Sánchez transmite la sensación de que no sabe para dónde tirar con tal de mantenerse en el gobierno … y que la Constitución le importa lo justo
«En el equipo negociador del PSOE se muestran más pragmáticos asumiendo que estas primeras reuniones sirven para conocer unas propuestas de máximos”
Pedro Sánchez volverá a ser presidente del Gobierno de España
Es una de las escenas más impresionantes jamás compuestas para un escenario. Al final del segundo acto, en la oscuridad de la noche, Don Giovanni –nuestro Don Juan– se complace en sus jugarretas y fechorías ante la mesa bien servida de su palacio sevillano. Alguien llama, con estrépito, a la puerta. Muerto de miedo, el criado Leoporello es incapaz de responder.
Nuestro columnista José Luis Roig valora el cambio de opinión que ha experimentado el presidente Pedro Sánchez respecto a la actuación de los políticos catalanes presos o fugados durante el 1 de octubre de 2017.
Uno de los tópicos más insidiosos de cuantos ha generado el procés es la afirmación de que los políticos han engañado a la gente, como si lo reprochable, antes que el intento de golpe de Estado, fuera la ineficacia de los golpistas. “Habéis jugado con nuestras ilusiones”, claman los dolientes, limitando la responsabilidad de los Mas, Puigdemont o Junqueras al hecho (¡im-per-do-na-pla!) de no haber obrado con la solvencia que la empresa requería.
La pasada semana se cumplió un año del golpe parlamentario del nacionalismo catalán. La lección principal de aquel episodio es que el independentismo es un movimiento político dispuesto a suspender la democracia representativa a conveniencia de la culminación de su proyecto de secesión, y no al revés, puesto que consideraron las garantías democráticas que otorgan derechos y libertades a los ciudadanos algo menor al lado del advenimiento de la República.
España limita al norte con Operación Triunfo, al sur con los mensajes ‘guasapeados’ de Puigdemont, al centro tiene al frailuno de Estremera (Oriol), y en las alcantarillas linda con el sabio pueblo votante. La «masa crítica», que dicen los pensadores de diario.
A la ficción fantasiosa y emocional del procés se le contrapuso la esperanza ensayística y racional de los constitucionalistas. Los dos bloques polarizaron la campaña a tal extremo que el voto útil derivado de la misma ha terminado por distorsionar la fotografía y hacerla poco representativa. La primera plaza de Ciudadanos desmiente, de nuevo, la ficción del sol poble independentista. Pero el sorprendente resultado de Junts per Catalunya y la suma de escaños soberanistas nos abre los ojos frente a la esperanza de una vuelta al seny que parecía a la vuelta de la esquina.