A leer en la rentrée II
Compartimos con vosotros los libros que nuestros redactores y colaboradores han leído este verano y los que leerán durante el otoño.
«El final del verano, llegó y tu partirás…»
La frase «este verano España alcanzó las temperaturas más altas de su historia» es algo que de un tiempo para acá ya estamos acostumbrados a escuchar cada año, así que se hace difícil distinguir un verano de otro por su sensación térmica, en cambio, los libros que nos acompañaron durante esas largas jornadas de sol sí que son capaces de hacer un verano inconfundible e inolvidable.
Compartimos con vosotros los libros que nuestros redactores y colaboradores han leído este verano y los que leerán durante el otoño -se incluyen algunos lanzamientos muy guapos- esperando que os ayuden a lidiar con la nostalgia del dolce far niente y a hacer más grata esta rentrée. ¡Disfrutad!
Las correcciones, de Jonathan Franzen
Pasar de atender a lo urgente para prestar atención a lo verdaderamente importante; el verano tiene ese extraño poder, permitiéndonos saldar cuentas pendientes que quedaron relegadas a un segundo plano durante el ajetreo y la prisa del resto del año. Inconscientemente, sentía que el voluminoso libro de Franzen exigía una convivencia pausada, una inmersión que no se viera interrumpida por otras voces o historias, y no me equivoqué: Las correcciones merece noches de verano. Es, con todas las letras, un libro imprescindible, y no pone haber sido finalista del Pulizter o portada de la revista Time (que lo fue), sino porque entre sus páginas se cuela lo más esencial de la condición humana: las relaciones familiares, el paso del tiempo, lo contradictorio de los sentimientos, lo impulsivo de las reacciones, las decisiones y los momentos agridulces de toda mente viviente. Los componentes de la familia Lambert, protagonista del tejido que erige el relato, consigue representar en su mosaico de existencias lo excepcional y común de toda una vida, e incluso puede, que de todas las vidas.
-Clara Paolini | @clara_paolini
El imperio eres tú, de Javier Moro
Guía para viajeros inocentes, de Mark Twain
NW, de Zadie Smith
El príncipe destronado, de Miguel Delibes
Lamentaciones de un prepucio, de Shalom Auslander
El humor negro es un buen placebo para la vuelta de vacaciones. Lamentaciones de un prepucio tiene dosis de sobra de sarcasmo, ironía, mordacidad e irreverencia. El autor Shalom Auslander narra su relación con Dios al tener que criarse en el seno de una familia judía ultra-ortodoxa, de Nueva York. Su primera experiencia con la comida kosher, sus primeras masturbaciones con la losa moral que ello implica en su religión y las perturbaciones que le provoca la arbitrariedad de un Dios que decide cuando vamos a nacer y cuando vamos a morir. Auslander fue criado en la creencia de un dios personal que creó el mundo y a los hombres en seis días, que mató a la Humanidad -menos a una familia- y a todo ser vivo en un diluvio porque se arrepintió de su creación. Se trata de un Dios aún más terrible y menos misericordioso que aquel al que rezan la mayoría de los judíos. Las vivencias personales que narra muestran una constante lucha entre sus tentaciones y su intento por redimirse, ya que si no obedece Dios le matará. Un libro para reflexionar sobre las religiones.
-Raquel Céspedes | @Raquel_Cespedes
Asamblea ordinaria, de Julio Fajardo
Asamblea ordinaria de Julio Fajardo (Libros del Asteroide, lanzamiento próximo). Sabía Arthur Koestler que sus novelas no podían ser excelentes. Al fin siempre las había escrito sometiendo el desarrollo del relato a la tesis que pretendía defender con aquel texto. Esta sea, tal vez, la principal contradicción del arte comprometido. Cuando el compromiso, como un virus, contagia la obra, el arte salta por la ventana: la verdad como la vida, plurales y complejas, no toleran plantillas unívocas ni simplificadas. Pero eso no significa que compromiso –digámoslo a las claras, política- y literatura –precisemos, buena literatura- no puedan ir de la mano. La clave es la capacidad del escritor para diluir lo ideológico en su discurso y se convierta así en ingrediente básico de la verdad de la vida que está contando. Con una prosa que es una filigrana de claridad Julio Fajardo lo ha conseguido en Asamblea ordinaria. Probablemente ésta sea nuestra novela que mejor ha mostrado la capacidad de corrosión humana de una crisis económica que, como sufren sus tres protagonistas, ha borrado tantos horizontes de expectativas.
– Jordi Amat | @jordiamat22
La conjura contra América, de Philip Roth
En La conjura contra América, Philip Roth presentaba una realidad alternativa y contrafáctica, protagonizada por su propia familia y narrada por él mismo. Era 1940 y Charles Lindbergh, el aviador rubio y carismático, el primero en cruzar el Atlántico sin escalas, acababa de derrotar a Franklin D. Roosevelt en las elecciones presidenciales.
Con Lindbergh en la Casa Blanca, Roth describe una América muy distinta de la que fue. Sus inclinaciones filonazis, su doctrina aislacionista y su obsesión antisemita cambiarán para siempre la historia universal y también la historia personal del niño judío Roth.
