Más allá de Fariña: otros grandes reportajes publicados por Libros del K.O.

La frase, pronunciada en un aula de la Universidad de Nueva York hace dos primaveras, sorprendió al respetable. Jon Lee Anderson, uno de los reporteros más afamados de la revista The New Yorker, acababa de decir que algunos de los corresponsales españoles que se había cruzado a lo largo de su vida le parecían de lo más granado del oficio. La sorpresa del público no nacía del desacuerdo sino del desconocimiento. Ninguno de los asistentes habría podido citar un solo periodista español.

La anécdota sucedió durante un seminario en el que se estudiaba la labor del corresponsal extranjero en Centroamérica. Después de discutir los trabajos de Alma Guillermoprieto, Mark Danner y Francisco Goldman, viejos conocidos de los lectores de la New Yorker, Harper’s y The New York Review of Books, Jon Lee Anderson destacó el trabajo de alguien mucho más joven: Alberto Arce, natural de Gijón y el único corresponsal extranjero en Honduras entre los años 2012 y 2014. Aunque Arce cubrió la actualidad del país con más asesinatos del mundo para Associated Press, su trabajo no tardaría mucho en llegar a los lectores españoles.

Que las crónicas hondureñas del reportero asturiano terminasen publicadas en España por Libros del K.O. no sorprendió a quienes seguían las andanzas de la editorial desde sus comienzos, allá por el 2011. A fin de cuentas, el periodista asturiano reunía los requisitos de los editores: había realizado un trabajo periodístico de alta calidad que no encontraba cabida en la prensa patria.

La publicación de Novato en Nota Roja precedió por muy pocos meses al que pronto se convertiría en el buque insignia de la editorial: Fariña, un reportaje de 350 páginas sobre el narcotráfico en Galicia firmado por el periodista coruñés Nacho Carretero. El libro fue un éxito de ventas (siete ediciones sólo en el primer año) y en febrero del 2016 los responsables de Bambú Producciones decidieron adquirir los derechos para convertirlo en serie de televisión. Ese mismo mes la revista Jot Down publicó una entrevista con Emilio Sánchez Mediavilla y Alberto Almayer, dos de los fundadores de Libros del K.O., en la que explicaban cómo el trabajo de Nacho Carretero había insuflado una buena dosis de oxígeno a la editorial. “La cocaína salvó a Libros del K.O.”, fue el titular de la entrevista.

Dos años y más de 30.000 ejemplares vendidos después llegó el golpe. Fue el pasado mes de febrero. Una jueza acordó el secuestro cautelar de Fariña. ¿El motivo? La demanda interpuesta por Alfredo Bea Gondar, exalcalde de O Grove, una localidad de Pontevedra, contra la editorial y el periodista por, supuestamente, vulnerar su derecho al honor. Los expertos creen que la demanda no tiene mucho recorrido, entre otras cosas porque Nacho Carretero no dice nada que no aparezca en sentencias de la Audiencia Nacional. Tampoco parece que vaya a remar a favor del exalcalde, que fue condenado por blanqueo de dinero asociado al tráfico de drogas en el año 2007, una entrevista concedida a El Mundo en la que decía que “si yo no fuera creyente y tuviera un revólver buscaba al tipo y le pegaba un tiro en la cabeza”. Se refería al periodista gallego. El juicio para decidir el futuro de Fariña está previsto que se celebre el próximo 21 de junio.

En los días que siguieron a la noticia del secuestro miles de personas se apresuraron a comprar el libro antes de que éste desapareciese de las librerías. Esto hizo que mucha gente felicitase a Libros del K.O.; se decía que la jugada de Bea Gondar había sido redonda para la editorial, que se estaba hinchando a vender más que nunca. Una versión de la realidad desmentida días después en una entrevista concedida a Público. En ella los editores explicaban que Fariña ya se vendía estupendamente antes de todo el berenjenal, por lo que la publicidad de Bea Gondar no era ni necesaria ni bienvenida, y vaticinaban, además, que el secuestro de su bestseller durante por lo menos cuatro meses no iba a pintar nada bien en la hoja de Excel.

Su preocupación es lógica. Si hasta ahora Fariña era el bestseller de la editorial y una fuente estable de ingresos, ¿qué pasará durante el tiempo que el libro esté fuera del mercado? ¿Cómo llenar ese vacío? ¿Se fijarán los lectores en el resto del catálogo? Porque, a la espera de que Fariña regrese a las librerías, catálogo tienen de sobra.

El Monstruo, de Pablo Pardo

Cuatro años. Ese fue el tiempo que tardó Pablo Pardo, corresponsal de El Mundo en Washington, en reconstruir la historia de Damien Corsetti, un soldado estadounidense que por azares del destino terminó ‘interrogando’ a los prisioneros de Bagram (Afganistán) y Abu Ghraib (Iraq). El reportero español y el militar norteamericano pasaron muchas horas juntos. El primero quería comprender y el segundo quería explicar que él torturó no por iniciativa propia, tal y como quiso hacer creer el Ejército cuando se destapó el escándalo, sino porque eran órdenes de arriba. Este es un libro que reconstruye las vivencias de Corsetti en ambas prisiones y que retrata una de las mayores chapuzas de la burocracia militar estadounidense en su famosa guerra contra el terrorismo.

