Alfredo Duro: «Le montaría una huelga al Gobierno, pero ya»
El periodista deportivo, tertuliano estrella en ‘El Chiringuito’ de Pedrerol, visita ‘El purgatorio’
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«En el actual panorama político occidental parece que no queda más remedio que afiliarse a uno u otro centro de producción de opinión pública, sin que el conocimiento tenga relevancia»
La dirigente de Agrupación Nacional ha declarado que «Macron y la extrema izquierda han llegado a un acuerdo antinatural»
Meléchon, líder del Nuevo Frente Popular, asegura que Macron tiene que llevar a la formación vencedora a gobernar
A las 12.00 la participación provisional se sitúa en el 25,9% frente al 18,4% de hace dos años
Según estos datos, el total de participación podría superar el 80%
«La única manera ahora mismo factible de salvar la democracia pasa por apelar al ejercicio efectivo de la soberanía nacional»
«Al contrario de lo que ocurre con Le Pen o con Alternativa por Alemania, Vox no atrae a las clases populares autóctonas, salvo a un pequeño nicho antisistema»
Que lo que llamamos ultraderecha obtenga un apoyo relevante, mayoritario incluso, es muy complicado. El final de la II Guerra Mundial introdujo un nuevo catálogo de tabúes, entre los cuales se incluyen sus temas favoritos, como la raza, o el interés nacional por encima de todo.
Vivimos rodeados de hombres fuertes, providenciales, prestos a actuar “sin complejos” en nuestro nombre, a mancharse las manos por nosotros para dejarnos la conciencia tranquila, esa que nos impide hablar de los inmigrantes como “carne humana” (Salvini dixit) y de proclamar la verdad indiscutible de que “no pueden entrar los millones de africanos” que están a las puertas, “aunque sea políticamente incorrecto decirlo”. Esa es la autojustificación de los que defienden o votan a un Orban o a un Le Pen. O de los que parece que están invocando que aparezca uno en España.
Pablo Casado ha acusado este domingo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de generar un efecto llamada con su visita al Aquarius, al mismo tiempo que ha rechazado la demagogia para hablar de inmigración y ha asegurado que no es posible papeles para todos.
Muchas veces las películas representan el zeitgeist del momento. En el Reino Unido, aparecieron muchas películas sobre las huelgas del carbón. Billy Elliot, por ejemplo, tiene como trama principal la de un niño que quiere bailar, pero el telón de fondo es la lucha de su padre y hermano mineros, en los años del Tatcherismo.
La excandidata presidencial de Francia y dirigente del ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, ha anunciado este jueves que se presentará a las elecciones legislativas del 11 y 18 de junio en su feudo de Hénin-Beaumon, en el norte de Francia.
París bien vale una musa. Pero menos mal que no le pusieron por nombre el de Marine. El de Marine Le Pen. De haber sido así, de haberse cumplido temores, rumores, más que musa hubiese sido musaraña.
El director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, Mike Rogers, ha asegurado este martes que los servicios de inteligencia del país habían detectado ciberataques rusos a sistemas franceses en plena campaña presidencial, y ha avisado al Gobierno galo antes de que la noticia saliera a la luz.
Conjurada Le Pen, el extremismo sólo espera su siguiente oportunidad. El reto de Macron es mayúsculo porque implica luchar, a la vez, dos batallas distintas: la de Francia y la de la antipolítica francesa. Una antipolítica que ha encontrado la manera de abandonar la marginalidad y auparse a la tarima de las mayorías. No sabemos por cuánto tiempo.
La victoria de Emmanuel Macron constituye un hálito de esperanza para un continente falto de decisión. La UE, como ya observó el siempre sugerente Luuk van Middelaar, se ha construido a base de crisis y cabe pensar que también ahora sucederá igual. El relato decadente de Le Pen, cocido al fuego lento del miedo, ha sido derrotado por un optimismo y un posibilismo razonables.
