Cataluña y el 28A: 8 claves sobre cómo el conflicto territorial ha influido en las elecciones

Los comicios del domingo fueron las primeras elecciones generales en España desde otoño de 2017. Por aquellas fechas se vivieron en Cataluña, y por extensión en el resto del país, semanas de enorme incertidumbre. El estallido de la crisis catalana, que tuvo su punto álgido en el referéndum del 1 de octubre, acaparó durante meses casi cualquier discusión política.

El 24 de mayo de 2018 la sentencia condenatoria al Partido Popular por el caso Gürtel abrió un escenario diferente que se concretó con la moción de censura de Pedro Sánchez. El líder socialista llegó a La Moncloa de forma inesperada y por un tema ajeno a Cataluña, pero el conflicto territorial seguía ahí. La oposición a la derecha de Sánchez se encargó de recordarlo desde el primer día. Hicieron de la “traición a España” de Sánchez –por haber contado con los votos de los partidos independentistas para sacar adelante la moción– su principal argumento para atacar al nuevo Gobierno.

1. Una hipótesis en discusión

Con estos precedentes nos plantamos en las elecciones del 28A. La politóloga Gemma Ubasart sostiene, en una entrevista con The Objective pocas horas después del cierre de las urnas, que en estos comicios se ponía en discusión una hipótesis relativamente extendida: cuando la cuestión territorial marca la agenda política española la derecha sale beneficiada. “Los resultados de este domingo nos demuestran que esta hipótesis no era cierta”, asegura.

Además del holgado triunfo de Sánchez (123 escaños y 7,4 millones de votos, frente a los 85 y 5,4 millones que obtuvo en 2016) las elecciones dejan una victoria del bloque de los partidos de izquierda (PSOE, Unidas Podemos y Compromís suman 165 diputados) frente al de la derecha (Partido Popular, Ciudadanos, VOX y Navarra Suma alcanzan alcanza juntos los 149).

Para Ubasart, profesora de la Universitat de Girona (UdG) y colaboradora habitual de TV3, de estos números se concluye que, a pesar de haber entrado “como nunca antes”, la cuestión territorial se ha superpuesto al tradicional eje izquierda-derecha. “Los ciudadanos de derechas han votado a la derecha y los de izquierdas, a la izquierda”, resume.

2. La fotografía de Pedralbes

Jordi Amat es filólogo, crítico literario y autor de La conjura de los irresponsables (Anagrama, 2018), una de las obras de referencia sobre el procés catalán. Este ensayista extrae de los resultados del domingo una lectura clara respecto a la cuestión territorial. “Estaba en juego hasta qué punto se penalizaba la fotografía de la reunión de Sánchez con Quim Torra”, señala en referencia al encuentro que ambos líderes mantuvieron en el Palacio de Pedralbes, en Barcelona, en diciembre pasado.

“Los ataques de PP y Ciudadanos tenían que ver con aquel gesto. La gente debía decidir a quién daban la razón. Si el hecho de haber iniciado un diálogo político entre el Gobierno central y la Generalitat debía ser penalizado o no. Las fuerzas que han ganado en el conjunto del país no se oponían a eso, sino al contrario”, analiza en conversación telefónica desde la capital catalana. 

Para Amat, de este modo, “la estrategia del diálogo ha quedado validada”. Y no sólo a nivel español, sino también con los resultados dentro de Cataluña, donde Esquerra Republicana de Catalunya se ha impuesto, con 15 escaños, a la otra formación mayoritaria del independentismo, Junts Per Catalunya, que se ha quedado en siete. “El votante independentista ha decidido que quien debe representarlo mayoritariamente sea ERC, que teóricamente hace una estrategia más gradualista respecto al conflicto”, apunta este analista.

3. Una influencia “indirecta” en el 28A

Ignacio Molina, investigador del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), no coincide con que los resultados del domingo hayan avalado una cierta manera de afrontar el conflicto catalán. “No creo que la gente haya ido a votar para castigar o para ser dialogante con el independentismo. (…) La gente que ha votado a Sánchez no lo ha hecho por Cataluña”, explica desde Madrid.

Pero Molina sí coincide en cómo el conflicto catalán ha condicionado enormemente, aunque “de manera indirecta”, las elecciones. Y lo ejemplifica con cuestiones como la estrategia seguida durante la campaña por Sánchez y los suyos –en oposición a la foto de la Plaza Colón, en la que PP, Cs y VOX se manifestaron conjuntamente por la unidad de España- o en la propia guerra abierta en el seno de la derecha, que ha derivado en un enorme castigo al PP y un resultado menor del pronosticado por algunas encuestas para VOX.

Aunque sí coincide en que “se ha votado en una línea de mayor distensión”, Molina señala que lo que realmente explica la masiva movilización (75,5% de los electores acudieron a las urnas) es la tradicional disputa entre los alineamientos políticos clásicos entre izquierda y derecha. En esta ocasión favorables a los progresistas.

