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Así es ser minimalista y vivir solo con lo esencial

Acumular posesiones que realmente no necesitamos es algo que forma parte de la sociedad en la que vivimos. Ropa que solo nos ponemos un par de veces, artículos de decoración que nunca llegamos a poner en casa o libros que nunca leemos son solo algunos ejemplos de todo aquello que adquirimos por mero capricho, que acaba en nuestras casas sin otra función que la de ocupar espacio y acumular polvo.

Así es ser minimalista y vivir solo con lo esencial

Reuters

Acumular posesiones que realmente no necesitamos es algo que forma parte de la sociedad en la que vivimos. Ropa que solo nos ponemos un par de veces, artículos de decoración que nunca llegamos a poner en casa o libros que nunca leemos son solo algunos ejemplos de todo aquello que adquirimos por mero capricho, que acaba en nuestras casas sin otra función que la de ocupar espacio y acumular polvo.

Los minimalistas tratan de alejarse de este estilo de vida, desprendiéndose de una gran parte de sus propiedades y viviendo tan solo con lo que verdaderamente necesitan, lo mínimo e imprescindible.

Algunos de ellos han decidido compartir su experiencia a través de sus blogs, donde explican por qué han decidido vivir tan solo con lo que es esencial en su vida y cómo afecta esta decisión a su vida diaria.

Pero el minimalismo no se aplica solo a las posesiones materiales, sino que afecta también a otros aspectos como las relaciones personales o el uso de redes sociales y medios de comunicación.

¿Qué es exactamente el minimalismo?

“Aunque después cada uno lo interpreta a su manera, la base del minimalismo es identificar qué es lo esencial en tu vida y eliminar o reducir aquello que no es”, nos explica Bosco Soler, autor del blog Filosofía Nómada, que aplica esta filosofía en su vida desde hace varios años.

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Bosco hizo un viaje de nueve meses con las cosas que le cabían en una mochila. | Foto: Bosco Soler

Aunque cada uno lo interpreta a su manera, en lo que sí coinciden quienes lo practican es en que es una filosofía de vida, y no un comportamiento que se lleva a cabo para conseguir un objetivo final.

“Esta manera de concebir la existencia se plantea como respuesta o alternativa al estilo de vida consumista predominante en la sociedad occidental, en la que se identifica la felicidad con la posesión de objetos”, explica Luis José Sánchez, que también comparte su experiencia como minimalista a través de su blog Mínimo.

Sin embargo, aunque el minimalismo es una manera de vivir, también puede ser muy útil como herramienta para adquirir ciertas habilidades o conseguir objetivos a corto plazo, pues deshacerse de posesiones materiales tiene efectos inmediatos en acciones cotidianas como ordenar, limpiar o incluso al hacer viajes.

¿A qué se aplica?

Esta filosofía de vida se suele asociar con lo material, con las cosas que acumulamos a lo largo del tiempo y que no utilizamos o no necesitamos. Sin embargo, no solo se aplica a las posesiones, sino que también es una forma de gestionar las relaciones sociales o la cantidad de información que recibimos a diario.

“En primer lugar, un minimalista tiene menos posesiones que alguien que no lo sea y, en segundo lugar, tiene menos cosas en la cabeza porque se enfoca en lo importante y evita la ‘infoxicación’ o exceso de información que nos llega por todas partes”, explica Luis José.

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El armario de un minimalista puede estar formado por tan solo las prendas indispensables. | Foto: Thomas Peter/ Reuters

Un ejemplo de esta gestión de la información es el hecho de que los minimalistas se suelen deshacer de la televisión. “Consumir información solo porque está ahí no añade ningún valor”, nos explica Valentina Thörner, considerada una experta en minimalismo y hábitos de vida saludables. “Nosotros por ejemplo no tenemos televisión, pero sí tenemos un proyector para ver películas seleccionadas”, añade.

Con las personas es más complicado aplicar esta forma de vida, “porque hay gente que no puedes eliminar de tu vida”, explica Valentina. Sin embargo, sí que se pueden poner ciertas normas para no perder tiempo con gente que no aporta nada a nuestra vida, cómo no hablar con ellos de ciertos temas.

Esto se aplica también a las redes sociales. “Las redes sociales son herramientas, son útiles o inútiles dependiendo de la persona que las utilice”, opina Valentina, que explica que un minimalista, por ejemplo, reduce su lista de amigos en redes como Facebook a aquellos con los que mantiene conversaciones de forma habitual.

¿Qué aporta?

La primera aportación y la más obvia es el ahorro de espacio. Tener menos cosas hace que optimizar el espacio sea mucho más fácil. “Abre espacio y energía”, dice Valentina. “Si todo lo que te rodea lo utilizas o está ahí porque lo quieres ahí, al tener las cosas presentes, les sacas mucho más provecho”, explica.

Esto lleva también a un ahorro económico, así como de tiempo, pues “dejas de perderlo y de gastar dinero en cosas menos importantes, ya que el dinero es tiempo trabajado”. Ser minimalista “implica tener menos gasto tanto en tiempo como en dinero porque las cosas necesitan de cuando en cuando nuestra atención para limpiarlas, ordenarlas y mantenerlas en buen estado de uso”, explica Luis José.

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Luis José hizo el Camino de Santiago con lo que le cabía en los bolsillos y una riñonera. | Foto: Luis José Sánchez

Algo quizás menos obvio que aporta esta filosofía de vida, pero también muy importante, es la “paz mental, menos preocupaciones, menos decisiones”, opina Bosco, que explica que el minimalismo también significa libertad. “Cuanto menos posees, menos cosas te anclan a un lugar y, por tanto, más sencillo es cambiar de entorno si surge la oportunidad”.

Consejos para iniciarse en el minimalismo

Ser minimalista implica vivir con las cosas que realmente son necesarias y deshacerse de aquellas que no necesitamos o usamos. Sin embargo, cada persona es un mundo y, por tanto, cada uno lo aplica de maneras y niveles diferentes.

Para aquellos que quieran iniciarse en el minimalismo, los bloggers recomiendan algunos retos, como el proyecto 333 o el reto 30-30.

El proyecto 333 consiste en vivir durante tres meses con tan solo 33 prendas de ropa. “Este tiene la gran ventaja de que es asumible y no es demasiado restrictivo”, explica Valentina, su creadora. “Además, no tienes por qué decirle a nadie que lo estás haciendo, porque no se nota”, añade.

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El proyecto 333 es asequible por su corta duración. | Foto: Valentina Thörner

El reto 30-30 consiste en desprenderse de algo material cada día durante 30 días. Otro, más restrictivo, consiste en pasar un mes con tan solo seis prendas.

Pero realmente, el minimalismo es algo tan personal que cada uno puede plantearse sus propios retos. “Uno mismo le puede echar imaginación y plantearse su propio reto o experimento minimalista. Por ejemplo, en su día me planteé el reto de hacer el Camino de Santiago sin mochila, llevando lo imprescindible en los bolsillos y en una pequeña riñonera”, explica Luis José.

La gente suele empezar con las posesiones materiales, para seguir después con el resto. “Yo recomiendo empezar por la ropa (…). Si una prenda no te favorece, no te la quedes”, dice Valentina.

Pero, sea como sea el inicio en el minimalismo, lo importante es decidir cuáles son las cosas que verdaderamente aportan algo a nuestra vida. “Mi consejo es que dediques un tiempo a conocerte para identificar cuáles son sus prioridades y qué cosas ayudan a lograr sus objetivos”, recomienda Bosco.

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