Amaia hace de la falta de prisa un caso de éxito
Cuando Amaia ganó Operación Triunfo dio un notable empujón a una carrera que comenzó en 2006, cuando la ahora ‘reina de España’ empezó a estudiar piano a los siete años. Mucho ha llovido y mucho ha trabajado la pamplonica desde entonces, durante años de esfuerzo y sacrificio personal, aunque solamente fueran tres los meses que ha necesitado para convertirse en la favorita de España. Ahora que las aguas han amainado, que Eurovisión es un recuerdo del pasado y que la mayoría de sus compañeros se involucran en diversos proyectos, la incógnita es clara: ¿en qué anda metida Amaia?
Cuando Amaia ganó Operación Triunfo dio un notable empujón a una carrera que comenzó en 2006, cuando la ahora reina de España empezó a estudiar piano a los siete años, o cuando cantaba y bailaba en su casa las canciones de Marisol. Mucho ha llovido y mucho ha trabajado la pamplonica desde entonces, durante años de esfuerzo y sacrificio personal, aunque solamente fueran tres los meses que ha necesitado para convertirse en la favorita de España. Ahora que las aguas han amainado, que Eurovisión es un recuerdo del pasado y que la mayoría de sus compañeros se involucran en diversos proyectos, la incógnita es clara: ¿en qué anda metida Amaia?
Amaia está girando con el resto de triunfitos y dando algún que otro concierto aislado. Primero fue el Primavera Sound, después ha venido el Universal Music Festival en el incomparable marco que ofrece el Teatro Real de Madrid. Dos escenarios muy diferentes, pero que coinciden en algo: son sinónimo de exclusividad. Ha aparecido siempre acompañada de los chicos de The Free Fall Band, que logran dotar de autenticidad el repertorio escogido por Amaia para sus primeros recitales en solitario después de OT.
En el Teatro Real estaban sus padres, sobrecogidos por el privilegio y la responsabilidad que supone actuar sobre esas tablas. Estaban también los Javis, que no pierden ocasión de dar apoyo a sus alumnos de la academia de OT siempre que pueden, y también dos compañeras muy cercanas a la ganadora del concurso, Ana Guerra y Miriam Rodríguez. La atmósfera era propicia para vivir un momento irrepetible: 1.700 afortunados pudieron disfrutar de un repertorio que iba desde Miedo de M-Clan interpretado por Amaia ella sola al piano a la banda sonora de Narcos con los chicos de la banda. Un show digno de alguien que lleva 20 años en la industria, no de alguien que aún no ha cumplido la veintena en este mundo.
Quien también estaba en el Real era su hermano Javier, persona clave en el desarrollo artístico de Amaia. Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Pública de Navarra, se preparó de forma intensiva para llevar la carrera de su hermana durante su participación en el talent. Con Amaia comparte el buen gusto, y a menudo directamente se lo contagia: ella misma ha reconocido en diversas ocasiones que algunos de sus artistas predilectos, desde los Beatles hasta El Kanka, se los descubrió su hermano mayor.
Sin prisa pero sin pausa
Los triunfitos 2017 van mostrando, de forma más o menos contundente, cómo van a encaminar sus carreras. Aitana, la segunda clasificada del concurso, ha lanzado su primer single post Lo Malo –Teléfono, amado y denostado con igual vigor–, al igual que Ana Guerra con Ni la hora. Mireya ya tiene disco, y también Cepeda que lo está promocionando con un par de singles. Nerea se deja ver todas las semanas en el Teatro Lara interpretando La Llamada. Mimi, ahora Lola Índigo, ha sorprendido con Ya no quiero ná y con su inminente participación en Tu Cara Me Suena. Lo que no parece inminente es el primer disco de Amaia.
La ganadora de OT no tiene prisa por sacar su álbum debut, se lo toma con la calma que requiere la artesanía. Mientras otros sacan al mercado productos enlatados, Amaia no tiene lata en la que meterse. Universal Music, la productora con la que tienen contrato todos estos triunfitos, es consciente de que la ganadora no necesita una canción del verano, que puede llegar el otoño sin que haya trascendido aún nada de lo que está preparando. Que la falta de prisa alimenta la espera, la expectativa, y que todo eso será sinónimo de éxito.
Amaia tiene carta blanca creativa, de eso se ha encargado su hermano, quien se preparó –ahí sí, a toda prisa– para lidiar con cláusulas de contrato al vislumbrar que su hermana tenía todas las papeletas para convertirse en la sensación del retorno del concurso de talentos más mítico de la televisión en España. Tal es la libertad creadora de Amaia y su entorno que ni desde Universal saben muy bien en qué está trabajando.
Rodeada de referentes
La palabra ‘referentes’ es una de esas que vienen fácil a la mente cuando pensamos en una artista como Amaia. El propio show que ha montado en los últimos meses así lo demuestra. Canta covers de temas de hace un siglo, de hace medio y de antes de ayer. Algunos porque son realmente inspiradores para ella, como ese Zorongo gitano lorquiano, o para reírse de los tópicos, como el Felices los cuatro en versión no reguetón. Porque Amaia no se encasilla, hace siempre gala de una cultura musical inusual a su edad. Y es que demuestra que no solo ha pasado muchas horas ensayando música, sino que ha pasado la vida escuchándola.
Entre esos referentes, están el ya mencionado El Kanka, cuyas canciones interpretó en la academia haciendo que el propio artista se sintiera “agradecido” por “una publicidad muy bonita», la cantautora Rosalía, con quien ya se ha visto en más de una ocasión y con quien comparte su pasión por el flamenco –Amaia estudió además flamenco clásico–, y Rozalén, quien compuso Al cantar, el tema con el que Amaia se presentó en la gala eurovisiva de OT. Rodearse de estos referentes es clave para el devenir de la carrera de la navarra, tanto que uno de los pocos secretos de su primer disco que han trascendido a la prensa es que contará entre los compositores del mismo con la propia Rozalén o El Kanka.
No sabemos aún la fecha de lanzamiento, ni cómo será ese disco –será «muy Amaia», eso sí, según ella misma ha revelado–, por lo que la espera es también una incógnita. Mientras, seguirá regalando de vez en cuando al público su talento dulce, ese je ne sais quoi que hace de ella algo único en nuestro panorama artístico.