Carolina de Mónaco, una primera dama en edad de jubilarse a sus 65 años
Mientras la princesa Charlene continúa ingresada, la hermana del soberano monegasco ha vuelto a dar un paso al frente en el Principado
Carolina de Mónaco cumple 65 años en un ambiente de preocupación por la salud de su cuñada, la princesa Charlene. La hermana mayor del soberano monegasco llega a la edad de jubilación teniendo un papel muy importante en el Principado: el de primera dama ‘suplente’.
Así será hasta que la mujer del príncipe Alberto esté totalmente recuperada de los problemas físicos y mentales que la tienen ingresada en una exclusiva clínica suiza, desde el pasado mes de noviembre. Fue tras regresar de Sudáfrica donde se sometió a una intervención quirúrgica de oídos, nariz y garganta, cuando se concluyó que su estado no era el idóneo para retomar sus funciones oficiales.
De ahí a que se llevara a cabo su ingreso en este centro médico donde ya le han visitado dos veces su marido y sus hijos. Mientras tanto, su puesto lo ha ocupado de nuevo la princesa Carolina. Como tal, el pasado mes de septiembre, presidió la inauguración de una nueva exposición de la Asociación de Mujeres monegascas.
Junto con Estefanía y sus respectivos hijos, ha cerrado filas en torno a su hermano y sus dos sobrinos pequeños. Lo demostraron en una fecha tan señalada como el Día Nacional de Mónaco y también durante la entrega de los regalos de Navidad que se realiza, cada año, en el palacio.
Hacer las veces de primera dama no es algo que le sea ajeno. Con esta ya son tres las veces que ha tenido que situarse al lado de su hermano para representar al Principado de Mónaco. Recordamos las tristes ocasiones en las que la hija mayor de Rainiero y Grace Kelly tuvo que ejercer como primera dama.
Carolina de Mónaco asume las funciones tras la muerte de Grace Kelly
El 14 de septiembre de 1982 la vida de la Familia Real monegasca cambió de manera radical. Y lo hizo para siempre. Un accidente de tráfico se cobró la vida de la querida Grace de Mónaco y dejó totalmente tocadas las vidas de su marido, el príncipe Rainiero, y las de sus tres hijos, Carolina, Alberto y Estefanía, que el día de su muerte viajaba con ella en el vehículo.
Es imposible olvidar la imagen del príncipe Rainiero totalmente desolado, acompañado de Carolina y Alberto el día del entierro de su gran amor, mientras su hija pequeña se recuperaba de sus heridas en el hospital. Su hija mayor tenía 25 años, el mediano 24 y la menor tan solo tenía 17.
En ese momento, la princesa no solo perdió a una madre. Tuvo que asumir el rol de primera dama. Y lo hizo dando un cambio a la vida alocada que había vivido hasta el momento del adiós a su progenitora. Carolina se convirtió en una princesa que ocupó este nuevo lugar con suma responsabilidad y seriedad.
Algo que conllevó la desaprobación de cada una de las decisiones que tomó su hermana pequeña para sobrellevar la muerte de su madre. Lo que le valió el sobrenombre de ‘la princesa díscola’. Estudió moda, ejerció de maniquí hasta sacó un disco de pop con la que llegó a cantar en varias televisiones de Europa.
Carolina, primera dama desde la muerte del príncipe Rainiero
La segunda etapa en la que Carolina fue la primera dama de Mónaco acoge del año 2005 -cuando fallece su padre-, hasta el 2011 cuando su hermano contrajo matrimonio con la exnadadora sudafricana, Charlene Wittstock.
Antes de esto, y durante su relación con Ernesto de Hannover, la presencia de la hija mayor de Rainiero era constante como una de las figuras principales de La Roca (como se conoce coloquialmente al Principado de Mónaco). Pero lo cierto es que, en esos años, Estefanía también estuvo muy unida a su padre.
El 6 de abril del 2005 Rainiero de Mónaco falleció a los 81 años debido a un problema cardiaco. Permaneció un mes ingresado en un centro médico especializado en patologías coronarias y solo unos días antes de su muerte -el 31 de marzo-, su hijo Alberto asumió la regencia del país debido a la «incapacidad» de su progenitor.
A partir de ese momento y una vez con Alberto como soberano oficial de Mónaco, su hermana Carolina estuvo a su lado siempre que se le necesitó en su perfecto papel de primera dama. Cabe recordar su elegancia y sus looks en cada uno de los Bailes de la Rosa celebrados en el país para dar la bienvenida a la primavera.
Y aun casada en terceras nupcias con Ernesto de Hannover, Carolina no dejó de lado estas funciones. Quién mejor que ella para asumirlas. Era toda una profesional y no hay que olvidar que, durante sus primeros catorce meses de vida, fue la heredera al trono del Principado.
Hasta la boda de Alberto con Charlene
Sus funciones oficiales de primera dama terminaron cuando el príncipe Alberto se casó con Charlene. Llevaban juntos desde el año 2006, pero no fue hasta el 1 de julio de 2011 cuando contrajeron matrimonio. Una boda calificada como ‘la mayor fiesta celebrada en Mónaco en 55 años’.
Hay quien se ha atrevido a afirmar que, aunque fue Carolina quien instigó a su hermano a pasar por el altar, su relación con Charlene siempre ha sido algo tirante. Todo porque a la sudafricana «le cuesta ejercer de princesa». De ahí que se haya hablado del afán de protagonismo de Carolina en algunos momentos señalados de Alberto y Charlene de Mónaco. Pero lo cierto es que, en los momentos difíciles de su hermano y más en concreto ahora por los que atraviesa su cuñada, la princesa Carolina ha estado a la altura.