Terminamos por comprender que en unos años viviríamos en un mundo con fronteras más difusas y un flujo de información en todas direcciones que sería extraordinario para nuestra evolución. Y algo de razón hay ahí algo.
Hay que ver la subasta de los Hospices de Beaune, la gran ceremonia anual de los vinos de Borgoña, en un marco histórico que nos recuerda un milenio de viticultura y de artesanía bodeguera.
Para llegar a la convicción de que este mundo está loco, no hace falta husmear mucho en las noticias que nos llegan de todas las partes del mundo. Aunque nosotros, los españoles, en eso de las rarezas no quedamos lejos.