Kiko Rivera, al desnudo: amenazado por ETA, adicto a la cocaína y agradecido a Irene Rosales
El hijo de Isabel Pantoja ha hecho propósito de enmienda para dejar atrás una vida polémica y plagada de excesos
Kiko Rivera ha roto su silencio en una esperadísima entrevista con el youtuber Jordi Wild. El cara a cara entre el hijo de Isabel Pantoja y su entrevistador se ha extendido por encima de las 3 horas y media de duración, un tiempo más que suficiente para sacar a relucir algunos de los trapos más sucios que guarda el andaluz en su cajón.
La vida del hijo de Paquirri se asemeja a la más vertiginosa de las montañas rusas. El hecho de ser fruto de la unión de una de las parejas más famosas de España hizo que pronto entendiera que su vida no iba a ser la de un niño cualquiera. Kiko creció entre cámaras y micrófonos, expuesto continuamente.
El problema fue cuando creció más, que entró en una peligrosa espiral que a punto estuvo de costarle la vida. De trepidantes subidas al cielo y caídas al infierno sabe mucho. Ha hecho este viaje muchas veces, seguramente más de las que le gustaría. ¿Qué ha cambiado en él? Que ahora hace autocrítica y muestra su deseo de dejar atrás lo que le ha lastrado y mirar al futuro con optimismo.
Las confesiones de Kiko Rivera
La infancia de Kiko Rivera no fue como le hubiera gustado y su madre le ató en corto a menudo: «Mi madre no me dejaba salir, pero sí tenía libertad en casa: campo de fútbol, de tenis, circuito de motos, caballos, burros… Yo era muy feliz, muy feliz, dentro de una burbuja de oro».
«Mi madre a mí hasta los 18 años no me dejaba hacer absolutamente nada, no podía ir a discotecas, no podía salir por las noches, no iba al cine, si quería ir mi madre me ponía a alguien que me esperaba y me tenía que montar en el coche e ir a casa…».
Pronto, el marido de Irene Rosales-a quien señala en la entrevista como su salvación- buscó esa libertad que le faltaba y esto es lo que hizo: «Llamé a un colega y le pedí dinero, le dije ‘quiero independizarme, hoy he cumplido 18 años, ahora me puedo marchar, pero ahora no tengo dinero, necesito que me pagues un loft durante un año…». Le pidió prestado una cantidad suficiente para marcharse a vivir de alquiler y ahí empezó su declive.
Rivera desvela en la charla con Wild que llegó a ganar más de 100.000 euros por semana y llegó a gastarse 8.000.000 de euros en dos años. ¿En qué? En fiestas y excesos, una mala combinación se coja por donde se coja.
Y aquí llegó su declaración más dura: «Mi vida cambió a mal, me surgieron problemas peores… la noche, droga, mujeres. El vicio en todo su máximo esplendor». Esto se tradujo en un consumo disparado de drogas: «Yo me podría haber muerto en una de mis noches locas que me he puesto 10 gramos de cocaína. Con 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24 25, 26 27… Es que yo me he pasado consumiendo muchos años a diario. Bastante bien estoy».
Una vida de excesos
Por último, hizo balance de lo vivido y agradeció a su esposa y madre de sus dos hijas: «Fueron los dos años más malos de mi vida, en los que mi mujer me ha aguantado infidelidades, llegar a casa drogado de la hostia, buscar peleas inventadas para tener una excusa para marcharme de casa para drogarme… Era el vicio de los 18 multiplicado por 20, con mi madre en la cárcel, casado y con hijos. No tenía ni un puto duro y lo poco que tenía me lo gasté en droga».