«Las personas que estén convencidas de que su vida terminó deberían poder ponerle fin de una forma digna, de acuerdo a unos criterios estrictos y cautos»han escrito la ministra neerlandesa de Sanidad, Edith Schippers, y el ministro de Justicia, Ard van der Steur, en su carta al Parlamento. Actualmente, la ley holandesa de eutanasia de 2002 sólo permite la muerte voluntaria si el paciente padece una enfermedad incurable y sufre dolores insoportables, pero está nueva ley permitiría que personas sanas también pudieran optar por el suicidio asistido si expresan que están cansados de vivir. Los ministros han aclarado que teniendo en cuenta que el sentimiento de «vida realizada se presenta principalmente en las personas de edad», el nuevo sistema les estará reservado a los ancianos, aunque sin especificar ninguna edad específica. La nueva ley supondría la creación de una nueva profesión, una especie de orientador social con experiencia en el campo de la medicina que evaluaría la solicitud del suicidio asistido. Los defensores del suicidio asistido dicen que la ley ofrecería una muerte digna a todo aquel quisiera ejercer el derecho sobre su vida, mientras que los detractores opinan que esta nueva ley podría llegar a sugerir la implicación de que los ancianos «ya no sirven para nada» y hay que facilitar su muerte.