La estructura, desarrollada por el equipo que dirige Elena García Armada consiste en unos largos soportes, llamados ortesis, que se ajustan y adaptan a las piernas y el tronco del niño. En las articulaciones, además, una serie de motores imitan el funcionamiento del músculo humano y aportan al niño la fuerza que le falta para poder mantenerse en pie y caminar.El dispositivo, de 12 kilos de peso y fabricado en aluminio y titanio, también cuenta con una serie de sensores y muelles que permiten que el paciente pueda caminar, en muchas ocasiones por primera vez. «Hemos tratado de imitar el comportamiento del músculo natural a través de un músculo artificial para que se adapte a las características de los niños», explicó García Armada, durante la presentación del estudio y sus resultados.