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El feminismo y la adopción de animales de compañía

Promover la adopción de animales de compañía puede ser también una forma de feminismo.

El feminismo y la adopción de animales de compañía

La igualdad de género es todavía una tarea pendiente. Sin duda, la lucha feminista nos ha permitido avanzar mucho y acortar las distancias, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Según la Unión General de Trabajadores, por ejemplo, en España una mujer puede llegar a cobrar entre un 15% y un 20% menos que un hombre a pesar de tener la misma cualificación. Y este es solo uno de los muchos aspectos que evidencian que el machismo sigue latente en la sociedad. La violencia de género es otro. De ahí que los perros, que tienen un sentido de la justicia claramente desarrollado y una capacidad de empatizar única, jueguen un papel fundamental en la vida de muchas mujeres y en la lucha contra la desigualdad. No en vano, el mejor amigo del hombre es en realidad, según la ciencia, el mejor amigo de la mujer.

Vale, se trata de una frase hecha en la que con “hombre” se hace referencia al ser humano en general. Es cierto. El problema es que lo tenemos tan asumido, que de primeras, parece incluso hasta lógico por un tema de practicidad, pero el uso del masculino como genérico no es más que un ejemplo del sexismo presente en nuestro lenguaje. ¿Y qué es el lenguaje sino un reflejo de la sociedad? Es fundamental seguir trabajando, seguir avanzando, cada uno en su radio de acción, porque por pequeños que parezcan los pasos, si todos ponemos de nuestra parte, la verdadera igualdad de género llegará. Todo, absolutamente todo, está relacionado.

Muchos de los animales que se venden por internet son de procedencia ilegal. | FOTO: Jamie Street | Unsplash.

El tráfico de cachorros

Para organizaciones como PETA, por ejemplo, que luchan por los derechos de los animales, una persona que decide comprar un perro, en vez de adoptarlo, no puede considerarse feminista. ¿Por qué? Pues básicamente porque al comprar un perro se está financiando la explotación sexual del animal. Por desgracia, el horror de las fábricas de cachorros (puppy mills en inglés) es real. Lo que viven esos animales es una auténtica pesadilla y nada, absolutamente nada, justifica que ningún ser vivo tenga que pasar por algo así. Las perras, encerradas en condiciones precarias, son obligadas a reproducirse una y otra vez y cuando ya no son útiles como animales reproductores, en el mejor de los casos, las abandonan.  

El objetivo de las fábricas de cachorros es producir el mayor número de cachorros al menor costo posible. El bienestar del animal, por supuesto, es lo de menos. Lo único realmente importante es el beneficio económico de los dueños. Pero tratar a un animal como si fuera un producto tiene consecuencias que van mucho más allá de la ética y la moral de los responsables. La cría endogámica para garantizar la pureza de la raza deriva en enfermedades genéticas, la separación de las crías y la madre se produce demasiado pronto y los traslados, que muchas veces duran días, se producen en condiciones tan poco seguras que muchos pierden la vida en el camino.

Con más de 100.000 perros abandonados cada año en España, la reproducción y venta de animales de compañía es, para muchos, un acto irresponsable. Promover la esterilización es, sin duda, la forma más efectiva de luchar contra el problema del abandono -recordemos que las camadas indeseadas son el principal motivo de abandono– pero no es suficiente si no se toman medidas para controlar la venta de animales de compañía. La única forma de poner fin a la explotación sexual de las hembras es fomentando la adopción. Los refugios están llenos de perros de todas las razas y todas las edades esperando por un hogar definitivo. Y si por el motivo que sea la decisión final sigue siendo comprar en vez de adoptar, es fundamental visitar al criador y comprobar que los perros están bien cuidados y que el profesional cumple con la normativa legal existente.

Si todo sale bien, un perro nos acompañará un promedio de 10 años. No es una decisión que deba tomarse a la ligera. El compromiso va mucho más allá de los paseos diarios y la comida de calidad. Los perros tienen la capacidad de entender nuestras emociones y de empatizar hasta el punto de adoptar rasgos de nuestro carácter. Todo lo que pase en nuestra vida les afecta y puede derivar en problemas de comportamiento, otra de las principales causas de abandono. No se trata de comparar animales y personas, se trata de luchar por un mundo más justo para todos.

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