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El libro que despelleja y retuerce el miedo de las mujeres

‘Tranquilas. Historias para ir solas por las noches’ recopila las historias descarnadas y honestas de 14 escritoras

El libro que despelleja y retuerce el miedo de las mujeres

Este libro es un artefacto explosivo, parece muy mono por fuera, pero golpea dentro. Advierten.

Este libro, que se titula Tranquilas. Historias para ir solas por las noches (Lumen, 2019), recopila las historias descarnadas y honestas de 14 escritoras. Ellas son: María Fernanda Ampuero, Nerea Barjola, Aixa de la Cruz, Jana Leo, Roberta Marrero, Lucía Mbomío, Silvia Nanclares, Edurne Portela, Carme Riera, Marta Sanz, Sabina Urraca, Gabriela Wiener.

Para definir a las escritoras y relatoras de estos testimonios, las editoras, Carmen G. de la Cueva y María Folguera, eligen las palabras siguientes: “Valientes caminadoras que son palabra y latido, por las carreteras y los campos, cuando se bañan desnudas en un río, cuando se quedan en casa y cuando se van de fiesta”.

Ilustración Sara Herranz. | Crédito: Lumen

Este libro nació de un “podría ser un libro que escribamos muchas”.

Cada autora recuerda (alguna por primera vez), narra y reescribe su historia personal de miedo. La ilustradora Sara Herranz las pone en blanco y en negro y con ellas evoca, al principio, cuerpos rotos y fragmentos; mentes empoderadas, al final.

Cada mujer guarda muchas historias de miedo. Aquí desempolvan sin pudor, pero de forma íntima, preciada, una sola. Marta Sanz le habla a su madre; Gabriela Wiener, a su hija. Carmen G. de la Cueva reconoce el miedo de que él —ese él— lo lea y se reconozca en la vergüenza escrita. Aixa de la Cruz se pregunta sobre las vidas que se pasan buscando el peligro que confirme que el peligro no era para tanto, que no merece la pena lo que dejamos de hacer en su nombre.

Este libro, cuentan en el prólogo sus autoras, nace para dar respuesta a preguntas como son: “¿Qué sentimos cuando nos aventuramos? ¿Qué dolorosa memoria nos acompaña? Si algo sale mal, ¿cuáles son las herramientas que nos ayudan a dar nombre a lo sucedido?”.

Este libro nace como una necesidad de hablar con, hacia, de las chicas asesinadas que nos marcaron a todas, cuando ellas ni quisieron ni deberían haber marcado más que a sus amigas de la plaza, a sus amantes, a su familia. Es, quizás, una conversación que teníamos pendiente por Miriam García, Toñi Gómez, Desirée Hernández, Sonia Carabantes, Rocío Wanninkhof, Piedad García, Diana Quer, Laura Luelmo.

Este libro es muy político, porque surgió de la rabia y no se quedó ahí pegado, porque ¿qué podemos hacer con las emociones que nos provoca el caso de La Manada, con los nombres de las cuatro mujeres asesinadas en una misma semana que no salen de la cabeza? ¿Qué hago si me visita sin avisar la ilustración que compartió Laura Luelmo un ocho de marzo? ¿Qué hago con esto que me sube por la garganta y que no quiero normalizar?

Ilustración Sara Herranz. | Crédito: Lumen

Este libro es intergeneracional, como el miedo.

Este libro, bromean un poco De la Cueva y Folguera, es nuestras 20.000 leguas de viaje submarino. Pone el foco en el valor de estar sola en la calle. “Yo volví sola de noche de fiesta, yo hice el Camino de Santiago, yo viajé en Blablacar y sobreviví”. Esta es nuestra historia de aventuras. (¿Qué nos hemos perdido por ser cautas? ¿Cuánto me estoy perdiendo por cuidarme?).

Este libro es una respuesta al narrador de Caperucita Roja, es urgirle a esa voz de nuestra infancia a que nos cuente de una vez si es verdad aquello de que Caperucita nunca volvió a desobedecer a su mamá, es descubrir por qué esa madre le encomendó a la niña aquella tarea.

Este libro es posible ahora que se han caído la vergüenza y la culpa, pero no saben si lo hubiera sido hace no tantos años. O no hubiera podido ser comentado en una mesa alargada y amplia llena de periodistas, en una sala hermosa de techos altos y ventanas luminosas de un restaurante del centro de Madrid en un viernes de otoño. “Podríamos haberlo escrito, pero se habría quedado en los márgenes. ¿Una editorial tan potente se hubiera atrevido a abrir las puertas del armario y dejar salir nuestros miedos?».

Este libro representa la caja negra de nuestra vida.

Este libro no es, o no lo saben todavía, una manera de ayudarnos a ser más valientes, no es una herramienta para combatir el miedo. Es más bien una escucha, un acompañamiento, es compartir el viaje. “Porque siempre habrá peligros, pero queremos reescribir la historia del riesgo”, concluye el prólogo. “En el momento en el que decides contarlo y contarlo así yo creo que ya estás dejando de tener miedo. Porque estás haciendo que una historia de silencio se rompa. Esa voz, esas historias que están en el libro, os van a dar también a vosotras el valor de contar las vuestras”, asegura Carmen G. de la Cueva en este —nuestro— cuarto luminoso.

El libro que despelleja y retuerce el miedo de las mujeres

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