La fascinante vida de Anne Lister: terrateniente, intelectual y lesbiana en la Inglaterra del siglo XIX
Terrateniente, intelectual, autodidacta y hábil seductora abiertamente lesbiana, Anne Lister no solo hizo con su vida lo que le vino en gana, sino que dejó testimonio de ello.
Ménades Editorial ha publicado Caballero Jack: los diarios de Anne Lister, la primera traducción al español de sus extensas memorias, centradas en este volumen en su etapa de juventud más efervescente emocionalmente. Casi a la vez, HBO España ha estrenado Gentleman Jack, una serie coproducida por la BBC e inspirada también en su testimonio, situada en etapa posterior de su vida.
Rescatar a Anne Lister (Welton, Reino Unido, 1791-Kutaisi, Georgia, 1840) del olvido era una obligación que la editorial Ménades asumió como propia cuando decidió publicar sus memorias. O al menos una parte de ellas. Terrateniente, intelectual autodidacta, viajera, montañera, escritora y hábil seductora abiertamente lesbiana, Lister no solo hizo con su vida lo que le vino en gana, sino que dejó testimonio de ello en sus extensos diarios: cuatro millones de palabras, organizadas en 24 volúmenes y dos cuadernillos, que escribió a lo largo de más de tres décadas. Además, encriptó aproximadamente una sexta parte del contenido, desde sus relaciones sexuales a sus preocupaciones más íntimas, utilizando un código inventado por ella misma.
“El valor histórico, sociológico, testimonial y referencial de estos diarios los hace completamente merecedores de estar en el panorama literario», cuenta Carmen Álvarez Hernández, traductora de Caballero Jack: los diarios de Anne Lister, un recorrido por los años de juventud y mayor efervescencia emocional de esta fascinante mujer, que logró sortear las normas de la estricta sociedad británica del siglo XIX gracias a su posición y patrimonio, pero también a su extraordinario arrojo.
“Ella vivía fuera de las convenciones sociales, pero a la vez participaba de ellas. Porque era muy conservadora, muy religiosa y muy monárquica. En ese sentido, no desentonaba demasiado. Pero, por otro lado, tenía esa inquietud intelectual, esa apertura de mente y ese conocimiento, porque se cultivó mucho tanto de manera autodidacta como con un tutor, y una clase social que le permitíadeterminadas cosas”, imposibles para cualquier otra mujer, explica Álvarez. “Esto tampoco ocurrió de la noche a la mañana. Al irse a vivir con sus tíos y adquirió un estatus, convirtiéndose en su heredera y empezando a gestionar su patrimonio. No obstante, fueron su seguridad y su decisión los que permitieron que todo eso diera su fruto. Muchas mujeres de la época, aun pudiendo hacerlo, no tenían a lo mejor esa inquietud u ocultaron sus deseos, pero ella sí sabía lo que quería” y lo demostró.
La primera lesbiana moderna
Considerada como la primera lesbiana moderna, Lister no cuestionó nunca su orientación sexual, que aceptó de manera natural como una particularidad que Dios le había dado. “Es una mujer que decidió no casarse con ningún hombre, no tener hijos y adquirir una independencia y ejercerla como empresaria y gestora”, señala en este sentido la traductora. De hecho, en sus memorias relata sus intenciones de encontrar una mujer con la que compartir su vida, un sueño que terminó haciendo realidad. Según Álvarez, “Ella tenía el ideal del amor romántico y sentía que solo encontraría la felicidad final con una compañera que la entendiera, que la amara, que la respetara, que se pudieran cuidar mutuamente y con la que tuviera complicidad. Es verdad que a lo largo de su vida mantuvo muchos affaires con muchas mujeres, pero finalmente encontró a Anne Walker”. Con ella celebró su boda–el Domingo de Pascua de 1834 tomó la comunión en la Holy Trinity Church de Goodramgate, en York, a modo de simbólica unión matrimonial– y convivió hasta su muerte, dejándole todas sus posesiones en herencia a condición de que no se casara con ningún hombre.
