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Biden reivindica la igualdad racial para «cumplir el sueño» de Martin Luther King

El presidente ha lamentado que el país «nunca ha cumplido del todo esa promesa como nación»

Biden reivindica la igualdad racial para «cumplir el sueño» de Martin Luther King

Marchas por el 60º aniversario de la muerte de Martin Luther King | Probal Rashid (Zuma Press)

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha reivindicado este lunes la importancia de luchar por la igualdad para lograr «cumplir el sueño de Martin Luther King» 60 años después de que diera su histórico discurso a favor de la libertad y la armonía racial desde las escalinatas del Monumento a Lincoln el 28 de agosto de 1963.

«Hace sesenta años, el reverendo Martin Luther King Jr. y miles de compatriotas marcharon sobre Washington por el trabajo y la libertad. Al describir su sueño para todos nosotros, King habló de canjear el pagaré del que todo estadounidense debía ser heredero y que se basa en la idea misma que da forma a Estados Unidos: todos somos creados iguales y merecemos ser tratados con igualdad a lo largo de nuestras vidas», ha aseverado Biden con motivo del aniversario de la famosa marcha a la que asistieron unas 200.000 personas y que cambió el paradigma de la lucha por los derechos civiles de la población afroamericana.

Biden, que ha lamentado que el país «nunca ha cumplido del todo esa promesa como nación», ha destacado que «tampoco se ha alejado del todo de ella». Así, ha incidido en que su Administración sigue avanzando hacia delante y ha criticado las políticas que solo consiguen acrecentar la desigualdad, tal y como recoge un comunicado de la Casa Blanca. En este sentido, ha destacado la labor realizada junto a su vicepresidenta, Kamala Harris, y ha recordado que accedieron al cargo «decididos a cambiar la dirección económica del país y hacer crecer la economía de dentro hacia afuera y de abajo arriba». «Nuestro plan está funcionando. Gracias a las grandes leyes y decretos que he firmado hemos impulsado la equidad», ha puntualizado.

Biden ha hecho alusión así a medidas como la ley de infraestructuras, el Plan de Rescate Americano, la Ley de Reducción de la Inflación y los decretos sobre igualdad racial, entre otras, y ha resaltado que el desempleo entre la población afroamericana ha alcanzado un mínimo histórico. Además, ha alabado la formación de su Gabinete, que es el más diverso de la historia de Estados Unidos, y ha reivindicado la importancia de que el Gobierno «represente las experiencias de todos los estadounidenses». El presidente ha aprovechado la ocasión para dar las gracias al sector privado, que ha «garantizado que las empresas reflejan en mayor medida la realidad estadounidense».

Es por ello que ha indicado que «a pesar de los ataques, todos debemos seguir presionando para crear una mano de obra que refleje a Estados Unidos» y ha arremetido contra la economía del goteo y sus defensores. «Esta economía prometía prosperidad pero falló a Estados Unidos, especialmente a los afroamericanos, durante décadas. (…) Ha exacerbado la desigualdad y las barreras históricas que hacen que sea tan difícil para los estadounidenses negros emprender un negocio, tener una casa, enviar a sus hijos al colegio o retirarse con dignidad», ha sostenido.

«Durante generaciones, los estadounidenses de raza negra no siempre han estado plenamente incluidos en nuestra democracia o en nuestra economía, pero por puro coraje y corazón, nunca han renunciado a perseguir el sueño americano. Hemos visto en Jacksonville, Florida, otra comunidad herida por un acto de violencia armada, al parecer alimentado por una animadversión llena de odio. Debemos negarnos a vivir en un país en el que las familias negras que van a la tienda o los estudiantes negros que van a la escuela vivan con el temor de ser tiroteados por el color de su piel«, ha subrayado.

Ahora, seis décadas después del influyente discurso de Luther King, Biden ha hecho un llamamiento a «seguir demostrando que la igualdad racial no es solo una aspiración» y a «rechazar (…) la idea de que para que uno triunfe, otro debe fracasar». «Recordemos que Estados Unidos es lo bastante grande como para que a todo el mundo le vaya bien y alcance el potencial que Dios le ha dado», ha zanjado.

Una vida de lucha contra el racismo

Luther King nació en enero de 1929 en Atlanta (Georgia) y en 1957 creó la Conferencia Sureña del Liderazgo Cristiano (SCLC) para luchar por los derechos civiles de la población negra. Con esta plataforma de acción y mediante su estrategia de no violencia activa, inspirada en el pacifismo de Mahatma Gandhi y en la teoría de la desobediencia civil de Henry David Thoreau, King se implicó desde principios de los años sesenta en sucesivos movimientos de protesta que le hicieron víctima de una campaña de espionaje ordenada por el director de la Policía Federal (FBI), Edgar Hoover.

A pesar de ello, siguió implicándose en sucesivas movilizaciones en Albany (Georgia, entre 1961 y 1962), Birmingham (Alabama, en 1963, tras la cual fue encarcelado) y en Saint Augustine (Florida, 1964). En marzo de 1965 organizó una serie de manifestaciones en Selma, en Montgomery, la primera de las cuales concluyó con el llamado ‘Domingo sangriento’ debido a la brutalidad de la Policía. Su figura adquirió notoriedad histórica el 28 de agosto de 1963 con su famoso discurso. «Yo tengo un sueño. Sueño que mis cuatro pequeños hijos vivirán un día en un país donde no se los juzgará por el color de su piel, sino por la naturaleza de su carácter», afirmó entonces en una masiva manifestación que concluyó con una recepción en la Casa Blanca ante el presidente John Fitzgerald Kennedy.

En octubre de 1964, Luther King se convirtió, con 35 años, en el premio Nobel más joven de la historia. En 1965, un año después del galardón, los Estados sureños abolieron algunas de las leyes discriminatorias contra la población de color. Sin embargo, el 4 de abril de 1968, mientras preparaba una manifestación en apoyo del sindicato de los basureros negros de Memphis, fue asesinado. El autor confeso del crimen, James Earl Ray, un preso blanco recién fugado de prisión, fue condenado a 99 años de cárcel. No obstante, se retractó de su confesión muy pocos días después y hasta su muerte en 1998 insistió en todo momento en su inocencia, una lucha en la cual contó con el apoyo de la propia familia de Luther King.

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