Las claves de la destrucción de la presa en Kajovka (Ucrania) que estaba en poder ruso
Construida en los años 1950 durante la época soviética, la represa hidroeléctrica de Kajovka permite enviar agua al canal de Crimea del Norte
La destrucción de la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, en el río Dniéper, un incidente del que Ucrania y Rusia se han acusado mutuamente, ha provocado la inundación de la ciudad de Novaya Kajovka, ocupada por Rusia, y ha obligado a evacuar varias ciudades y aldeas. Construida en los años 1950 durante la época soviética, la represa hidroeléctrica de Kajovka permite enviar agua al canal de Crimea del Norte, que arranca en el sur de Ucrania y atraviesa toda la península de Crimea.
La represa Kajovka es crucial en la región. Es una de las seis presas que se encuentran a lo largo del río Dnipro, que se extiende desde el norte del país hasta el mar en el sur, y contiene un depósito que proporciona agua a los agricultores y residentes, así como a la central nuclear de Zaporizhzhia. También es un canal vital que transporta agua hacia el sur hasta Crimea ocupada por Rusia según señala BBC.
El presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski ha asegurado que «se ha ordenado llevar a cabo una evacuación de las áreas de riesgo y entregar agua potable a todas las ciudades y aldeas que recibían agua del embalse de Kajovka».
Para el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), se trata de «uno de los daños más significativos contra infraestructuras civiles desde febrero de 2022», fecha en la que el Ejército ruso lanzó su ofensiva militar en Ucrania y evalúa ya las consecuencias de lo ocurrido. «Decenas de miles de personas a ambas orillas del río Dniéper están ya sufriendo inundaciones, lo que pone en riesgo sus vidas».
Asimismo, responsables ucranianos han denunciado que la destrucción de la represa hidroeléctrica de Kajovka en el sur del país ha provocado el vertido de «150 toneladas de aceite de motor» en el río Dniéper y han advertido del riesgo medioambiental. La destrucción de la represa hidroeléctrica hace temer consecuencias importantes sobre la fauna y la flora de esta parte del sur de Ucrania.
Ucrania acusa a «terroristas rusos» de detonar la presa
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha acusado este martes a «terroristas rusos» de la destrucción a través de «una detonación interna» de la presa. «Terroristas rusos. La destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka únicamente confirma a todo el mundo que deben ser expulsados de todas las esquinas del territorio ucraniano. No debe dejárseles un solo metro, porque usan cada metro para el terror«, ha manifestado el mandatario ucraniano a través de su cuenta en la red social Twitter, según recoge Europa Press.
«Sólo la victoria de Ucrania logrará que vuelva la seguridad, y esta victoria llegará. Los terroristas no podrán detener a Ucrania con agua, misiles o cualquier otra cosa», ha dicho, antes de asegurar que «todos los servicios están funcionando» y confirmar una reunión del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa. «Por favor, difundan únicamente información oficial y verificada», ha pedido.
El Kremlin dice que es un «sabotaje deliberado» de Kiev
Por su parte, el Kremlin ha atribuido este martes a un «sabotaje deliberado» de Kiev la destrucción parcial de la represa. «Se trata sin duda de un acto de sabotaje deliberado de la parte ucraniana, que fue planificado y ejecutado por orden de Kiev», ha declarado a la prensa el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov.
El portavoz ha rechazado «firmemente» las acusaciones de las autoridades ucranianas, que han culpado a Moscú. «Toda la responsabilidad es del régimen de Kiev», ha insistido Peskov, y ha afirmado que uno de los objetivos de lo ocurrido es «privar de agua a Crimea», península del sur de Ucrania anexionada por Rusia en 2014.
Según Peskov, «este acto de sabotaje podría tener consecuencias muy graves para decenas de miles de habitantes de la región» de Jersón, así como «consecuencias medioambientales».
El Derecho Internacional protege las presas
El Derecho Internacional contempla una especial protección para infraestructuras hidrológicas como presas, tanto por su especial relevancia para suministros básicos como por el riesgo que su destrucción puede suponer para zonas aledañas. Destruirlas, por tanto, puede constituir un crimen de guerra.
El Derecho Internacional Humanitario consuetudinario incluye este tipo de enclaves dentro de las «obras e instalaciones que contienen fuerzas peligrosas» y para las que se reclama «especial» vigilancia. Al igual que podría ocurrir con las centrales nucleares, se teme que cualquier ataque pueda suponer un riesgo para la población.
La conocida como ‘norma 42’ incluye en sus anexo matizaciones de carácter práctico, de tal manera que la «protección especial» no se aplicaría en el caso de que las instalaciones sirvan para fines militares o de que en sus inmediaciones hubiese objetivos militares y no hubiese otra manera de destruirlos.
En todo caso, dentro de estas apreciaciones también se recuerda que la protección de la población sigue siendo esencial y que, ante la liberación de posibles «fuerzas peligrosas», como podría ser el agua en el caso de una presa, «se tomarán todas las precauciones prácticas» para evitar riesgos.
De hecho, los protocolos incorporados en 1977 a los Convenios de Ginebra (1949) advierten de que «lanzar un ataque contra obras o instalaciones que contengan fuerzas peligrosas a sabiendas de que dicho ataque causará una pérdida excesiva de vidas, lesiones a civiles o daños a bienes de carácter civil» supone una violación grave del Derecho Internacional.
Así, presas o centrales nucleares quedan protegidas frente a ataques –«aunque sean objetivos militares»– si puede producirse una liberación de «fuerzas peligrosas» y, por tanto, «graves pérdidas entre la población civil».