Blanca Paloma: todos los secretos de la representante de España en Eurovisión 2023
La ilicitana es cantante gracias a su abuela y tendrá la difícil tarea de recoger el testigo de Chanel Terrero
Blanca Paloma | Gtres
A Blanca Paloma hay que atribuirle el enorme mérito de haber hecho que una nana de toda la vida se convierta en un éxito. La cantante ha ganado el Benidorm Fest gracias a su canción Eaea, con la que defenderá a España en el próximo Festival de Eurovisión, que se celebrará el 13 de mayo, en Liverpool.
La pregunta es obligada, ¿quién es esta artista de la que todo el mundo habla? Nació en Elche hace 34 años, una edad de plena madurez a la que le llega su gran reconocimiento, aunque también tiene raíces sevillanas por parte de padre, bombero de profesión.
Son sus padres los que inculcaron la pasión por la música ya que en el hogar familiar había un cuarto repleto de maquetas, vinilos y de los extintos casetes en la que cada día se escuchaban clásicos. Allí empezó a cantar, a bailar y a canalizar emociones a través de la melodía.
Sin embargo, sería injusto olvidarse de su abuela, quizá la máxima responsable de que haya llegado tan lejos en la música: «Creo que fue raíz de que faltaron mis abuelos, que eran los que traían el flamenco a la familia. Sentí esta llamada del flamenco para estudiarlo, cantarlo y hacerlo mío», reflexiona en una entrevista con Europa Press.
Blanca Paloma y una señal definitiva
La historia de Blanca Paloma no es la de una chica que soñó con ser cantante, pero lo cierto es que siempre ha estado vinculada de algún modo al espectáculo. La mayor parte de su tiempo se ha dedicado a la escenografía, ejerciendo el rol de responsable de vestuario, si bien ha sido vocalista de algunas bandas. Su salto desde detrás de las cámaras es ya una realidad.
Como tantísimos jóvenes nacidos fuera de las grandes ciudades, la ilicitana abandonó bien pronto su localidad natal para probar suerte en Madrid. Se matriculó en Bellas Artes y fue ahí cuando empezó todo.
Es curioso recordar mediante sus palabras cómo se dio cuenta de que el arte había entrado por sus venas y que debía estudiar esa rama: «Iba caminando por el mercado de Antón Martín cuando empecé a escuchar taconeos cada vez más fuertes, pero no sabía de donde venían». Eran de la Escuela Amor de Dios y la bailarina se parecía a su abuela. Era una señal y no pudo decir que no.
Salta a la vista que dio resultado el pasa tantas tardes escuchando música en aquel cuarto familiar ya que. hermana, Sara Ramos, también ha probado suerte en la música. Sin ir más lejos, se presentó a Eurovisión Junior, junto a María José y Úrsula.
Rumbo a Liverpool
Dicen que quien la sigue la consigue y en el caso de Blanca Paloma no iba a ser menos. El año pasado se presentó al Benidorm Fest, pero no pudo pasar de la quinta posición. Ahora, ha logrado coronarse en primer lugar, por delante del gran favorito, Agoney, después de conseguir 169 puntos: 94 del jurado, 35 del voto demoscópico y 40 del voto telemático.
Y lo hace con un formato musical que ella misma explica así: «Quería reivindicar la nana como cante de trabajo, quizás el primero de la humanidad, en cuanto que lo entona una madre que cría a su bebé y porque me parece hermoso que sea la primera música que escuchamos aparte del ritmo del corazón; que cantándose en todo el mundo aunque sea de diferentes maneras, siempre es una transmisión de amor».
Por delante tendrá la difícil papeleta de coger el testigo de Chanel Terrero, que hizo historia en 2022 al clasificar en un histórico tercer lugar con su vibrante SloMo. Las comparaciones son odiosas, pero Blanca Paloma huye de ellas. Quiere dejar el pabellón muy alto en la ciudad de los Beatles. Por ilusión y esfuerzo no será.
