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Iñigo Navarro: "Lo que subyace detrás del independentismo es una idea de superioridad"

Charlamos con el pintor e ilustrador Íñigo Navarro Dávila, que el 26 de noviembre estrena exposición en la Galería Contrast de Barcelona.

Iñigo Navarro: «Lo que subyace detrás del independentismo es una idea de superioridad»

Hubo otro tiempo en el que los artistas eran considerados verdaderos cronistas. Cronistas que relataban la actualidad y a los cuales se les otorgaba el mismo rédito que a los periodistas, también, en otro tiempo. Íñigo Navarro Dávila (Madrid, 1977) es pintor y es también cronista. En su obra trata de plasmar la cotidianeidad desde un punto de vista nada cotidiano, totalmente extraordinario. De un tiempo a esta parte, el sector de la sociedad catalana que aboga por una escisión de Cataluña del resto de España ha ido creciendo notablemente. El pasado 9 de noviembre el Parlamento de Cataluña aprobó una resolución independentista que marcaba los pasos a seguir para declarar un Estado independiente. La aprobación se realizó gracias al apoyo de 72 diputados frente a 63 votos en contra. La representación de esta cámara es el resultado de unas elecciones autonómicas que algunos interpretaron como un referéndum sobre la independencia. Estos comicios revelaron una clara división en la sociedad catalana, casi al 50% (aún son más los que apoyan seguir formando parte de España), entre los independentistas y los unionistas. En mitad de este clima tenso llega la exposición ‘Remontando el Ebro hasta Andorra’, de Íñigo Navarro Dávila, a la Galería Contrast de Barcelona. En ella muestra una visión satírica, no solo del conflicto catalán, sino también de la sociedad catalana.

Se describe como “madrileño filo catalán”. Muchos se preguntarán: ¿Eso cómo se come?

Mi abuelo era catalán. Tengo muchos amigos en Barcelona, alguno de ellos son de mis mejores amigos, pero también tengo una parte de mi familia que adoro, que es catalana y vive allí. Mi padrino es catalán y, desgraciadamente, Culé como mi hijo Pablo. Yo soy Periquito. Me encanta Dalí, jamás he comido tan bien como en Barcelona, tienen algunas de las regiones más bonitas y cuidadas de España y siempre que he estado allí me han tratado de forma encantadora. ¿Cómo no voy a ser filo catalán?

¿Cómo surgió la idea para esta exposición sobre Cataluña?

Víctor Castañeda (comisario de la galería) me propuso unos dibujos para una exposición colectiva hace dos años sobre licantropía, personas que son mitad animal mitad persona. Entonces yo me puse a trabajar con los recursos que utiliza mi generación: dibujar ciervos… Pero vi que eso no me llevaba a ningún lado. Entonces empecé a usar mi línea de trabajo: utilizar palabras del argot catalán, cambiarles la semiótica al traducirlas al castellano y producir un efecto raro. Para que te hagas una idea: al ahijado -a mí mi padrino me lo hizo hace mucho tiempo- se le regala la mona de Pascua -un huevo de chocolate-. Uno de los dibujos que llevé era “Parientes de Tarragona entregando la mona”: unos señores muy normales entregando un huevo de chocolate a otra persona muy normal. Esa cosa, aparentemente tonta, fue muy chocante. Había cierto tono sarcástico y dio pie a que yo pensara en que no quería tanto hacer una crítica o una parodia sobre Cataluña, sino que mi idea era conectar con la gente. He escogido el tema nacionalista porque me da la sensación de que interesa tanto en Cataluña como en el resto de España.

'Jurado de Miss Tarragona en bikini', de Íñigo Navarro
‘Jurado de Miss Tarragona en bikini’, de Íñigo Navarro

Parece que la esfera política está empeñada en dividirnos, en que tomemos partido. ¿Usted está en algún bando?