La conjura contra América tiene la capacidad de ser asfixiante y aterrador porque, aunque nunca sucedió, el relato destila verosimilitud. Cuando quedan pocos meses para que Estados Unidos celebre elecciones, y con un candidato filorruoso, aislacionista y xenófobo en la carrera presidencial, es un buen momento para leer a Roth. Ojalá podamos escribir, también como contrafáctico, la historia alternativa de un Trump vencedor.
– Aurora Nacarino-Brabo | @auroranacarino
El gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa
Son tantos los textos que hoy compiten por nuestra atención, que procuro seguir una triple pauta para regular la economía de mis lecturas: 1) No leer novelas; 2) si ha de leerse novela, que no sea contemporánea y, menos aún, una novedad; 3) si ha de ser novela y contemporánea, que venga encarecida por alguien cuyo criterio se cree igual o superior al propio. Haciendo uso de la regla número 2) me permito recomendar, para esta rentrée, la lectura o relectura de El Gatopardo. Un clásico publicado póstumamente en 1958 que debemos a un singular personaje, el Príncipe de Lampedusa, quien tuvo a bien no legarnos más que una sola novela: para qué más, si tras ser rumiada durante veinte años, el resultado es una obra maestra que habla de todo lo que importa en esta vida. Una novela, además, antinacionalista y antipopulista, que se chotea de todos los énfasis nacionales y afectaciones ideológicas que hoy, de nuevo, embargan el corazón de los europeos.
– Juan Claudio de Ramón | @juancladeramon
La séptima función del lenguaje, de Laurent Binet
Lo primero que me llamó la atención de HHhH –que novelaba la Operación Antropoide con la que la resistencia checa acabó con Heydrich en 1942–, fue la descripción del autor: “Laurent Binet nació en París en 1972. Hizo el servicio militar en Eslovaquia y ha vivido en Praga”. Un hijo de mayo del 68 haciendo la mili en un país poscomunista que se dividió en dos. Solo a un personaje así se le ocurre el argumento de la novela que Seix Barral publicará en octubre: a principios de los 80, Roland Barthes muere atropellado tras almorzar con el presidente Mitterrand. El inspector Bayard, hombre conservador e incluso reaccionario, está a cargo de la investigación, con ayuda del asistente Simon Herzog, su némesis izquierdista. ¿Qué poseía Barthes tan preciado a ambos lados del Telón de Acero? Algo relacionado con una función desconocida del lenguaje. Un policial con sabor a parodia de la intelectualidad francesa del momento, de la guerra fría y sus experimentos neurocientíficos. Y del propio género.
– Antonio García Maldonado | @maldonadoAG
Diccionario político y social del siglo XIX español, de Javier Fernández Sebastián y Juan Francisco Fuentes
Reconozco que fui muy feliz cuando di, al fin, con el manual que precisamos quienes no hemos dedicado al estudio de la Historia de España el tiempo que ésta requiere. Después de Diccionario político y social del siglo XIX español, coordinado por Javier Fernández Sebastián y Juan Francisco Fuentes, uno tiene la sensación de que recupera lecturas de articulistas y ensayistas españoles del siglo XX (Un siglo en 100 artículos de Justino Sinova, por ejemplo) y es capaz de hacerlo desde la conciencia histórica de la que hablaba María Zambrano en la coyuntura de los años 30, cuando se negaba a considerar la Historia el mero transcurrir de hechos constatados.
Los autores consiguen una obra de referencia cumbre que, más allá de la visión global que ofrece de aquellos cien años cruciales para España, no peca de austera y aborda el siempre problemático asunto de la nominación de las ideas. Ordenados alfabéticamente, desde “Absolutismo” hasta “Vascongadas”, aparecen hasta ciento cuatro conceptos que trata de explicar una veintena de historiadores especializados. Con la vocación, a menudo, de separar el nombre de la cosa, o de lo que se tiene por cosa, los coordinadores de la edición logran un resultado de un centenar de pequeños ensayos cuya brillantez en forma y estilo no minan la condición didáctica de cada uno de los capítulos.
¿Cuándo se habló por primera vez de liberalismo en España? ¿Y qué era un liberal entonces? ¿Y un absolutista? ¿Tenía entonces las connotaciones del siglo XX? ¿Y cuán lejos está esa definición de la que hoy conocemos? Sólo una exhaustiva documentación por parte de los colaboradores y el sumo cuidado en la elaboración de un texto preciso y riguroso permiten contestar esas preguntas prácticamente sin fisuras. Un diccionario más que se vuelve imprescindible para no perder el norte cuando se quiere hablar de los asuntos públicos de la vida española con cierta propiedad y rigor. Tanta gente debió considerarlo así que en 2008 apareció -con un aumento considerable en su extensión- el Diccionario político y social del siglo XIX español, que debe servirnos, no ya para leer, sino para vivir desde la conciencia histórica.
– Andrea Mármol | @andreamarmol_