La diputada socialista francesa de 50 años, Corinne Erhel, ha muerto súbitamente cuando pronunciaba un discurso de apoyo al candidato presidencial Emmanuel Macron en Bretaña, noroeste de Francia.
Los dos aspirantes a la presidencia de Francia, el centrista proeuropeo Emmanuel Macron, favorito, y la ultraderechista Marine Le Pen, debaten este martes con la intención de seducir a los indecisos y convencer a los abstencionistas de ir a votar este domingo.
La candidata ultraderechista a las presidenciales francesas, Marine Le Pen, plagió en su mitin de este lunes varios fragmentos de un discurso que había pronunciado hace dos semanas el candidato conservador, François Fillon, eliminado en la primera vuelta. Su discurso se enmarca dentro de su campaña política ante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebra el próximo día 7 de mayo, y coincidiendo con las virulentas manifestaciones que se realizaron este lunes en las calles de Francia con motivo del 1 de mayo.
La ultraderechista Marine Le Pen ha sorprendido este miércoles a su contrincante de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, Emmanuel Macron, al visitar en el norte de Francia a los manifestantes de una fábrica en crisis cuando él se encontraba reunido con los representantes de los sindicatos.
No es que hicieran falta muchas pruebas más. Pero por si alguien aún tenía dudas de en qué bando de la historia se mueve la izquierda reaccionaria que en España encabeza Podemos, Mélenchon se encargó de despejarlas todas de una patada cuando el domingo por la noche rechazó pedir el voto para el centrista Macron o a negárselo a Le Pen, que eran las dos únicas opciones adultas que le quedaban tras su derrota.
Con Macron y Le Pen pasando al ballottage, la política francesa sin duda cambia el casting, pero hasta la segunda vuelta y, luego hasta las legislativas, la incógnita sigue. Aun siendo Macron el candidato con más votos y posteriores apoyos, recientes sorpresas como la elección de Trump o el Brexit nos obligan a considerar que lo imprevisible a veces se convierte en hecho consumado.
Emmanuel Macron, del que todos -salvo los cuatro gatos alocados que, por ejemplo, predijeron el triunfo de Donald Trump- esperan ahora que se convierta tras la segunda vuelta en el presidente más joven de la historia de la república francesa, es esencialmente un desconocido sin ideología claramente definida. Pero tal y como está el patio, ante rivales éticamente descalificados como François Fillon o políticamente deletéreos -antieuropeos, antiliberales- como Marine Le Pen o Jean-Luc Mélenchon, la probable victoria de Macron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales es un bálsamo que este azacaneado mundo, que esta perturbada Europa, recibirán con alivio. El horno no está para muchos más bollos después de Trump, del Brexit, de Putin, de Kim, de Asad, del ISIS, de Maduro, del homicida Duterte…
Esta vez, los resultados se han parecido a los pronósticos. Y si lo mismo vuelve a suceder dentro de dos semanas, Emmanuel Macron se convertirá en el nuevo monarca republicano: un liberal progresista que ahuyentará el fantasma del populismo, confirmando tras lo sucedido en Holanda que la historia de su imparable ascenso no es la única que los medios de comunicación tienen a mano. De momento, el populismo parece situar su techo en torno al 20% de los votos, salvo allí donde las elecciones son presidenciales (USA, la venidera segunda ronda francesa) o se vota en referéndum (Brexit). No hay mejor prueba de las ventajas que presentan los sistemas parlamentarios, ni de la importancia decisiva de los diseños institucionales: la voluntad popular, mejor cuanto más mediada.
El político centrista socio liberal y representante del partido En Marche!, Emmanuele Macron, y la presidenta del ultraderechista Front National , Marine Le Pen, han resultado vencedores de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia, lo que les llevará a enfrentarse nuevamente en la urnas el próximo día 7 de mayo.
