Hezbolá asegura que la muerte del número dos de Hamás «no quedará sin respuesta ni castigo»
El partido-milicia chií ataca cerca de una decena de posiciones israelíes en la frontera libanesa
El partido-milicia chií libanés Hezbolá ha asegurado que el ataque de este martes en Beirut que se ha saldado con la muerte del ‘número dos’ del brazo político del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), Salé al Aruri, «no quedará sin respuesta ni castigo».
En un comunicado recogido por la agencia de noticias libanesa NNA, Hezbolá ha asegurado que sus combatientes se encuentran preparados para tomar represalias por un ataque que atribuyen al Ejército israelí, si bien desde Israel no se han manifestado aún al respecto.
De hecho, Hezbolá ha advertido de que este episodio supone «un acontecimiento peligroso en el curso de la guerra entre el enemigo y el eje de resistencia», en alusión a Israel y Hamás; y ha denunciado que se trata de «un grave ataque contra Líbano, su pueblo, su seguridad y su soberanía».
«El enemigo criminal, que después de 90 días de crímenes, matanzas y destrucción no ha podido subyugar a Gaza (…) ni el resto de las orgullosas ciudades, campos y aldeas, está recurriendo a una política de asesinato y liquidación física de todos los que trabajaron, planificaron, llevaron a cabo o apoyaron la heroica operación Inundación de Al Aqsa», reza el escrito.
Tras ello, Hezbolá ha anunciado hasta nueve operaciones contra posiciones israelíes al otro lado de la frontera con Líbano y que habrían dejado numerosos soldados de Israel heridos, según la cadena de televisión libanesa Al Mayadín, afín a la milicia chií.
Al menos siete personas, incluido Al Aruri y otros miembros de Hamás, han fallecido y varias más han resultado heridas después de un ataque con dron sobre unas oficinas de la milicia palestina situadas en Mushrifiyá, en los suburbios ubicados al sur de la capital de Líbano, Beirut.
Al Aruri residía en Líbano desde 2018, y en 2010 fue liberado tras pasar 12 años en cárceles israelíes. Considerado el ‘número dos’ del brazo político de Hamás y uno de los comandantes de las Brigadas Al Qassam, se le atribuye la responsabilidad de varios ataques contra Israel desde suelo libanés y se le señala como uno de los principales intermediarios en la liberación de rehenes tomados el 7 de octubre.
La noticia ha recibido rápidamente la respuesta de las autoridades de Líbano, Irán o desde la propia milicia palestina, que acusan a Israel de la autoría del ataque. Sin embargo, las autoridades israelíes no se han pronunciado y la prensa local apunta a que el gabinete de Benjamin Netanyahu ha ordenado a sus ministros no manifestase al respecto.