«Esta violencia no parte de la superioridad física de los hombres ni de sus circunstancias personales o de causas propias de cada caso. Lejos de ello, nace del poder que otorga el machismo a los hombres sobre las mujeres»
«Y hay que reconocer que las cumplirá y que las habrá a montones que, ¡mañana mismo!, vuelvan a casa solas y borrachas. Esta es la triste promesa de quien hace nada las quería libres y seguras y que ahora no sabe qué más les puede ofrecer»
«Nos llamarán histéricas cuando reclamemos igualdad, embusteras cuando denunciemos agresiones, golfas cuando estas se prueben»
«Que una obra escrita hace dos siglos ofrezca pasajes y episodios que narren posibles situaciones machistas no es una sorpresa»
La cosa es que Shackel detectó que mucha gente hoy defiende sus ideas (a menudo, inconsistentes ideas) justo del mismo modo que nuestros antepasados defendían sus motas castrales. Es un procedimiento que gusta en especial a los posmodernos, a ciertas feministas y a algunos teóricos “de género”.
Uno de los factores que mejor explicaron las elecciones de 2015 y 2016 fue la edad del votante. Para entender los profundos cambios que se han producido en el sistema electoral español es necesario conocer el resultado de aquellos comicios desde la perspectiva generacional.
Ndongo ha lanzado dos redes en el desierto de Aral, que es el plató de Espejo Público, de las que sólo recoge unos granos de sal.
En el norte de Tanzania, en la llanura del Serengueti, hay un lugar llamado Garganta de Onduvai que es un exuberante festín para los cazadores de fósiles. Siete capas de sedimentos lo convierten en el yacimiento prehistórico más importante del mundo, y en el escenario probable de la primera página de nuestra historia, cuando aprendimos a ser humanos.
Mi madre tiene 82 años y está cansada del machismo. Doblemente cansada, porque a su cansancio físico, se añaden esas cositas que con menos dolor de espalda, brazos y pies, se soportan sin improperios. Y es que son 82 años de toquecitos paternalistas de la vida, como ese señor que le trataba de explicar -equivocándose- cómo tenía que hacer para pagar en el parquímetro, o ese otro que trataba de ligar con ella, poniéndose pesadísimo, en la cola del cine.