Perseidas 2023: origen y cuándo podrás ver la esperada lluvia de estrellas del verano
Las lágrimas de San Lorenzo son una de las fechas señaladas en el calendario veraniego para muchas personas
lagrimas de san lorenzo
Qué son las perseidas y cómo observarlas en su noche de mayor actividad
Para verlas con mayor claridad es mejor dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en la dirección opuesta a la posición de la Luna
7 curiosidades sobre las Perseidas
Cada año a mediados de agosto el cielo se transforma en un espectáculo de estrellas fugaces conocidas como Lágrimas de San Lorenzo; son las famosas Perseidas por la proximidad del máximo de la lluvia de meteoros al 10 de agosto, día de la festividad del mártir del mismo nombre. Este año, la lluvia de estrellas se observará con mayor nitidez durante la noche del domingo 12 y llegará a su pico máximo de actividad entre las 22 horas y las 10 de la mañana del lunes
Cuatro personas se convierten en estrellas fugaces humanas durante la noche de las Perseidas
Un comunicado de prensa explica que “han querido rendir homenaje a este fenómeno realizando un vuelo con su traje de alas en La Palma, en el que está considerado como el cielo más limpio del Hemisferio Norte para la observación astronómica”. Tras compartir el cielo con varios cientos de estrellas, los aventureros tocaron tierra iluminando la noche con las luces de su trajes plagados de bombillas LED. En declaraciones para El Diario, uno de los saltadores, Joakim Sommer, comentaba: “La experiencia sido increíble. Literalmente he sentido como si estuviera en un videojuego. Estaba en un túnel negro y sólo veía miles de estrellas en mi cara. Ha sido una visión increíble. Realmente sientes la velocidad, pero como no tienes nada que te rodee, estás ahí fuera en el espacio. ¡Una locura!”.
Amores de verano
Esta cita astronómica me trae a la memoria esas noches de infancia y adolescencia que, estando de vacaciones, uno se reunía con familiares o amigos a contemplar el espectáculo de las estrellas fugaces a cielo abierto. En aquellos años en los que se cerraba por vacaciones el mes de agosto, las ciudades quedaban tan desoladas como aquellos pueblachos del Viejo Oeste donde sólo circulan bolas del desierto y forasteros despistados.