Hay dos temas de los que es muy difícil hablar desde la emoción y el optimismo. Uno por definición: la seguridad. Otro, por coyuntura: la Unión Europea. Ambos han sido obligados y predominantes en la campaña electoral de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. El marco en el que se iba a desarrollar la jugada era ideal para Marine Le Pen, candidata extremista del Frente Nacional, cuyo discurso antieuropeo y su insistencia en sacar tajada tras cada atentado islamista parecía conectar con una ciudadanía especialmente temerosa y reacia al cambio. El atentado contra una patrulla de policías apenas unos días antes en pleno corazón de París reforzaba esta impresión. En esencia, se daban todas las condiciones estructurales de Francia y coyunturales de Europa para que ganara un candidato conservador o reaccionario, Fillon o Le Pen.
La mayor parte de los colegios electorales abiertos este domingo en Francia para la primera vuelta de las presidenciales ha cerrado a las 19.00 horas, una hora antes de que cerraran los centros de voto de las grandes ciudades del país, que lo han hecho a las 20:00 horas. Puedes seguir todos los acontecimientos, claves y resultados de estos comicios en directo a través de Further LIVE. Los primeros resultados se empezarán a conocer a partir de las 20:00 horas, según el Ministerio de Interior francés.
Ha llegado el día. Una de las citas electorales más importantes a escala global en este 2017 se da hoy en Francia, donde los ciudadanos están llamados a votar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales más ajustadas que se recuerden en territorio galo. Puedes seguir todos los acontecimientos, claves y resultados de estos comicios en directo a través de Further LIVE. Los ojos del mundo están puestos en Francia, donde podría confirmarse la tendencia populista y xenófoba de recientes citas en las urnas -como la del Brexit o la de las elecciones presidenciales en Estados Unidos- o, por lo contrario, “dar carpetazo” a esta línea de la geopolítica mundial.
Sigue en directo la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia.
A menos de 24 horas de las elecciones presidenciales en Francia, aún son muchos los electores que están indecisos, y el atentado cometido en los Campos Elíseos de París no parece influir en su voto.
“Algunos de nosotros hemos sido citados por los candidatos a la presidencia francesa, en particular por Marine Le Pen y su equipo, para justificar un programa político sobre la cuestión de Europa”, ha explicado en una tribuna publicada por el diario Le Monde este grupo de economistas, entre los que se encuentran el estadounidense Robert Solow, premio Nobel en 1987, y el francés Jean Tirole, galardonado en 2014.
Los once candidatos que se disputan la carrera por ocupar el Elíseo han comenzado este lunes su campaña oficial. El 23 de abril están llamados a votar casi 45 millones de franceses y, desde hoy y hasta el 21 de este mes, cada candidato podrá difundir en los medios audiovisuales públicos un máximo de 43 minutos en anuncios de televisión para convencer a su electorado, manifiestamente dividido.
Una mujer tiene que ganar menos que un hombre por narices. Y lo dice Janusz Korwin-Mikke, eurodiputado. El abuelo Janusz tiene los ojos claros, mala leche y una pajarita. Lo de la pajarita lo digo a nivel ilustrativo, no venga luego Chencho Arias y se me mosquee.
Los jueces no están para frenar la voluntad del pueblo, decía hace unos días Marine Le Pen en un mitin en Nantes. La búsqueda «enemies of the people” en Google Imágenes lleva a la ya icónica portada del Daily Times, ésa en la que tres jueces eran acusados de traicionar al pueblo y a los 17,4 millones de votantes a favor del Brexit. Al otro lado del Atlántico, Trump libra una guerra contra la prensa, contra la unicidad de los hechos y, cómo no, contra los so-called jueces. Y aquí, el proceso catalán se ha convertido al fin en lo que ya era en potencia: una procesión. Los cofrades acompañan estos días a los condenados, a pesar de que en el fondo no hay distinción entre los unos y los otros, puesto que juzgar a Mas, a Homs o a Forcadell es juzgar la voluntad del pueblo (de Cataluña).
El día de la nominación de Donald Trump como candidato republicano a las presidenciales de Estados Unidos una parte de la derecha comenzó un desagradable striptease que, por supuesto, todavía no ha terminado. La siguiente impudicia es ir mostrando, poco a poco, su comprensión con el lepenismo. No mediante un sonoro aplauso, que eso rompería el sugerente clima que requiere el striptease, sino mediante algo más sutil, como la crítica a cualquier crítica que reciba Marine Le Pen.
