20 años de prisión para la asesina del cianuro de Indonesia
Jessica Kumala Wonso, residente permanente en Australia, niega la acusación de asesinato de su amiga, que sufrió un colapso y murió después de beber café. Sin embargo, el fiscal argumenta que la joven estaba decidida a matar a Salihin y para ello llevó a cabo un «meticuloso» plan. El abogado de Wongso, Otto Hasibuan, rechazó con desdén el argumento del fiscal. «¿Tiene sentido acusar a Jessica de premeditar el asesinato solo porque Mirna le aconsejó que cortara su relación con su novio?», preguntó. «El sentido común no puede aceptar esa razón». La fiscalía de Yakarta aplazó varias veces el caso por falta de pruebas. Finalmente se formalizó la acusación cuando los investigadores indonesios obtuvieron información adicional de la policía australiana. Una colaboración policial que fue posible gracias a la promesa del gobierno indonesio de no aplicar a la acusada la pena capital por un delito de homicidio con premeditación, ya que Australia se opone a la pena de muerte.
El caso de Jessica Kumala Wongso, de 27 años, ha levantado una gran expectación en Australia e Indonesia. Esta joven indonesia que estudiaba diseño en Sidney ha sido condenada a 20 años de prisión en Yakarta por el asesinato de su amiga, Wayan Mirna Salihin, tras echarle cianuro en el café. La fiscalía asegura que el motivo del crimen era que Wongso estaba furiosa con su amiga porque ésta le aconsejó que se separara de su novio que tenía problemas con las drogas.
Jessica Kumala Wonso, residente permanente en Australia, niega la acusación de asesinato de su amiga, que sufrió un colapso y murió después de beber café. Sin embargo, el fiscal argumenta que la joven estaba decidida a matar a Salihin y para ello llevó a cabo un «meticuloso» plan. El abogado de Wongso, Otto Hasibuan, rechazó con desdén el argumento del fiscal. «¿Tiene sentido acusar a Jessica de premeditar el asesinato solo porque Mirna le aconsejó que cortara su relación con su novio?», preguntó. «El sentido común no puede aceptar esa razón». La fiscalía de Yakarta aplazó varias veces el caso por falta de pruebas. Finalmente se formalizó la acusación cuando los investigadores indonesios obtuvieron información adicional de la policía australiana. Una colaboración policial que fue posible gracias a la promesa del gobierno indonesio de no aplicar a la acusada la pena capital por un delito de homicidio con premeditación, ya que Australia se opone a la pena de muerte.