Ucrania usa motos de agua explosivas como drones suicidas contra Rusia
No se sabe mucho de ellas, los ucranianos las ocultan sigilo, y cuando estallan quedan pocos restos para analizar
Durante la Guerra del Golfo, uno de los grandes quebraderos de cabeza de las fuerzas aliadas no fueron los aviones de combate MIG de Sadam Husein. Tampoco sus misiles Scud. Ni siquiera los tanques rusos que disponía el denominado ‘cuarto mejor ejército del mundo’. Lo que de verdad los volvía locos eran las 7.500 pick-ups Nissan que compró Udai Husein y a las que añadió ametralladoras en su plataforma trasera. Aparecían de la nada con un profundo conocimiento del terreno, descargaban su munición contra las tropas de tierra, y desaparecían por un desierto sobre el que aún no volaban drones.
El ejemplo iraquí es una muestra de la guerra no convencional, aquellas soluciones técnicas que plantean un nuevo escenario, y basado en ideas alternativas. Esto es justo lo que les está ocurriendo a los rusos en Ucrania, que se están encontrando con sorpresas inesperadas a cuenta del ingenio local. Desde los inicios del conflicto, una de las asignaturas de Kiev es atacar a la flota naval enviada por Vladímir Putin. El ejército ucraniano carece del músculo que alberga el ruso, y ante el desequilibrio de fuerzas, lo de usar el ingenio se vuelve necesidad.
Subirse a la moto
La última que se ha sabido es que el pasado 16 de julio, Ucrania atacó la principal base naval rusa de Sebastopol, situada en la península de Crimea. Al día siguiente, la víctima fue el puente de Kerch, que conecta Crimea con Rusia. Los primeros informes sugieren que se utilizaron naves de superficie sin tripulación (USV), conocidos popularmente como drones marítimos. Estos USV de ataque unidireccional, también conocidos como drones «kamikaze», se han empleado para atacar barcos y puentes desde el inicio del conflicto. Pero hay una novedad. En los diseños iniciales, vistos por primera vez en septiembre de 2022, ya empleaban piezas de motos acuáticas adosadas a un casco parecido al que una barca pequeña, y esto ha ido a más.
Este tipo de vehículo, y en su configuración ideal, atiende a un perfil muy bajo, y sus líneas rememoran a las de los narcosubmarinos y algunas naves de asalto de las fuerzas especiales. Sin apenas estructura visible fuera del agua, muy poco calado, y el tamaño de una barca de remos, son lanzadas hacia sus blancos en una suerte de torpedo de superficie.
Según puede verse en los videos distribuidos en redes sociales por los rusos, la imagen de los últimos ataques resulta bastante reveladora: los ucranianos ya no desguazan motos de agua para aprovechar su motor y algunas piezas. Lo que hacen ahora es montar los explosivos y sistemas de guiado directamente sobre motos de agua de uso comercial. Lo que en cualquier playa del mundo es sinónimo de diversión, vacaciones y deporte, en la costa norte del Mar Negro equivale a muerte y destrucción.
Modificaciones mínimas, accesibilidad máxima
Una moto de agua es un mecanismo que no tiene nada que ver con una guerra. No está sujeto a las regulaciones internacionales, se puede importar con facilidad, y hay muchas. Su tecnología es de sobra conocida, fácil de mantener, con piezas y recambios accesibles… y fácil de tunear para conseguir un misil acuático. No se sabe mucho de ellas, los ucranianos las ocultan sigilo, y cuando estallan quedan pocos restos para analizar.
A pesar de ello, en las imágenes borrosas disponibles, se puede observar que la utilizada el pasado día 16 parece ser una Kawasaki STX. Se han eliminado los asientos, el manillar y algunas piezas innecesarias de su carenado, más relacionadas con el embellecimiento que por su necesidad técnica. De manera aparente, le han sido añadidos los dispositivos de comunicación y control.
En la parte trasera hay un cajón, parecido al que contienen los aparejos de pesca, con que muchos aficionados las equipan. Se cree que dentro pueden estar los sistemas de pilotaje remoto, o un suplemento extra de combustible, necesario para prolongar su autonomía. Otros analistas piensan que también podría tratarse del compartimento para la carga explosiva. Aunque es de reducidas dimensiones —menos de tres metros de longitud— la moto acuática tiene un perfil mucho más alto que los USV explosivos a medida. Esto se contrapone al bajo coste y la sencillez de las modificaciones requeridas.
Respuesta rusa
El ejército ruso tiene orden de bloquear los puertos ucranianos e impedir zarpar a barcos mercantes desde ellos; esos son los planes. A cambio, las fuerzas del país invadido se ha puesto manos a la obra, y un reflejo de ello fue el incidente del pasado martes 25 de julio. La corbeta rusa Sergey Kotov, destacada en las costas ucranianas, repelió el ataque de uno de estos ingenios que su mando afirma haber rechazado con éxito.
El Sergey Kotov es uno de los buques de guerra más avanzados del arsenal de Putin, tiene funciones de gran patrullero, y pertenece al Proyecto 22160. En un comunicado, el Ministerio de Defensa ruso afirmó haber destruido dos de estos USV ucranianos que participaban en el ataque. Los marineros de la corbeta descargaron sus armas contra los drones a una distancia de entre 800 y 1.000 metros, que quedaron destruidos y no pudieron alcanzar su objetivo.
Ucrania, por su parte, ya ha utilizado este procedimiento en ataques contra el puerto de Sebastopol, base de la Flota del Mar Negro, en la Crimea ocupada por Rusia, y contra buques de la armada rusa en navegación. Si bien estos ataques no ha conseguido hundir o dañar seriamente los buques, su combinación con ataques aéreos con drones han obligado a Rusia a cambiar la forma en que despliega los buques y protege el puerto de Sebastopol. Los rusos han tenido que establecer la defensa de sus posiciones en capas muy complejas en el aire, tierra y mar alrededor del puerto de Sebastopol, especialmente en su entrada. Otro dolor de cabeza para Putin.