La edición de Ménades de las memorias comienza precisamente por esta cuestión: primero, una brevísima mención a un encuentro sexual –que entonces era habitual esconder detrás de la palabra beso– y la explicación que ella misma daba a su homosexualidad. En palabras de Lister: “Preguntó si yo consideraba que eso estaba mal, si la Biblia lo prohibía (…) Abogué, en mi propia defensa, la fuerza del sentimiento natural y el instinto, ya que así podía llamarlo, al siempre haber tenido la misma inclinación desde la infancia. Que había sido conocido para mí, por así decirlo, por disposición. Que yo no había cambiado nunca y ningún esfuerzo por mi parte había sido capaz de contrarrestarlo. Que las muchachas me gustaban y siempre me habían gustado. Que nunca había sido rechazada por ninguna y que, sin intención de justificar el asunto, esperaba que en tales circunstancias pudiera ser excusada”.
El código secreto de Anne Lister
Volviendo a la parte encriptada, y como se apuntaba al inicio, Lister elaboró un código propio a partir de elementos del alfabeto griego antiguo, del zodiaco, signos matemáticos, números y signos de puntuación. “Anne era una persona muy fuerte, pero también quería tener esa apariencia de fortaleza, de modo que ocultaba en sus diarios cualquier cosa que la pudiera hacer vulnerable a nivel social”, cuenta Álvarez. Por ejemplo, “su relación con su padre y con su hermana”, especialmente sus preocupaciones por el estatus de la familia o su situación financiera, “sus aventuras y relaciones con otras mujeres o sus sentimientos”, enumera Álvarez. “En 1817, con 26 años, ya tenía el código súper controlado y había escrito cartas a su amante con él”, añade.
El código, por cierto, fue descifrado en el año 1885 por John Lister (1847-1933), descendiente de la familia Lister de Gales y el último habitante de apellido Lister en Shibden Hall antes de que pasara a ser propiedad pública. Pero dado el contenido lésbico de los diarios prefirió seguir ocultando su contenido. Posteriormente los diarios pasaron a formar parte de los fondos bibliotecarios de Reino Unido y hasta la década de 1980, un siglo después, no estuvieron disponibles al completo.
Los secretos que cifraba explican en cierto modo la importancia que para Lister tenían sus diarios.Como Álvarez señala: “En un momento ella misma dice: ‘Qué consuelo supone este diario. Me hablo a mí misma de mí misma, vuelco la carga en mi escritura y me siento aliviada’. Eran casi su mejor amigo porque se expresaba con total libertad en ellos, aún a pesar del código, que también le permitía expresarse abiertamente, sin temores. Suponía una forma de liberar sus emociones y eran una parte esencial de su día a día”.
Un prolijo retrato de su época
Los diarios de Lister también proporcionan información detallada sobre los acontecimientos sociales, políticos y económicos de la época, de ahí su añadido interés histórico. “Describen los usos y costumbres de la época: es casi como un retrato. Las horas a las que comían, los tipos de comida, la vestimenta, los rituales sociales y determinadas situaciones históricas como la masacre de Peterloo, varios intentos de vuelo en globo aerostático, publicaciones de libros o estrenos teatrales de York”, cuenta Álvarez. De hecho, la precisión de Lister y sus prolijas descripciones de todos los aspectos de su vida exigieron a la traductora investigar con especial atención toda esta información: desde las armas o carros de la época al ceremonial de los encuentros sociales o la etiqueta en la vestimenta.
Con todo, Álvarez asegura que la mayor dificultad fue mantener vivo el espíritu y el estilo de la autora.“Lo primero que se me vino a la cabeza fue la responsabilidad con la propia Anne Lister. Para mí se convirtió casi en una obsesión intentar mantener su voz y su discurso interno por todos los medios porque es un diario, no es una novela, no es un ensayo, son los pensamientos y emociones, su propio interior, a través de la pluma”, afirma la traductora.“Yo no quería que se me viera por ningún lado, quería mantener esa dignidad del momento que implica que sientas algo y lo expreses por escrito, con todas sus incorrecciones o incoherencias. Es un discurso casi mental, lo que lo hace también muy puro. Entonces puedes notar si tenía muchas cosas en la cabeza, si estaba haciendo un esfuerzo por ser implícita osi quería hacer un ejercicio de escritura”, añade.
