
Pipes of Peace
Ese 24 de Diciembre de 1914 transcurrió con insólita calma
Ese 24 de Diciembre de 1914 transcurrió con insólita calma
Todas las Navidades los españoles a la misma hora somos testigos directos o indirectos del soberano peñazo de discurso de nuestro Soberano.
Finalmente se acabó el período de la “comelona”, como le llamo yo a la semanita criminal de Navidad.
El espíritu navideño siempre me ha parecido un gran misterio: un infinito contenedor de percepciones y sentimientos que cada año nos aventuramos a abrir para experimentar nuevas o repetidas sensaciones.
Sería cosa mía, pero me pareció que este año había algo más de interés general por escuchar lo que tenía que decir el rey de un país roto, empobrecido, desanimado y expoliado.
El primer trago de estas fiestas ineludibles ya quedó atrás.
En esta época se hace complicado mantener la paz, tratarse con amor y crear armonía. Solo los niños conviven aparentemente sin conflicto con la parafernalia navideña
Beatriz Talegón habla de la avaricia que mueve el mundo. Hace bien al incluir un pecado en su argumento porque si no hablamos de teología poco podremos hablar de política.
De ahí la alegría con la que deberíamos recibir estos días, de ahí la necesidad de desterrar ese “a mi no me gusta la Navidad” que con tanta frecuencia escuchamos.
Si es usted ateo, eso es todo. No siga leyendo. No celebre la Navidad, el Misterio por excelencia.
La Navidad dura el tiempo que quieras que dure, porque es un sentimiento más que una fecha. Es una forma de ser, más que una celebración especial en un día marcado en el calendario
Mark Twain decía que un hombre no debe jugar nunca en dos circunstancias: cuando tiene dinero y cuando no lo tiene. Pero Twain no era español. Nos une más San Ildefonso que la Constitución