La activista Ayaan Hirsi Ali se convierte al cristianismo tras años de lucha contra el Islam
La activista que más ha alertado sobre la amenaza del Islam político y las políticas identitarias abandona el ateísmo
Ayaan Hirsi Ali, la activista que mayor eco ha tenido en Occidente denunciando el proyecto totalitario que, a su juicio, entraña el Islam, ha anunciado este lunes su conversión al cristianismo después de años de reivindicar el ateísmo como mejor vía para defender los valores de la Ilustración frente a los excesos de las religiones y de las políticas identitarias.
En un artículo en el portal Unheard, titulado ‘Por qué soy ahora cristiana’, asegura que la única forma de luchar con éxito la «guerra de civilizaciones» es abrazando la religión cristiana, dado que el ateísmo «no puede equiparnos» para este propósito.
Hirsi Ali evoca en su escrito el célebre texto de Bertrand Rusell, Por qué no soy cristiano, para afirmar que, en la actualidad, las palabras del filósofo han quedado atrás y que únicamente el cristianismo puede lograr que se preserven los valores occidentales.
«Guerra de civilizaciones»
«La civilización occidental está amenazada por tres fuerzas diferentes pero relacionadas: el resurgimiento del autoritarismo y el expansionismo de las grandes potencias en las formas del Partido Comunista Chino y la Rusia de Vladimir Putin; el ascenso del islamismo global, que amenaza con movilizar a una vasta población contra Occidente; y la propagación viral de la ideología woke, que está devorando la fibra moral de la próxima generación», explica en su artículo.
La activista, refugiada en Estados Unidos por las amenazas de muerte que recibe por sus críticas al Islam, no ha abandonado su defensa de la «civilización occidental», sino que considera que los valores como «la libertad de conciencia y de expresión» solo tendrán recorrido mediante la comprensión de que surgen del propio cristianismo y «del debate dentro de las comunidades judía y cristiana».
«Para mí, esta libertad de conciencia y de expresión es quizás el mayor beneficio de la civilización occidental. No es algo natural para el hombre. Es el producto de siglos de debate dentro de las comunidades judía y cristiana. Fueron estos debates los que hicieron avanzar la ciencia y la razón, disminuyeron la crueldad, suprimieron las supersticiones y construyeron instituciones para ordenar y proteger la vida, garantizando al mismo tiempo la libertad a la mayor cantidad de personas posible. A diferencia del Islam, el cristianismo superó su etapa dogmática. Se hizo cada vez más claro que las enseñanzas de Cristo implicaban no sólo un papel circunscrito para la religión como algo separado de la política. También implicaba compasión por el pecador y humildad por el creyente».
Sus amigos «ateos»
La exmusulmana también confiesa que su ateísmo no sirvió para perder «el miedo» al vacío o a la muerte: «Como atea, pensé que perdería ese miedo. También encontré un círculo de amigos completamente nuevo, tan diferente de los predicadores de los Hermanos Musulmanes como uno podría imaginar. Cuanto más tiempo pasaba con ellos (personas como Christopher Hitchens y Richard Dawkins), más segura me sentía de haber tomado la decisión correcta. Porque los ateos eran inteligentes. También fueron muy divertidos».
El biólogo Richard Dawkins, autor de El espejismo de Dios, es uno de los máximos representantes del ateísmo y de buscar una ética laica que pueda sustituir a las religiones. Un esfuerzo intelectual similar al de Bertrand Russell que Hirsi Ali cuestiona ahora en su artículo.
La activista también asegura que no abraza su nueva fe únicamente por un sentido político y combativo contra las «amenazas globales», sino que ha empezado ir a misa los domingos y a sumergirse en los misterios de la fe.