Volkswagen recupera la carne en su menú tras las protestas de los trabajadores
La empresa alemana, obligada a ofrecer de nuevo la popular salchicha con curry en el comedor de su fábrica central
La historia a veces se abre paso a través de los acontecimientos en apariencia más menudos y la revolución puede encenderse por la chispa más insignificante. Fue lo que ocurrió en España con el motín de Esquilache (1766), donde las reivindicaciones sociales y económicas surgieron a raíz de la prohibición de la capa y el sombrero de ala ancha; o, siete años después, en la Revolución Americana, incoada por un inofensivo impuesto al té; o más recientemente en Chile, donde los disturbios de 2019, que terminaron en reforma constitucional, comenzaron por la subida del billete del metro.
Pues bien, tal vez sea exagerado calificar de revolucionario lo ocurrido en Alemania con los trabajadores de Volkswagen, pero sí es una pequeña rebelión —exitosa rebelión— frente al signo de los tiempos. El hecho es que, tras dos años de ausencia, la compañía automovilística ha recuperado la carne en el comedor del personal de la central, en Wolfsburgo.
Los hechos comenzaron en agosto de 2021, cuando la empresa alemana anunció la prohibición de la carne y del pescado en la cantina de su fábrica, con ánimo de promover una alimentación más «sana y sostenible», de manera que implantó un menú vegano y vegetariano. La restricción afectaba, entre otros, a un plato mítico en el menú de Volkswagen, la currywurst, una salchicha de entre 13 y 25 centímetros bañada en salsa de curry y kétchup. El alimento, que cuenta con patente propia, fue introducido por la compañía en 1973 y se servía no sólo en las seis fábricas que Volkswagen tiene en territorio alemán, sino también en supermercados y estadios de fútbol por todo el país. Es más, la currywurst ha sido durante muchos años el componente más producido por la empresa, con más de siete millones de salchichas sólo en 2019.
Ante tales cifras, no sorprende que la currywurst tuviera su hueco en un museo en Berlín dedicado a las salchichas, que recibía unos 350.000 visitantes anuales hasta su cierre en 2018. El plato alcanzó tal popularidad que el 60% de las ventas se registraban fuera de las fábricas de la empresa, algo muy ventajoso para los trabajadores, ya que esa recaudación externa se empleaba en rebajar el precio del menú de la plantilla.
Así, no sorprende que la retirada de semejante institución hace dos años fuese motivo de controversia en Alemania. Incluso el excanciller Gerhard Schröder, del Partido Socialista (SPD), criticó la decisión y calificó a la currywurst como la «barrita energética de los obreros». «Si todavía estuviera en el consejo de supervisión de Volkswagen, no habría pasado tal cosa», escribió el que fuera canciller germano entre 1998 y 2005 en su cuenta de la red social LinkedIn.
Vuelve a haber carne en el menú, muchachos
Desde su exclusión, las protestas de la plantilla para recuperar la famosa salchicha no han cesado, hasta el punto de que Volkswagen ha terminado por claudicar y, desde el 7 de agosto pasado, vuelve a ofrecer carne y pescado en el menú, incluyendo por supuesto la currywurst. Eso sí, la versión vegana que la empresa desarrolló también permanecerá en la carta.
La decisión también tiene que ver con que la famosa salchicha sólo había dejado de servirse en uno de los varios comedores de la central. Esta circunstancia estaba provocando que los trabajadores de la fábrica de Wolfsburgo acudieran a las cantinas donde sí se ofrecía, lo que, en palabras de la propia portavoz del grupo, estaba provocando «aglomeraciones». Es más, el veto a la currywurst en el comedor central provocó el efecto contrario: Volkswagen informó de que las ventas de su icónico plato crecieron el año pasado.