Gentleman Jack, la serie de BBC y HBO
La publicación en español de las memorias de Anne Listerha coincidido con el estreno de la serie Gentleman Jack, una coproducción de la BBC y HBO que comenzó sus emisiones el 22 de abril y que ya ha sido renovada por una segunda temporada. Dada la increíble cantidad de material original, ambos productos son compatibles:Caballero Jack se sirve de los diarios escritos por Lister entre 1816 y 1824, mientras que la serie se sitúa posteriormente, en 1832.
Suranne Jones (Doctora Foster) protagoniza la serie como Lister, que al comienzo de la ficción regresa a Halifax tras haber pasado una época viajando por Europa. Los primeros capítulos narran sus intenciones de reformar la vieja finca familiar, Shibden Hall, y revitalizar las minas de carbón propiedad de su familia mientras busca a su futura compañera de vida. Gentleman Jack se puede ver en HBO España.
“Creo que la serie retrata enormemente bien la figura de Anne Lister. Por un lado, ese empaque, esa seducción, esa mente fría para los negocios. Plasma muy bien esa seguridad que tiene para hacer las cosas sin ningún tipo de tozudez: ella sabía que era inteligente y que tenía la luz de la razón. Por otro, luego se ve un poco más esa inseguridad en casa con su tía, su familia y esa cierta pillería que tenía, un sentido del humor muy británico”, asegura Álvarez sobre la serie, creada, escrita y codirigida por Sally Wainwright (Happy Valley).
Formalmente, cabe destacar cómo la serie nos traslada a los diarios de Lister rompiendo la cuarta pared: Jones mira al televidente y se dirige a él ocasionalmente para compartir con él sus pensamientos, desde sus planes para conquistar a Ann Walker hasta el tedio que le produce la ignorancia de su familia. “Apelar al espectador le otorga una originalidad que hace que vaya más allá del mero biopic y te meta en la piel de Anne, que no es difícil. Para mí es una solución muy acertada porque enriquece la serie y te hace un poco cómplice del relato”, apunta a este respecto Álvarez.
Las realidades ocultadas por la Historia
En 2011, los diarios de Lister fueron incorporados al registro del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO, una iniciativa destinada a preservar el patrimonio documental del mundo albergado en bibliotecas, archivos y museos como símbolo de la memoria colectiva de la Humanidad. Sobre los diarios de Lister, el registro señala que, además de ser un valioso retrato de los tiempos de la autora, constituyen el “relato exhaustivo y dolorosamente honesto de la vida de las lesbianas y las reflexiones sobre su naturaleza, lo que ha hecho que estos diarios sean únicos”.
Álvarez y Ménades Editorial reconocen que es difícil hacer un cálculo, pero las 450 páginas que han traducido al español son menos del 5% del total de sus vastísimos y apasionantes diarios. Un primer paso en su colección Olvidadas, donde pretenden recuperar a mujeres escritoras sepultadas por el paso del tiempo.
“La historia siempre ha sido androcéntrica y heteronormativa. El imaginario es muy importante y que haya sido alimentado de la misma manera y desde el mismo punto de vista no quiere decir que la realidad fuera así. Cuando solo hay una visión de la Historia, la Historia no está completa y son necesarios estos testimonios. Es muy importante tener referencias de una mujer que sabía lo que quería e iba a por ello porque se nos está vetando de todos los discursos mediáticos y literarios”, afirma en este sentido Álvarez. “Pongo la mano en el fuego de que, si se sigue investigando, se van a descubrir más mujeres como ella. Había muchas más realidades dentro de esa realidad que se quiere simplificar. Vamos a ver qué pasaba alrededor de ese discurso hegemónico y descubriremos otras realidades que hacen completa y justa la Historia”, sentencia.