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Elena García Armada: «Hay investigaciones que dan frutos y luego se quedan en el laboratorio»

La investigadora es una de las 30 mujeres más influyentes del mundo en el sector de la robótica. Además, es la ganadora del Premio Inventor Europeo de 2022

Elena García Armada: «Hay investigaciones que dan frutos y luego se quedan en el laboratorio»

Elena García Armada en la ceremonia de entrega de premios. | Oficina Europea de Patentes.

Elena García Armada es una de las 30 mujeres más influyentes del mundo en el sector de la robótica. Además, es la ganadora del Premio Inventor Europeo de 2022, un hito que solo han logrado otros dos españoles en la historia del galardón.

Sus trabajos han dado lugar a ocho patentes y sus investigaciones le han llevado a obtener más de 50 premios, pero lo que hace que ocupe titulares desde hace ya años es su último proyecto: el primer exoesqueleto pediátrico del mundo. 

Este exoesqueleto, creado por la investigadora española con Marsi Bionics -un centro mixto de la Universidad Politécnica de Madrid y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)- es un dispositivo que se adapta al cuerpo del niño e imita el funcionamiento del músculo gracias al concepto de biomimetismo, de manera que le ayuda a ponerse de pie e incluso andar durante su rehabilitación. 

«Desarrollamos el exoesqueleto pediátrico porque había una necesidad que cubrir con este tipo de tecnología y porque así nos lo demandaron las familias», cuenta la investigadora en una entrevista con THE OBJECTIVE con motivo del reciente premio. 

«Hasta que no empecé a trabajar en el exoesqueleto Atlas no había trabajado en nada para niños, porque de hecho yo trabajaba en exoesqueletos más con una aplicación industrial, y antes de eso en robots ágiles, caminantes, pero autónomos», cuenta García. Pero cuando los padres de Daniela, una niña que se quedó parapléjica en un accidente, se acercaron al CSIC a buscar ayuda, decidió sumergirse de lleno en este proyecto, recuerdan desde Marsi Bionics. 

Así, García Armada puso sus conocimientos en robótica al servicio de este innovador proyecto y, con la orientación y la ayuda «de los principales hospitales de nuestro país y, sobre todo, de las familias», su equipo logró desarrollar el primer exoesqueleto pediátrico. «Yo al final he aprendido muchísimo y ahora sé mucho de neurología, de biomecánica, pero realmente ha sido gracias a estas colaboraciones las que han hecho posible que hayamos sido capaces de integrar tecnología y salud», apunta. 

Elena García Armada explica cómo funciona el exoesqueleto en una entrevista anterior con THE OBJECTIVE

El exoesqueleto pediátrico se adapta a la musculatura del niño y se puede usar en modo pasivo, donde las piernas se mueven automáticamente, o en modo de intención de movimiento, que necesita que el niño haga cierta fuerza para avanzar. Su rigidez se adapta de forma inteligente a distintas patologías, por lo que se podrían beneficiar de él niños con diferentes enfermedades, unos 130.000 en España aproximadamente, según señala García. 

Sin embargo, menos de cien niños en la actualidad están siendo ayudados en su rehabilitación con el exoesqueleto en España. Esto se debe a que solo está disponible «en dos centros privados, uno en Guadalajara y otro en un colegio especial en Zaragoza. Lo ha adquirido también un hospital en el País Vasco, pero ese todavía no ha empezado a utilizarlo», explica la investigadora, que reconoce que «siempre ha habido mucho reconocimiento y apoyo, dentro de los mecanismos en España», pero que insiste en que «el apoyo que necesita esta empresa y que ha necesitado siempre ha sido un apoyo más efectivo desde el punto de vista económico, inversión». 

Considera que es «fundamental un apoyo de este tipo para las nuevas tecnologías, sobre todo en el sector salud» y que «se beneficien los ciudadanos de los logros de la tecnología, sobre todo cuando se trata de una tecnología desarrollada en un entorno de investigación pública y financiada con fondos públicos», como es el caso del exoesqueleto pediátrico. «Lo lógico es que haya un impulso desde todos los estamentos, desde el Gobierno y las instituciones, para que los resultados de investigación no solo se transfieran a la sociedad, sino que se utilicen y lleguen a todas las personas». 

«Hay que trabajar para que los resultados de la investigación lleguen luego a la sociedad»

En este sentido, García Armada se suma al llamamiento que la comunidad científica lleva haciendo años para que la inversión de dinero público en este campo aumente. «Creo que toda la investigación necesita un empuje», dice la ingeniera. «Y voy a poner un poco el acento en la transferencia de tecnología, porque lo que me parece que hay que trabajar es que los resultados de la investigación lleguen luego a la sociedad, que se financie una investigación sin que luego se haga un impulso o se apoye la transferencia de esa tecnología a la sociedad es donde yo creo que estamos fallando», añade. 

«Hay muchos proyectos de investigación que dan frutos, que resuelven retos sociales y que luego se quedan en el laboratorio y luego no se aplican y no llegan a la sociedad, no tiene ningún sentido», denuncia. 

Mientras logran su objetivo de expandir el uso del exoesqueleto pediátrico a la sanidad pública, García Armada afirma que seguirá trabajando en este proyecto. «La tecnología que vemos es la punta del iceberg, hay mucho por desarrollar», apunta, «pero es necesario que esté ya en el mercado, que haya demanda para que podamos realmente seguir financiando las evoluciones de esta tecnología». 

«La ingeniería siempre ha estado detrás del progreso social, pero quizá no hemos sabido mostrarlo en las etapas en las que las chicas deciden qué estudiar» 

En la entrevista, García Armada también habla de cómo el sector de la robótica, de la ingeniería hardware en general, está muy masculinizado y de la necesidad de atraer a más mujeres a la profesión. «Cuesta encontrar mujeres, estamos aproximadamente en una tasa del 20%», señala. 

«Creo que es importante mostrar, como estamos haciendo nosotros, las bondades y el potencial que tienen este tipo de ingenierías para mejorar la calidad de vida de las personas, sus aplicaciones en todos los ámbitos, sobre todo para atraer a chicas jóvenes que buscan mucho el impacto que tendrá su trabajo», reflexiona la investigadora. 

«La ingeniería siempre ha estado detrás del progreso social, en un quirófano de un hospital está todo lleno de ingeniería, pero quizá no hemos sabido mostrar esto en las etapas en las que las chicas tienen que tomar esta decisión de qué estudiar». 

Aunque ve un cambio en los proyectos educativos y un impulso a este tema en los institutos, «de momento es verdad que todavía no se ha reflejado y en las carreras de ingeniería sigue haciendo una tasa bastante baja de chicas». «Pero espero que poco a poco se vaya reflejando», concluye.

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