de otros países», aseguró en un comunicado. «Con efecto inmediato, los cubanos que intenten entrar ilegalmente en Estados Unidos y no cualifiquen para recibir un alivio humanitario estarán sujetos a deportación, de acuerdo con la ley estadounidense», precisó Obama.
La política eliminada hoy fue adoptada en 1995 y consistía en que los isleños que se interceptaban en el mar («pies mojados») eran devueltos a Cuba, mientras que los que lograban tocar tierra («pies secos») eran admitidos en Estados Unidos y se les permitía obtener la residencia permanente un año después desde su llegada. «Esta política se implementó hace más de veinte años y fue diseñada para una era diferente», aseguró Obama. Los cambios forman parte de un acuerdo bilateral firmado hoy en La Habana y por el que ambos países «declaran su intención de promover cambios en sus respectivas leyes migratorias».
Al inicio del nuevo año, en un evento de la Asamblea Nacional del Poder Popular de los comunistas cubanos, el delegado e Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, pronunció un discurso donde tocó un tema muy controvertido en la realidad cubana de hoy.
El cierre de la frontera panameña ha dejado a miles de personas a la espera de continuar su viaje hacia el norte, quedando inmovilizados en Turbo, una localidad en el norte de Colombia que iba a ser su última parada antes de entrar a Panamá. Además de personas provenientes de diferentes países de América Latina, a los cientos de migrantes que utilizan la ruta, se ha unido una gran oleada de inmigrantes de Cuba, así como de África y Asia. Los migrantes denuncian que son engañados por coyotes (individuos que prometen ayudarles a cruzar las fronteras de forma ilegal a cambio de dinero), muchos de ellos llevan meses viajando por tierra en su intento de llegar a Estados Unidos y la mayoría vendieron todas sus pertenencias para emprender la ruta. Ante el cierre del cruce entre Colombia y Panamá, los emigrantes no pueden seguir su camino hacia adelante ni tampoco podrían volver a casa. Por este motivo, muchos están tratando de entrar en Panamá a través de la selva de Darién, uno de los tramos más inhóspitos de la región cuyo arduo recorrido tarda días en finalizarse.
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