Vamos a ver cómo lo digo (ríe). A mí me repugna la visión independentista. Para mi gusto, lo que subyace detrás del independentismo es una idea de superioridad. Si los catalanes pensaran que no les iría mejor sin el resto de España -que en el fondo es pensar que eres mejor que el resto-, no se separarían. Nadie se separa porque piense que es peor. Vemos a los nacionalistas tratar con un lenguaje afectivo, muy difícil de analizar, en el fondo nos están diciendo que es su sensibilidad el quererse independizar. Como si el tener una sensibilidad fuera algo bueno de por sí. Tú tienes sentimientos buenos y sentimientos malos. En este caso, ese sentimiento de superioridad, para mí, es algo nefasto. Por otro lado, yo tengo un montón de amigos catalanes y lo están pasando fatal. Y yo lo paso mal por ellos. Entiendo que ellos tienen un problema mayor que nosotros, que no tenemos que convivir con una sociedad dividida. En ese sentido me siento completamente filo catalán y pro catalán. A mí me gustaría que realmente las cosas se arreglaran y estar todos a gusto. Y hacer lo que he hecho toda mi vida: ir allí y estar con gente encantadora, haciendo cosas estupendas y viviendo fenomenal.

¿Qué cambio ha notado a raíz del aumento de independentistas?

He ido toda mi vida a Cataluña como mínimo una vez al año. Jamás he tenido ningún problema. Si alguna vez me han hablado en catalán, he preguntado en castellano y me han hablado cambiando el idioma. La gente es súper educada. Yo no he conocido gente más generosa que, cuando te regala, sabe que te está regalando -el famoso ‘seny’ catalán-. La última vez que fui, sin embargo, ya empecé a notar un montón de banderas esteladas por todas partes, gente que habla cuchicheando. Noté que entre ellos mismos tienen un poco de paranoia a decir, no decir… He entrado en contacto con gente que dice “me parece esto mal pero no me atrevo a decirlo o no estoy a gusto diciéndolo abiertamente”. Yo creo que el ambiente ha cambiado mucho y que ellos lo están pasando mal, tanto los independentistas como los no independentistas.

La sátira siempre ha sido una forma inteligente de hacer crítica. ¿Cuál es exactamente la crítica que desea exponer?

Yo sobre todo busco provocar. Me da la sensación de que una de las cosas que tenía el catalán, que era ese sentido del humor, se ha ido perdiendo a nivel que ha ido avanzando el nacionalismo. Cuando lees la prensa llegas a bloques surrealistas de información, por ejemplo en la reinterpretación de hechos históricos. Tengo un cuadro muy grande que se llama ‘Funcionarios de la Generalitat representando el saqueo de Bizancio el día de la Diada’, que hace alusión a una nota histórica de los almogávares contratados como mercenarios por el Emperador de Bizancio para acabar con unas invasiones árabes. Los almogávares, que son unos guerreros fantásticos y que acaban con el enemigo del Emperador, vuelven a Bizancio y lo saquean. Desde el punto de vista del nacionalista esta nota histórica es muy favorable por el hecho de tener unas Fuerzas Armadas datadas en la Historia. Por otro lado, es un dato ignominioso: un Imperio lleno de cultura, de obras de arte y de Historia, es saqueado por unos energúmenos en la Edad Media. Este tipo de cosas, que son difíciles de explicar así y que son muy evidentes en forma de obra de arte, son irrefutables. En la Historia hay momentos que te han favorecido, otros que no, pero no se trata de eso. Vamos a pensar qué se puede hacer para estar mejor. Si nos ponemos a investigar va a salir mucha porquería por los dos lados. No tiene sentido.

Funcionarios de la Generalitat representando el saqueo de Bizancio el día de la Diada
‘Funcionarios de la Generalitat representando el saqueo de Bizancio el día de la Diada’, de Íñigo Navarro

Por lo tanto: ¿Cree que se está manipulando deliberadamente la Historia en Cataluña?