Rigor Mortis, de Álex Ayala Ugarte

Como su propio nombre indica, este es un libro sobre la muerte. Mejor dicho: sobre la vida explicada a través de la muerte. O mejor dicho todavía: sobre la vida explicada a través de la muerte en un país tan desconocido y a la vez tan fascinante como Bolivia, donde Álex Ayala, natural de Vitoria, puso el pie allá por el 2001, con veintipocos años. Desde entonces no ha parado de explorarlo. El libro reúne 16 historias recolectadas a lo largo y ancho del país; el periodista vasco estuvo en una aldea perdida cerca de la frontera con Argentina, anduvo por los confines del Altiplano y visitó, en fin, muchos lugares extraños. En su día todas las reseñas destacaron la primera historia, la de aquel anciano que vivía con el ataúd a cuestas porque no quería dar complicaciones a sus hijos cuando le tocase el turno. Un relato asombroso, pero ni mucho menos el único de un libro que deja con la boca abierta.

Crónicas de la Mafia, de Iñigo Domínguez

Año 2014. Mediados de abril. Salta la noticia: “El Instituto Cervantes veta la presentación de Crónicas de la Mafia en su sede de Roma”. Unos hablan de censura. Otros, de problemas de agenda. El caso es que el libro escrito por quien fuera corresponsal en Roma del periódico El Correo durante tres lustros no pudo presentarse allí. El título es exacto: Iñigo Domínguez escribe una crónica de 400 páginas sobre la Cosa Nostra, la mafia siciliana, una de las organizaciones criminales más importantes del mundo. Y la escribe en orden: empieza por el principio –siglo XIX– y termina por el punto y seguido que supone la llegada del siglo XXI. Entre medias hay Segunda Guerra Mundial, el sueño prohibido de la Cuba de Batista y política, mucha política. Al respecto, el libro también puede leerse como una biografía de Silvio Berlusconi.

A Moscú sin Kaláshnikov, de Daniel Utrilla

Este libro es muchas cosas: una guía de viajes, un tratado irreverente de antropología, una oda al Real Madrid, unas memorias de ese animal en extinción llamado “corresponsal del periódico tal” y, por encima de todo, una reflexión sobre la pasión que siente Daniel Utrilla por Rusia, un país que estuvo explicándole a los lectores españoles durante más de una década; un país que para muchos occidentales representa poco más que brutalidad, corrupción y temperaturas bajo cero. Es, también, la crónica de un choque cultural que el autor, que comenzó su carrera periodística en otro paraíso del frío (Soria), sufre mientras no para de descojonarse. Y con él, el lector.

La banda que escribía torcido, de Marc Weingarten

Hunter S. Thompson, Tom Wolfe, Jimmy Breslin, Gay Talese. Sus nombres apenas se mencionan hoy en las escuelas de periodismo de Estados Unidos. Y cuando salen a relucir arrecian las críticas; eran poco empáticos, eran capaces de enviar un artículo totalmente diferente al que les habían encargado y, en definitiva, era una banda que hacía lo que le daba la gana. Que se conducía por puro instinto, vaya. Ciertamente. Pero también fueron autores necesarios para revitalizar un periodismo que no estaba a la altura de las convulsiones sociales que atravesaba Estados Unidos en los años 60 y 70. Más que eso: rebosaban talento. Algunos de los trabajos de no ficción que firmaron estos tipos tienen poco que envidiar al Charles Dickens que retrataba la realidad social de su época. Pero, ¿quiénes formaban la banda que escribía torcido? ¿Por qué trabajaban de la manera en que lo hacían? ¿Qué les llevó a romper el molde? ¿Cómo se forjaron sus reportajes más famosos? Marc Weingarten lo cuenta.

Potosí, de Ander Izagirre

Este libro nace de dos viajes. El que realiza Ander Izagirre a Potosí en el año 2009 para conocer las condiciones de los niños que trabajan en las minas del Cerro Rico, y el que realiza dos años después, en 2011, al mismo sitio para intentar comprender bien, del todo, lo que observó en su primera visita. El qué y el por qué. Pero, como pasa tantas otras veces, Izagirre, en este segundo viaje, se topa con una realidad mucho más compleja de la que preveía. El libro, cuyo hilo conductor es una niña que entra en la mina desafiando las costumbres de propios y los prejuicios de ajenos, es un enorme trabajo de contexto y una ventana que nos asoma a un paisaje plagado de miseria, pobreza y violencia.

Son sólo algunos ejemplos. Hay bastantes más.