La líder ultraderechista del Frente Nacional, Marine Le Pen, se encuentra en Líbano en la búsqueda de apoyos para su candidatura en la carrera hacia el Eliseo. El primero en recibirla ha sido el presidente Michel Aoun, que, tras su reunión de treinta minutos, se ha convertido en el primer jefe de Estado mundial en hacerlo. En el programa de Le Pen se incluye visitas a grandes mandatarios del país, como el primer ministro, Saad Hariri, el ministro de Exteriores, Gebran Bassil, el patriarca cristiano maronita Bechara al-Rai y al político cristiano Samir Geagea.
Uno de los puntos principales de la conversación entre Le Pen y Aoun ha sido la cuestión de los refugiados. Líbano es el país más afectado por el éxodo -hasta un millón de sirios han puesto rumbo al país vecino y ya representan más del 20% de la población- y Le Pen ha reiterado en numerosas ocasiones su rechazo a acoger musulmanes en Francia. Pero, más allá de lo simbólico del acto, más todavía después de que Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos, no accediera a recibir a la político francesa, se trata de una visita casi obligatoria de todos los candidatos con probabilidades reales de ganar las elecciones que se celebrarán en primavera. Debe tenerse en cuenta que Líbano fue un importante protectorado de Francia tras la I Guerra Mundial.
El mes pasado fue Emmanuel Macron, candidato de la plataforma En Marcha, quien viajó a Líbano. El candidato républicain, François Fillon, también programó en su agenda la visita al país. Sin embargo, el escándalo sobre las contrataciones a familiares terminó con el plan establecido y forzó a su equipo a centrar todos sus esfuerzos en apagar el incendio mediático.
Según el instituto demoscópico Opinionway, Marine Le Pen toma ventaja en las presidenciales. Tanto es así que el Frente Nacional sería el partido ganador con un 27% de los votos. Por su parte, Macron obtendría un 20 %, el mismo porcentaje que el ex primer ministro, François Fillon. Más rezagados quedarían Benoît Hamon, con un 16 %, y el líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon, con un 12 %.
Dice Ferran Caballero aquí mismo: “Cuando el público de Le Pen grita ‘Estamos en casa’, le está regalando al Frente Nacional y a su líder y candidata algo que sus rivales harían muy bien en tratar de disputarle. Algo que es fundamental en democracia y que por eso no le pertenece y mucho menos en exclusiva. Le está regalando la promesa de un hogar donde el hombre y su trabajo tendrán sentido”.
“Yo no quería hacer propaganda de Hitler, y si cuento esto sé que se la voy a hacer. Pero como quiero cumplir mis deberes de informador imparcial, no tengo más remedio que contarlo”. Así empezaba Chaves Nogales su crónica titulada “¿Por qué son nazis las mujeres?”. “Uno de los más fuertes apoyos de Hitler son las mujeres, a las que precisamente Hitler ha metido en la cocina de un manotazo. «Se acabaron los derechos políticos de las mujeres -dijo el Führer-; no tienen nada que hacer en política; el nacionalsocialismo donde necesita a las mujeres es en el fogón o criando a los hijos». Y apenas había dicho esto, las mujeres, en las primeras elecciones que hubo, se fueron como corderitas a votar a Hitler. Ellas han sido las que le han dado su gran triunfo electoral”. Y tras preguntarse el porqué de tan sumisa actitud, sigue explicando: “Es, sencillamente, que Hitler, al mandarlas al fogón, les ofrece eso, el fogón; nada menos que el fogón. Quizá a muchas de mis lectoras se les habrá olvidado la importancia que esto tiene. Pero piensen que todas las andanzas sociales y políticas de la mujer alemana tienen esta única y exclusiva causa: que no había fogones, que no había hogares, que no había casas, que no había hombres”.
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