Claro, seguro. Se está manipulando parte de la Historia, y seguro que tienen partes que son verdad. Esta exposición tiene también una crítica muy grande al mundo del arte. Las falsas verdades muchas veces se sientan sobre verdades reales. ¿Es cierto que los almogávares fueron a Bizancio y lo saquearon? Sí. ¿Es cierto que los almogávares sentían Cataluña como un reino? Pues no está tan claro. Era más bien gente profesional de las armas, probablemente muchos ni habían nacido en Cataluña. Como si te alistas en una legión extranjera.

El tema del independentismo parece muy serio. ¿Ha desaparecido el humor en Cataluña?

Hay grandes humoristas en Cataluña: desde Mary Santpere a Rosa María Sardá, tienen una historia de humoristas bestiales. Recuerdo a mi tío siempre contando chistes y a los catalanes riéndose de sí mismos. Yo creo que el clima está tenso. Están copando el terreno los fanáticos, y los fanáticos no tienen sentido común porque sus ideas se basan en cuestiones irracionales. Cuando no puedes defender tus palabras con la razón y tienes miedo a que te las discutan, pues se pierde el sentido común, y por tanto el sentido del humor.

Exponer en Barcelona parece algo muy valiente, sobre todo teniendo en cuenta el actual clima tras las elecciones catalanas. ¿Tiene miedo?

Yo creo que más que valiente, es necesario. Se necesita poder hablar francamente. Da la sensación de que está todo el mundo como paralizado. Es necesario hablar, discutir, poner las cosas sobre la mesa. No creo que vaya a haber ningún problema, de hecho estoy seguro. Además, estoy seguro de que les va a encantar. Hay muchos catalanes deseando que se hable en este tono. Teniendo en cuenta que en Cataluña no hay ningún problema de violencia, ni nada por el estilo, no tengo miedo. Además tengo la sensación de que se lo van a tomar muy bien.

¿Por qué “Cataluña es más que un club”?   

Es un chiste. Resume muy bien toda la idea de la exposición. Es lo que se suele decir del Barça, que es más que un club, como diciendo que representa mucho más que un club y parece que, últimamente y sobre todo, esa idea del independentismo. Entonces, yo cojo su lema para decir que Cataluña es más que un club, Cataluña es más que el Barça, y por supuesto más que el independentismo catalán. Mucho más y mejor.

'Castellers indoor', de Íñigo Navarro
‘Castellers indoor’, de Íñigo Navarro

Hoy en día es extraordinario que el arte se acerque a la realidad. ¿Es el arte ajeno a la actualidad o es políticamente correcto?

Las dos cosas. El arte se ha convertido en un valor en sí mismo. Para hacerte un resumen súper escueto: en la época de Picasso, de las Vanguardias, el arte se peleaba. Para que Picasso pudiera sacar ‘Las señoritas de Avignon’ tuvo que convencer con su actitud y con su pintura a mucha gente de que eso tenía valor. El transcurso del tiempo lo ha verificado, el ascenso de ese tipo de cuadros en los mercados ha confirmado que el arte es un valor. Pero ha llegado a un extremo en que parece que el valor está en la fluctuación del mercado, no en el valor propio de la obra. Alguien puede llegar a comprar sin interés porque sabe que se trata de tal pintor, tal obra, comprada en tal galería… Los propios artistas se han abandonado a esa idea de la rueda del mercado. Tú trabajas para la gente y a la gente no le interesa salvo que se trate de algo muy caro y así ponerlo en su casa y fardar delante de los amigos. En España apenas hay coleccionismo. En los años 60 tuvimos a tres de los cinco artistas más importantes del momento: Dalí, Miró y Picasso. Y ahora dime tú qué tres artistas españoles están entre los cien o doscientos mejores del mundo. O pregúntale a cualquier persona quiénes son los tres artistas más importantes del mundo.

Es decir: ¿Podemos decir que en el arte hay postureo?

