Este es el chorizo dulce del norte que a veces se confunde con el botillo de El Bierzo leonés
La androlla, originaria de la época romana, se produce y consume casi exclusivamente en Lugo y Orense
Adrolla. | Embutidos García Marcos
En el corazón de Galicia, concretamente en las regiones montañosas de las comarcas de Lugo y Orense, se encuentra un manjar gastronómico que a pesar de ser un gran desconocido en el resto del país, ha perdurado a lo largo de los siglos: la androlla. Este embutido, con su sabor ahumado y su textura única, es una auténtica joya gastronómica que representa la esencia misma de la cocina gallega.
La androlla tiene sus raíces en las antiguas tradiciones de la región de Galicia, su origen no está claro, aunque es posible que se remonte a la época romana, cuando los habitantes de esta zona elaboraban embutidos como una forma de conservar la carne y aprovechar al máximo los recursos disponibles.
La palabra «androlla» deriva del latín «in dura», que significa «en dura», haciendo referencia a la textura firme de este embutido. A lo largo de los siglos, la receta ha sido transmitida de generación en generación, y hoy en día sigue siendo un elemento fundamental en la gastronomía gallega.
Elaboración de la androlla
La androlla se elabora principalmente con carne de costillas de cerdo, especialmente seleccionada por su calidad y sabor. Además de la carne, se emplea una combinación de especias y condimentos que varían según la receta tradicional de cada familia gallega. Entre los ingredientes más comunes se encuentran el pimentón, el ajo, la sal y el orégano, que aportan un aroma y un sabor característicos a este embutido.
El proceso de elaboración de la androlla es todo un arte, que requiere de paciencia y destreza. Por lo tanto, si quieres preparar tu propia androlla casera, debes seguir los siguientes pasos: para comenzar la carne se pica finamente, aunque también se pueden cortar en pequeños trozos de carne las costillas quitándolas el hueso previamente, y se mezcla con las especias, obteniendo así una masa homogénea que se embute en tripas naturales de cerdo. Posteriormente, la androlla se cuelga en un lugar fresco y bien ventilado para que seque al aire durante un período de tiempo determinado. Una vez que haya alcanzado el punto óptimo de curación, se somete a un proceso de ahumado lento y cuidadoso, utilizando maderas aromáticas como el roble o el castaño, que realzan su sabor característico.
Cómo se consume
La mejor forma para disfrutar del sabor la androlla es comerla sola, sin combinarla con otros productos. Es recomendable cortarla en finas rodajas y servirla como aperitivo, o como parte de una tabla de embutidos gallegos. Su sabor intenso y su textura la hacen perfecta para acompañar una buena copa de vino tinto de la región, como una Mencía o un Albariño.
Además de servirse como aperitivo, la androlla también se utiliza en la cocina gallega para preparar una variedad de platos tradicionales. Desde guisos hasta revueltos, pasando por empanadas y croquetas, este embutido se adapta fácilmente a diferentes recetas, aportando su inconfundible sabor ahumado a cada bocado. Y es que, en cada mordisco, se puede saborear no solo el ahumado aroma de la carne, sino también el amor y el respeto por la tierra y sus productos que caracterizan a la gastronomía gallega.