4. La subida de Ciudadanos

Los buenos resultados obtenidos por Ciudadanos (57 escaños, 25 más que en 2016, y 4,1 millones de votos) problematizan esa teoría de que la opciones menos duras en relación a Cataluña han resultado vencedoras. El partido de Albert Rivera promueve desde hace tiempo uno de los discursos más beligerantes contra el independentismo, incluso reclamando una reducción de las competencias que actualmente tienen los gobiernos autonómicos.

Jordi Amat apunta sin embargo que esta subida se explica por “la propuesta regeneracionista” que representaba el partido naranja cuando saltó al tablero político nacional. Una imagen que le ha valido para ganar terreno en la batalla por la hegemonía conservadora que hoy mantiene con un PP muy desgastado por los casos de corrupción y más volcado a la derecha desde la llegada de Pablo Casado. “En el campo del centro-derecha quien ha ganado es el centro”, señala.

Una opinión similar a la que sostiene Ubasart: “Creo que la subida de Ciudadanos responde a la disputa en el ala derecha del tablero y no tanto a la cuestión territorial”.

5. Aumento del voto nacionalista

Otro elemento que llama la atención del 28-A es el crecimiento del voto nacionalista tanto en Cataluña como en el País Vasco. Dos territorios donde los tres partidos de ámbito nacional de la de derecha sólo han conseguido un escaño (el PP por Barcelona, con la cara nueva que representaba Cayetana Álvarez de Toledo).

Además de los ya mencionados ERC y Junts Per Catalunya -que suman 22 asientos en el Congreso, cinco más que en las últimas generales-, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y EH-Bildu han dominado con claridad el tablero político del País Vasco en estas elecciones, con seis y cuatro asientos en el parlamento, respectivamente.

Esta combinación demuestra, según las tesis de Ignacio Molina, que más que un aumento específico del independentismo catalán, lo que ha ocurrido es una movilización masiva de los nacionalistas catalanes y vascos, “por el miedo al nacionalismo español” que representaba la extrema derecha.

6. El fenómeno VOX

El partido de Santiago Abascal entró finalmente a las Cortes Generales con 24 diputados. Una cifra inédita para un partido ultra-derechista desde el regreso de la democracia a España, pero un resultado algo inferior al que algunos sondeos les pronosticaban.

Según Molina, el fenómeno VOX incluye una paradoja. Su existencia como partido no se entendería sin Cataluña –“en VOX hay muchísimo de nacionalismo español enfadado por lo que ocurrió en 2017”-, pero la movilización de los votantes catalanes ha servido precisamente para frenar una irrupción que amenazaba con ser mayor, argumenta. “Los catalanes, qué paradoja, han votado más que nunca en clave española. Porque les asustaba mucho VOX”.

¿Pero qué papel respecto a Cataluña jugará a partir de ahora este partido? Jordi Amat tiene claro que “su función parlamentaria va a ser encabronar todos los debates”, asegura. “Los que les han votado han decidido que querían bronca y un posicionamiento reaccionario fuerte en el parlamento. El asunto es que esto no ha sucedido con la intensidad que temíamos y en la misma proporción que ocurre en otros países europeos”.

Ubasart va un poco más allá y especula sobre cómo se reubicarán los partidos de la derecha tras los comicios para entender el efecto real de la llegada de Abascal a las instituciones. “Si PP y Ciudadanos continúan con la misma estrategia, ambos seguirán compitiendo con VOX por ver quién es más duro y por tanto tendrán una influencia importante”, argumenta.

7. El 155, desactivado

A la espera de unos pactos post-electorales que probablemente se postergarán hasta después del 26 de mayo –fecha de los comicios europeos, autonómicos y municipales-, una de las pocas certezas respecto a Cataluña que se pueden extraer ya del 28-A tiene que ver con el Senado. Con la mayoría absoluta obtenida por el PSOE en la Cámara Alta se puede descartar una nueva aplicación del artículo 155, tal y como reclamaban PP, Ciudadanos y VOX.

“El 155 ad eternum era una de las cosas que se estaba votando en estas elecciones. Había unos partidos políticos que querían desactivar el autogobierno tal y como se ha desarrollado en los 40 años de democracia. Esa opción ha perdido. Esto a la hora de pensar cómo se va a gestionar el conflicto no me parece un dato menor”, señala Amat.

8. Un premio a la moderación

En una línea similar se expresa Ubasart, que cree que “la cuestión territorial ha llegado para quedarse” en la política española y que, por tanto, Sánchez deberá “hacerle frente”, necesite o no a los independentistas para llegar al Gobierno.

E incide en cómo los electores no han penalizado la senda dialogante abierta por el PSOE para resolver el conflicto. “La conclusión es que no debe dar tanto miedo a los partidos de base estatal hacer frente al debate territorial en España. Seguramente temen más abrir este melón los dirigentes de los partidos que los propios ciudadanos”, concluye.

Un planteamiento parecido al que expone Amat. “Lo que han demostrado estas elecciones es que la gente tiene comportamientos más moderados que los de sus líderes. Así que la moderación ha sido premiada. Y en ella lo territorial tiene un comportamiento relevante”.