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El miedo a una intervención rusa en Transnistria preocupa seriamente a Moldavia

Varias explosiones contra un edificio gubernamental y antenas de repetición elevan el temor a una intervención de Moscú en esta región prorrusa moldava

El miedo a una intervención rusa en Transnistria preocupa seriamente a Moldavia

Cartel prosoviético en Tiraspol, capital de Transnitria. | Sergei Gapon (AFP)

La invasión rusia de Ucrania ha avivado el miedo de muchos países del Este de Europa hacia Moscú. Pero, si algunos están optando por acelerar su ingreso en la OTAN, como Finlandia y Suecia, otros ven como su propia historia y cercanía con Ucrania hacen aumentar cada día los riesgos de verse involucrados en ese conflicto. Es el caso de Moldavia, que alberga en su interior una región separatista prorrusa ubicada entre el río Dniéster y la frontera con Ucrania: Transnistria.

Este lunes, las autoridades de esta región no reconocida por la comunidad internacional han denunciado un ataque contra el Ministerio de Seguridad, situado en la capital del territorio, Tiraspol. Apenas unas horas más tarde, dos antenas de repetición fueron destruidas durante la madrugada de este martes. Aunque no ha habido ninguna víctima, el Ejecutivo moldavo, que lleva décadas sin tener el control efectivo de esta república separatista autogobernada, teme que estos ataques puedan servir de excusa para un intervención rusa.

La Oficina para la Reintegración, dependiente del Gobierno de Moldavia, ha mostrado su preocupación por lo ocurrido y ha hecho un «llamamiento a la calma» a la par que ha confirmado estar investigando el incidente. Pero, sobre todo, ha criticado que el propósito del ataque es «crear pretextos para agravar la situación de seguridad en la región de Transnistria», no controlada por las autoridades moldavas, tal y como recoge la agencia rusa Interfax.

Por su parte, la inteligencia militar ucraniana ha interceptado un documento que muestra la preparación de estas explosiones en Tiraspol. Así, Ucrania ha defendido que las autoridades de la región territorial autónoma se preparaban para este «ataque con granadas» tres días antes de que ocurriera, ocupándose de la construcción de un búnker protegido y confortable.

La dirección principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania ha señalado en un comunicado en su perfil de Telegram que se trata de «serie de medidas provocativas organizadas por el Servicio Federal de Seguridad ruso para «sembrar el pánico y el estado de ánimo anti-ucraniano». Según la información de la que dispone el Ministerio de Defensa ucraniano, el Servicio Federal de Seguridad ruso continuará elaborando una serie de «ataques terroristas» de provocación en este territorio.

Transnistria, un territorio leal a Moscú entre Ucrania y Moldavia

En cualquier caso, lo ocurrido en Transnistria pone de manifiesto cómo esta región ha ido cobrando protagonismo en las últimas semanas por su vínculo con el Gobierno ruso y su importante posición geoestratégica. Y es que hablamos de un territorio que se mantuvo fiel a Moscú cuando, a uno y otro lado, Ucrania y Moldavia comenzaban a dejar atrás la Unión Soviética. Eran principios de los noventa y se redibujaba el reparto de poder en el este de Europa, en términos políticos y también militares.

Las tensiones en Transnistria se dispararon en 1992, con un conflicto tras el que la región comenzó a tener una especie de independencia ‘de facto’ que Chisinau sigue sin reconocer a día de hoy. Unas 300.000 personas viven en este enclave al otro lado del río Dniéster, donde predominan las etnias rusa y ucraniana por encima de la moldava.

Alberga unas 20.000 toneladas de armamento de la era soviética -los expertos no tienen claro cuántas de estas armas siguen siendo útiles- y ya tras la guerra desatada en 2014 en Ucrania y la anexión de Crimea por parte de Rusia creció el temor a que Transnistria se convirtiese también en objeto de deseo ruso.

Esta preocupación ha aumentado en los últimos meses, a raíz de la ofensiva ordenada el 24 de febrero sobre Ucrania por el presidente de Rusia, Vladimir Putin. De hecho, las operaciones se han centrado en las última semana en la parte este y sur de Ucrania, lo que daría pie a un corredor terrestre que podría llegar desde el Donbás hasta Transnistria.

Económicamente, la región depende en gran medida de Rusia, mientras que políticamente cualquier mínima rotación es inexistente. Moscú tiene garantizada la lealtad de este territorio y no duda en dejar claro que está de su lado, como ha ocurrido a raíz de las explosiones registradas estos días y que despiertan la «preocupación» del Kremlin.

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