
El retrato del asesino más buscado de España en la última novela de Santiago Díaz
Santiago Díaz explora los límites de la justicia y la figura de Antonio Anglés en su última novela ‘Las otras niñas’
Santiago Díaz explora los límites de la justicia y la figura de Antonio Anglés en su última novela ‘Las otras niñas’
Laura Lippman nos cuenta la historia de Polly y Adam, dos amantes envueltos en un apasionado pero implacable juego del gato y el ratón: secretos oscuros, deseos prohibidos, traiciones inevitables y asesinatos a sangre fría se dan cita en esta historia que sabe a clásico desde la primera página
‘El Oscuro Adiós de Teresa Lanza’, nueva novela de Toni Hill, nos plantea un misterio en una urbanización de lujo situada en las afueras de Barcelona
«¿Qué estarías dispuesto a hacer por un hijo encarcelado injustamente?». Esta es la pregunta que nos plantea Santiago Díaz con El buen padre, una novela negra tremendamente adictiva
En ‘La Nena’, la inspectora Elena Blanco indaga en la desaparición de su compañera la subinspectora Chesca Olmo, tras una noche de fiesta con un desconocido
El padre del comisario Montalbano murió a los 93 años de un ataque al corazón y tras una semana en cuidados intensivos
Identificación, emociones fuertes, fascinación por la psique de los asesinos… hay muchas razones por las que el ‘true crime’ ha llegado para quedarse.
Un crimen imposible, un misterio vigente que ha atraído a los escritores de novela negra de todas las épocas, ¿quién asesinó a Julia Wallace?
Comenzaron a llamarlo novela negra porque los libros siempre venían en tapas negras. La historia se remonta a la revista Black Mask y, por supuesto, la colección especializada de Gallimard. Pero fue Raymond Chandler, maestro de maestros, quien terminó de acuñarle el apodo en un ensayo. Si los editores compraron el concepto fue porque sus personajes son los más oscuros. En la frontera entre el bien y el mal navega la novela negra. Ilaria Tuti es la última noticia feliz para el género con su primera novela –Flores sobre el infierno (Alfaguara)–, que ya tiene una adaptación cinematográfica en camino. Una historia que ocurre entre las montañas alpinas de Italia y cuenta con los atributos esenciales del género –todo parte del hallazgo de un cuerpo con el rostro devastado, las cuencas de los ojos vacías– y una sorpresa de peso: entre sus páginas hay musicalidad y palabras escogidas con mimo, hay un cuidado de la prosa más allá de la narración efectiva de los hechos.
Reynaldo Sietecase (Rosario, 1961) nos escribe con la determinación de un pistolero, consciente de que nos va a alcanzar con todo lo que tiene. Nos escribe de la soledad, del suicidio, de la fe, de las malas calles en una novela –No pidas nada (Alfaguara)– que es su tercera incursión en el género negro y que sirve igualmente como guía turística no autorizada –ni recomendable– de Río de Janeiro y Buenos Aires.
Con ‘Moscas’, la primera novela de Agustín Pery, editada por Pepitas de calabaza, el autor quiere hacernos sentir que estamos “en un combate de boxeo”.
Hablo por supuesto de la llamada a la delación del disidente y a la actuación de una policía política que el presidente de la Generalitat Quim Torra estampaba en panfleto hace escasas semanas mientras se paseaba en calzón corto por fiestas mayores y demás manifestaciones del acervo popular autóctono.
Alonso Cueto presenta La segunda amante del rey, una novela en la que, a pesar de la apariencia, no puede definirse como un punto y aparte en la trayectoria de Cueto, puesto que el autor prosigue con su atenta y crítica indagación en la sociedad peruana.
La escritora francesa Frederique Audoin-Rouzeu, que con el seudónimo Fred Vargas ha alcanzado el éxito editorial a través de la novela negra, ha obtenido en Oviedo el Premio Princesa de Asturias de las Letras.
El escritor norteamericano recaló en Barcelona para presentar el exitoso thriller ‘La mujer en la ventana’ (Grijalbo, 2018), que será llevado al cine en otoño del próximo año. Y no se nos ocurrió otra cosa que subirlo a una azotea para que, como la protagonista de la novela, espiase a sus vecinos. Con prismáticos y dejando K.O. a quien escribe, así es el hombre que por alguna razón asumió el seudónimo de A.J. Finn.
Celebremos nuestra propia resurrección con unas pequeñas vacaciones que hacen que olvidemos un rato que cada uno de nosotros cargamos una cruz, ponemos la otra mejilla y nos sacrificamos para obtener un dinero que, como Dios, está por todas partes aunque no podamos verlo.
De Chandler a Hammett, pasando por Leigh Brackett y Fredric Brown, conocemos de la mano de grandes lectores de pulp fiction algunos de los autores imprescindibles del género negro cuyas obras fueron escritas para pagar las facturas y acabaron rompiendo moldes.
Nueva York, 1965. Una atractiva y joven madre separada es acusada de haber asesinado a sus dos hijos pequeños sin más pruebas que beber en exceso, traer a hombres a su piso, maquillarse y no ser lo que suele decirse ‘una madre modélica’. Su nombre era Alice Crimmins y su historia, como la de Lee Harvey Oswald, el presunto asesino de Kennedy, es el mejor ejemplo de cómo construimos a un culpable. Más de medio siglo después, la escritora británica Emma Flint se inspiró en su caso para escribir ‘Muertes pequeñas’ (ed. Malpaso).
En su autobiografía, Christie escribe sobre el dilema que se le presentó a la hora de crear al detective que iba a resolver las historias que tenía pensado escribir. “Entonces me acordé de nuestros refugiados belgas. Teníamos una importante colonia de refugiados belgas viviendo en Torquay”, explica. “¿Por qué no hacer que mi detective sea belga?, pensé. Había todo tipo de refugiados. ¿Por qué no un oficial de policía refugiado?, me pregunté. Un policía retirado. No demasiado joven”.