Cuca Gamarra, en la intimidad: la faceta más personal de la líder del Partido Popular
La de Logroño se ha convertido en uno de los rostros visibles del PP. Pero su vida tiene muchos detalles interesantes más allá de la política
El pasado mes de abril de 2022, Cuca Gamarra se convertía en la nueva secretaria general del Partido Popular. Hoy, su nombre vuelve a sonar con fuerza a causa de la moción de censura de Vox a Pedro Sánchez. La portavoz del Partido ha justificado la abstención de su grupo haciendo mención a Tamames: «No votaremos a favor por respeto a los españoles, pero no votaremos en contra por respeto a usted».
Además, la política ha defendido que Pedro Sánchez tiene las horas contadas en La Moncloa: «Este año hay otra moción de censura que no se votará en la cámara, sino en las urnas». Pero, dejando a un lado su faceta profesional, ¿quién es Cuca Gamarra y cuál es su vida más personal?
Así es Cuca Gamarra
La mano derecha de Alberto Núñez Feijóo nació el 23 de diciembre de 1974 en Logroño. Procedente de una familia conservadora y creyente, de la que ha heredado los valores, se ha formado como abogada, licenciada en Derecho Económico. Además, tiene un posgrado en Derecho Cooperativo por la Universidad de Deusto, un máster en Práctica Jurídica y es colegiada del Colegio de Abogados de Vizcaya.
Pero su faceta en la justicia quedó en un segundo plano cuando abrazó a la política. Primero pasó por las Nuevas Generaciones riojanas y, en 1995, se afilió al PP. En 2011 fue elegida alcaldesa de Logroño, la primera mujer en conseguir ese puesto y nueve años después dio el salto a Madrid, siendo elegida como portavoz parlamentaria del grupo popular.
Su familia, su pilar fundamental
Más allá de su profesión, Cuca es también una apasionada de la gastronomía, el arte, el deporte y, sobre todo, la familia. Para ella, sus pilares fundamentales son sus seres queridos: su padre, Alfonso Gamarra, trabajador de una empresa de transportes, y su madre, Conchita Ruiz Clavijo, auxiliar de enfermería.
«He tenido unos padres peculiares, me han dejado hacer lo que quisiera. No me ponían hora», explicaba hace unos años en la televisión. Cuca es, además, la mayor de tres hermanos. Mario Gamarra es empresario, nombrado apoderado mancomunado solidario en Banco Santander en 2013, y Paloma Gamarra, es periodista y trabaja, desde 2015, en el departamento de comunicación en UNIR.
«Me llamo Conchita. Mi abuela se llamaba Concha, mi madre se llama Conchita y yo también. Era una manera de diferenciar, luego llegó mi tío y me llamaba Cuca y, desde entonces, me llaman Cuca», explicó para El intermedio.
‘Feminista liberal’ y aficionada al deporte
Entre sus aficiones se encuentra el esquí y el golf, pero por lo que siente realmente pasión es por el running. Le encanta correr y ha participado en varias maratones en España, Nueva York o París, entre otros destinos. «Tengo un grupo de amigos con los que corremos por Logroño los fines de semana», confesó.
Al parecer, según explicó en El intermedio, fue su hermano quien la incentivó a probar este deporte como una forma de canalizar su estrés al llegar a la alcaldía. «Soy una corredora de fondo en el deporte y en la vida», dijo para LOC.
Además, ella misma se define como «feminista liberal», citando como referentes a Rita Barberá y Celia Villalobos. No tiene hijos, disfruta de sus sobrinos y, hasta el momento, no ha encontrado el amor de verdad. Lo que sí es es creyente, pero a su manera: «No voy tanto a misa como marcan los cánones. Soy muy anárquica e indisciplinada, basta que te digan que tienes que ir un día a una hora para que yo vaya a otra. Soy muy rebelde».
Con el corazón libre y abierto
Cuca está soltera y nunca ha pasado por el altar. Ha tenido varios compañeros de vida, pero el único que ha estado siempre ha su lado ha sido Oliver, su bichón maltés.
«No he tenido suerte con el amor», dijo para La Sexta. Puede ser que todavía no haya encontrado el amor por los requisitos que ha puesto: «Tiene que ser con sentido del humor, interesante y que le guste mucho salir y poco entrar».
Durante su vida, se ha centrado más en el trabajo que en la faceta personal, algo que parece haberle pasado factura en el amor.