La Universidad de Oxford crea el mayor árbol genealógico humano de la historia
La nueva red genealógica de la diversidad genética humana revela cómo se relacionan los individuos de todo el mundo
La nueva red genealógica de la diversidad genética humana revela cómo se relacionan los individuos de todo el mundo
«Ahora que avanzamos en la domesticación de la naturaleza y la biología, la muerte se nos presenta como algo mucho más salvaje»
«Vivimos deprisa, sometidos al trueno que viene antes de la tormenta. En el cauce de cada día dejamos escapar las cosas importantes. Somos ‘el perro de Pávlov’, salivando ante la idea de lo que está por llegar»
Según la teoría coevolutiva, con el paso de los años, humanos y perros hemos desarrollado habilidades cognitivas que favorecen la comprensión mutua. De ahí que podamos establecer vínculos afectivos tan fuertes. Y aunque se trata de un terreno ampliamente explorado, sorprendentemente, la mayoría de los estudios se enfocan en la parte canina. No fue hasta finales de 2019 cuando se publicó el primer estudio exhaustivo de la capacidad humana para entender las demostraciones emocionales de los perros y de dónde viene esa comprensión.
Los ríos de flujo libre que quedan en el planeta se limitan en gran medida a regiones remotas del Ártico, la Cuenca del Amazonas y la Cuenca del Congo
Para entender por qué nuestro perro actúa como actúa y garantizar su máximo bienestar en una coexistencia respetuosa, es indispensable entender cómo piensa y cómo siente. Las investigaciones científicas demuestran que perros y humanos tenemos básicamente las mismas respuestas emocionales ante el miedo y la tristeza, por ejemplo, pero ¿qué pasa con el amor? ¿Pueden enamorarse los perros?
Cada nueve minutos muere una persona de rabia. La vacunación de los perros es la estrategia más rentable para erradicar la enfermedad.
Es conmovedora la inclinación del ser humano a depositar grandes esperanzas en las sucesivas tecnologías de la comunicación. Murnau, el gran director alemán, decía del cine que «puede poner fin a la guerra, pues los hombres no se pelean si conocen el corazón del otro». Algo parecido se había sugerido sobre el telégrafo y del teléfono, antes de que esta ensoñación meliorativa alcanzase su clímax con la llegada de Internet: la comunicación instantánea global llamada a producir el entendimiento ético universal. Hermosa fantasía que concluye una madrugada en la sección de comentarios de un periódico español, donde dos usuarios anónimos se insultan a razón de dos faltas de ortografía por cada frase. O sea, la autocomunicación de masas convertida en pugilato. Y la conversación pública, degradada a la condición de espacio agonista donde no se aducen argumentos sino identidades. Sad!
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