Los atentados contra Charlie Hebdo convirtieron el Tratado sobre la tolerancia de Voltaire en un superventas en Francia. Quién sabe por qué. Quizás los parisinos necesitaban un recordatorio de las virtudes de la tolerancia, por la comprensible tentación de renunciar a ella. O quizás porque necesitaban un manual de tolerancia, por el incomprensible sentimiento de culpa de no haberla practicado lo suficiente. También, ahora, tras los últimos atentados en Londres, la Primera Ministra Theresa May ha creído necesario hablar de tolerancia. Aunque fuese, en su caso, para denunciar que ha habido demasiada tolerancia con los extremistas.