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Medio Ambiente

Lecciones que la pandemia nos deja en la defensa de nuestro medioambiente

El Día Mundial del Medioambiente de 2020 llega en mitad de una pandemia cuya desescalada acaba de comenzar y las organizaciones ecologistas insisten en que aprendamos las lecciones que esta nos deja

Lecciones que la pandemia nos deja en la defensa de nuestro medioambiente

La pandemia del coronavirus[contexto id=»460724″] es un punto de inflexión en tantos aspectos que es prácticamente inabarcable. En materia de medioambiente, la huella que va a dejar la COVID-19 es indiscutible. Quienes más abordan esta cuestión son los grupos ecologistas, que insisten en recoger las lecciones aprendidas para no volver a equivocarnos como sociedad y como especie. En España, asociaciones como Greenpeace o Ecologistas en Acción insisten en recordarnos que está en nuestra mano que la transición a la famosa “nueva normalidad” sea ecológica.

Lecciones en materia de movilidad y contaminación

El teletrabajo y el estudio en casa derivados de la crisis sanitaria han provocado un notable descenso en la movilidad en nuestras ciudades –con su correspondiente bajada de la contaminación–. Los atascos han desaparecido de nuestros paisajes urbanos casi como por arte de magia.

Ahora que la movilidad está empezando a recobrar parte de la intensidad previa a la crisis, desde Ecologistas en Acción piden «volver a la normalidad sin atascos». «Confinemos los coches, recuperemos nuestro espacio y reduzcamos las emisiones y la contaminación», reclaman.

Durante las semanas del confinamiento, el tráfico interurbano y el tráfico en el acceso a las principales ciudades en España ha disminuido en torno al 70%, según datos de la propia organización, que reflejan además que esto ha provocado una reducción de la contaminación del 58%.

«Paradójicamente, la salida de esta dura crisis podría conllevar un aumento del uso del vehículo privado, ya que el coche ofrece una sensación de seguridad frente a los contagios. Sin embargo, esto llevaría a un aumento de la contaminación atmosférica. También incrementaría las emisiones de gases de efecto invernadero y se formarían atascos sin precedentes. En resumen, volveríamos a un escenario de lugares inhabitables e insostenibles».

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Una de las vías de acceso a la ciudad condal, completamente vacía el pasado 15 de marzo. | Foto: Emilio Morenatti | AP

Por ello, Ecologistas en Acción propone «medidas dirigidas a disminuir las necesidades de desplazamiento, facilitar la movilidad peatonal y ciclista, además de garantizar un transporte público de calidad que ofrezca todas las garantías posibles para la salud y el bienestar de la ciudadanía».

«Teniendo en cuenta que el tráfico motorizado es el principal factor que influye en la calidad del aire urbano, es evidente que un descenso tan marcado de la circulación y de sus emisiones a la atmósfera está incidiendo en una mejora muy significativa de la calidad del aire que respiramos, aunque se deba a circunstancias tan excepcionales como las derivadas de la crisis sanitaria y el estado de alarma», afirma Ecologistas en su informe Efectos de la crisis de la COVID-19 en la calidad del aire urbano en España.

Una mejor planificación urbana y de transporte puede conducir a ciudades neutras en carbono, más habitables y más saludables. «Esta crisis nos ha obligado a repensar cómo queremos que sean nuestras calles. Necesitamos formas seguras, asequibles y sostenibles de desplazarnos; y eso no puede incluir al coche tal y como lo hemos concebido hasta ahora», denuncian desde Greenpeace. Por ello, han pedido a los ayuntamientos que den más espacio al peatón, al transporte público y a la bicicleta.

La pandemia puede cambiar las cosas. «Esta es una oportunidad para mejorar el espacio público, quitando coches y ganando espacios para las personas y la movilidad sostenible, no solo ahora, sino para el futuro», afirman desde la organización ecologista.

La movilidad aérea también ha sufrido un importante descenso debido a las restricciones internacionales a los viajes por la pandemia. El avión, el medio de transporte más contaminante, emite unos 285 gramos de CO2 por kilómetro y pasajero. Por ello, Ecologistas en Acción ha enviado al Gobierno español una carta firmada por más de 60 organizaciones y colectivos en la que se pide al Ejecutivo que no se rescate con dinero público a las aerolíneas. Los firmantes consideran que «los recursos del contribuyente deben ser destinados a atender las necesidades de trabajadoras y trabajadores, al tiempo que se invierte en la transición hacia un modelo de transporte más justo y sostenible».

Lecciones en materia de energía

Las ciudades concentran el 55% de la población mundial, según datos de las Naciones Unidas. En España esa cifra aumenta hasta el 80%. En este contexto, Greenpeace denuncia que nuestras urbes se están convirtiendo «en verdaderos devoradores de consumo energético y enormes fábricas de emisiones de gases de efecto invernadero». Consumimos casi un 70% de la energía total y emitimos alrededor de un 75% del CO2, también según datos de la ONU.

