Trashumancia: la importante labor del mastín español
¿Qué sabes de la trashumancia y del mastín español y su importante trabajo en la montaña? Te lo contamos a continuación en este artículo
Con más de ocho siglos de historia, la trashumancia es, desde el pasado 11 de abril, una manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de España. En el Boletín Oficial del Estado (BOE) se establece que: “Además de haber contribuido a conformar la identidad cultural de muchos territorios de España, la actividad trashumante ha originado un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, en la gastronomía y en toda la arquitectura relacionada con esta actividad”. Sin embargo, a pesar de su historia, es un término desconocido para muchos. Se denomina trashumancia al desplazamiento anual de los rebaños desde las dehesas de invierno a las de verano y viceversa.
Con el objetivo de analizar esta tradición y poner en valor el trabajo del mastín español, una raza autóctona que sigue siendo esencial para cuidar el ganado y defenderlo de los depredadores, Tiendanimal, a través de su proyecto educativo Tiendanimal Educa, ha organizado una expedición por las zonas de España en las que la trashumancia se mantiene más activa y el perro sigue siendo indispensable para desempeñar el trabajo del pastor. Manuel Calvo, líder de la expedición, asegura: “El mastín y la trashumancia siguen siendo el gran valedor de la biodiversidad de la fauna autóctona española, además de ser enormemente beneficiosos para la conservación de los ecosistemas evitando incendios gracias a los rebaños, aclarando el monte o repartiendo semillas de las plantas”.
El mastín español
Se trata de la raza española más grande, con alzadas que superan los 70 cm. Su cabeza grande, pero proporcionada, y su papada son dos de sus principales características. Tiene una esperanza de vida de aproximadamente 10 años y es, en términos generales, un perro cariñoso, manso y muy noble que, además, tiene la capacidad de resistir caminatas de hasta treinta kilómetros durante varios días. La Asociación de Pastores Españoles tiene constancia de que esta raza ha sido protectora eficaz de los lobos, como mínimo, desde el siglo XV.
Según los expertos, al ahuyentar al lobo ibérico de los rebaños, el mastín evita en buena medida que los lugareños organicen batidas contra ellos con el argumento de evitar perder más vidas entre sus manadas. Y es que la realidad es que tener a las reses desprotegidas es todo un riesgo. El lobo busca presas y si no encuentra en la fauna salvaje, ataca al ganado desprotegido. Para este trabajo no valen perros con menor corpulencia ya que pueden incluso llegar a convertirse en víctimas. Pero la protección del mastín va más allá. “Los lobos y sus mestizos con perro, algunos de más de 70 kilos, llegan a atacar a los humanos que se atreven a andar solos por la comarca”, comenta Jorge Escudero, naturalista que con su trabajo lucha por la conservación de lobos y mastines y que tiene a su cuidado a los descendientes de los lobos de Félix Rodríguez de la Fuente.
La trashumancia y el medio ambiente
Este tipo de pastoreo proporciona numerosos beneficios. Por ejemplo, aumenta la fertilidad de los suelos al incorporar estiércol y restos vegetales a su paso. De hecho, algunos de los bosques más importantes del país como los pinares de Guadarrama o la Serranía de Cuenca, se han desarrollado y conservado gracias a esta práctica. También juega un papel importante en la prevención de incendios forestales, limitando el crecimiento excesivo de la vegetación y evita la contaminación biológica puntual ya que los animales no están hacinados. En resumen, es la clave para sostener la biodiversidad del modo más ecológico y menos contaminante y perjudicial posible.
“Este mundo está condenado a desaparecer. Y esto irá en perjuicio de la naturaleza, porque se romperá el eslabón del delicado equilibrio de la montaña”, comenta José Álvarez Pozal, pastor y referente de los mayorales en España. De ahí la importancia de proteger y transmitir esta tradición de una generación a otra. Y, por supuesto, de darle al mastín español el reconocimiento que merece. En palabras de Calvo: “El perro, además de un animal de compañía, es todo un mito que sigue hoy vivo”.