Claro que hay postureo, postureo por un tubo. Pero sobre todo hay una necesidad de que las cosas cambien. Los artistas tenemos que empezar a conectar con las personas. Yo estoy convencido de que las personas, cuando perciban algo que es de verdad, reaccionarán. Ahora la gente está muy lejos del arte. La prueba está en que en muchas casas se pone la estética Ikea. Por ejemplo, la fotografía esta de un landscape neoyorquino la he visto ya en cuatro o cinco casas. Que es preciosa pero es una foto un poco vulgar, por ser muy claro. Lo bonito del arte cuando funciona es que has conectado y has entrado en otro mundo gracias a esa puerta. El hecho de tenerlo contigo te proporciona una satisfacción que muy difícilmente te podría dar esa foto de Ikea. Digo la foto de Ikea como digo estas cosas que hacen en las papelerías tipo Warhol, que te hacen tu cara cuatro veces, que es una vulgaridad. Es algo muy primario. Para entender el arte bien necesitas un poco sofisticación.

Entonces, ¿hay una democratización del arte o de la estética?

Warhol democratiza el arte. Para Warhol sería un triunfo ver cómo su manera de entender el mundo se expande a lo bestia. Pero es un poco vulgar también. Yo creo que mucha gente lo nota. Nota cuándo está delante de una obra de arte, de ‘Las Meninas’ por ejemplo, y cuándo está delante de una foto hecha en un fotomatón. Los artistas tenemos un gran debate teórico acerca de este tema. La idea general de este debate es que el verdadero arte discurre en la cabeza del artista, y por lo tanto se le venera. Yo no creo que eso sea así. Yo creo que el arte puede estar en muchos sitios distintos de la obra: por supuesto en la cabeza de artista, pero lo fundamental del artista es fabricar una pieza. A mí me parece una buena idea el vaso medio lleno que fue la polémica del ARCO pasado, pero no me parece una buena pieza de arte contemporáneo. Yo no lo compraría. Si yo quisiera tener un vaso medio lleno, lleno medio vaso en mi casa y lo pongo. Así de simple.

¿Su trayectoria como ilustrador es relevante para explicar su voluntad de contar la actualidad?

Muy, muy relevante. He tenido influencias muy importantes de distintos artistas y pintores, pero lo que yo nunca me imaginé es que el hecho de ilustrar para prensa fuera tan didáctico. Me ha servido el sintetizar un artículo muy sesudo y complejo, por ejemplo de economía, y convertirlo en una imagen. Y que esa imagen no sólo sintetice el artículo, sino que también te invite a leerlo y te sugiera otras cosas que el artículo no tiene o sugiere muy vagamente. Que lo complete. Este aspecto me ha resultado fundamental.

'Fauna del Pirineu emigrando a Andorra', de Íñigo Navarro
‘Fauna del Pirineu emigrando a Andorra’, de Íñigo Navarro

La presencia de animales es muy frecuente en su obra. ¿Qué significado tienen?

Pinto los animales porque me gustan mucho. Y, ya que puedo pintar lo que quiera, pues elijo lo que me gusta. En esta próxima exposición utilizo muchos osos. Estuve barajando distintos animales, pero hago una serie que es una fauna de osos emigrando al ecosistema andorrano. Me viene muy bien porque el oso era un animal endémico del Pirineo que ya no existe, que se ha cazado hasta que ha desaparecido. Y no lo hemos cazado los madrileños, seguro. Algún madrileño habrá cazado un oso, pero la mayor parte la han cazado catalanes. Y resulta que el oso es el símbolo de Madrid. Entonces, está esa idea del intruso. Hago referencia a un híbrido, algo que es un símbolo de Madrid y que a la vez debería estar allí. Me hacía gracia. Por otro lado, me permitía hacer historias de movilidad de unos bichos emigrando a ecosistemas fiscales muy favorables, y cosas así.

Por último: ¿Quiere hacer un llamamiento para que vayan a ver su exposición en Barcelona?

La tienen que ir a ver porque se van a divertir muchísimo y de paso le van a comprar a un artista que dentro de dos o tres años va a valer diez veces más. Hay que apelar al sentimiento inversor catalán.

'El insidioso pasado de un viajante de Vic', de Íñigo Navarro
‘El insidioso pasado de un viajante de Vic’, de Íñigo Navarro
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