
Nuestra última defensa
Después de cada atentado sale algún líder prometiendo que esta guerra la vamos a ganar, algún cínico preguntando qué pinta tiene la victoria y unos cuántos nostálgicos pidiendo que nos pongamos serios de una vez y afrontemos el problema de raíz. Esto pasa después de cada atentado, del desarme de ETA, y pasa también muy a menudo cuando hablan de Trump o del proceso independentista. Y es que hace tiempo que me parece ver a los más presumidos de nuestros demócratas un tanto desorientados buscando al guardián último de nuestras libertades. Hoy como ayer hay quienes lo buscan en los tribunales, y particularmente en el Constitucional. Otros desesperan esperando la decisión firme y valiente del Presidente o soberano. E incluso hay algunos que creen que la defensa última de la democracia es la movilización de la sociedad civil; la protesta; la calle.