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Las organizaciones ecologistas aseguran que urge que hagamos una transición definitiva hacia las energías renovables. | Foto: Sina Schuldt | AP

Desde Greenpeace también ven la pandemia del coronavirus como una oportunidad para repensar nuestra forma de consumir energía. Una oportunidad que podemos aprovechar para aplicar medidas de eficiencia energética para «consumir menos y mejor» a diversos niveles: en el hogar, en la empresa, en la industria… Y, por supuesto, haciendo uso de cada vez más energías renovables a escala individual y colectiva. «Urge que entendamos la energía como un bien básico, sencillo y manejable, que además puede aliviar situaciones de pobreza energética», explican.

Lecciones en materia de comercio y consumo

Nuestros hábitos de consumo también han cambiado por el confinamiento. Las medidas de distanciamiento social han provocado el cierre de muchos pequeños comercios de proximidad y han alentado un consumo masivo en internet. Esta es una lección que deberíamos desaprender.

«Desde Greenpeace hacemos un llamamiento para establecer una política comercial racional que tenga en cuenta el impacto social y ambiental de la forma en que consumimos, con el objetivo de que todos vivamos de manera sostenible», pide la organización ecologista en materia de comercio.

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Greenpeace hace una llamada a la relocalización y a poner en valor los productos locales, de temporada y sostenibles. | Foto: Antonio Calanni | AP

En materia de alimentación, Greenpeace recuerda que «el sector de la producción local, de temporada y sostenible, tanto agrícola, como ganadera y pesquera, ha perdido en esta crisis sanitaria buena parte de su mercado debido al cierre de sus canales habituales de comercialización y por las inmensas dificultades que encuentra para su distribución». Es el momento de «seguir poniendo en valor los productos locales, de temporada y sostenibles», demandan.

Por ello, ponen el foco en el fin de la deslocalización. «La deslocalización de la producción ha sido una carrera desbocada; desde los trabajadores mal pagados que fabrican productos que son vendidos a bajo precio, hasta el ocultamiento de los costes ambientales durante su fabricación. La llamada a la relocalización no tiene por qué ser una defensa del aislacionismo o el nacionalismo. Acortar las cadenas de suministro puede ayudar en futuras crisis al permitir que los países tengan un acceso más fácil y rápido a lo que necesitan», apuntan.

«Consume de manera segura, sostenible, local y solo aquello que necesitas. Decidir dónde vas a poner tu dinero es un acto tan político como votar», concluyen.

Lecciones en materia de biodiversidad

La biodiversidad es la mejor barrera natural para protegerse de las pandemias. Desde Ecologistas en Acción destacan que «las acciones humanas han tenido impactos muy significativos en más de tres cuartos de la superficie terrestre del planeta, destruyendo más del 85% de los humedales y destinando más de un tercio de toda la superficie terrestre –y casi el 75% del agua dulce– disponible a la producción agrícola y ganadera».

La organización apunta a las acciones humanas, concretamente «los sistemas financieros y económicos mundiales bajo el paradigma del crecimiento económico a cualquier precio», como principales responsables de la pérdida de la biodiversidad, que ha ayudado a la proliferación de las últimas pandemia.

«Somos parte de la naturaleza, somos la naturaleza y no podemos sobrevivir separados de ella», recuerdan al mismo tiempo que defienden que «cualquier cambio en el entramado de la vida de nuestro planeta nos influye como especie. Esto es algo que puede resultar evidente, pero que se ignora en muchos de los análisis que se están haciendo sobre la COVID-19 y sobre las soluciones que se están proponiendo».

«La destrucción de los ecosistemas, la expansión descontrolada de la agricultura, la deforestación desenfrenada o la cría intensiva de animales en granjas han facilitado la transmisión de enfermedades de la fauna a los seres humanos, causando un enorme impacto en muertes de personas. Si no se conserva la biodiversidad las futuras pandemias serán más frecuentes, puede que se propaguen de forma más rápida y que tengan una repercusión social y económica mayor», aseguran.

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Un incendio forestal cerca de Mazagón, en Huelva, el domingo 25 de junio de 2017. | Foto: Alberto Diaz | AP

La pandemia del coronavirus nos ha enseñado que debemos proteger nuestra biodiversidad de manera especial. Para ello, piden a los Gobiernos central y autonómicos que blinden la legislación ambiental existente. No hacerlo «agravará los diferentes componentes de la emergencia ecológica y sanitaria», advierten.

Además, desde Ecologistas en Acción denuncian que las administraciones españolas han «dado la espalda» las últimas décadas al compromiso que España asumió de detener la pérdida de biodiversidad. Tras la pandemia, la necesidad de tomar medidas para detener la pérdida de biodiversidad «es todavía mayor, ya que la naturaleza es la mejor defensa ante esta y futuras pandemias», recalcan. La recuperación económica deberá «fomentar una transición ecológica justa», concluyen.

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