El arma más secreta del ejército chino no es militar: es un barco que lleva coches
Ni misiles, ni drones, ni la IA más esotérica pueden hacer funcionar a un ejército sin un elemento clave: la logística
La pregunta no es si lo harán o no, sino cuándo. No existe analista militar que no haya participado en una porra de cuando China va a invadir Taiwán. Pekín le tiene ganas a la provincia rebelde desde hace décadas, y algún día cruzarán el mar para asaltarla. Para ello, se sospecha, usarán un arma extraña e inesperada: barcos Ro-Ro, los mismos con los que traen coches a Europa.
Ni misiles, ni drones, ni la inteligencia artificial más esotérica pueden hacer funcionar a un ejército sin un elemento estratégico clave: la logística. Al final del final, las botas han de pisar el terreno. Se pueden mandar uno o cien mil soldados al frente, que si no están apoyados por una cadena de suministros solventes y adecuada, su campaña quedará tan varada como una bicicleta de mármol en un barrizal. Víveres, munición, recambios y combustible son clave en el avance de cualquier ejército, y son muchos los ejemplos de fracaso por olvidar esta asignatura. A los chinos parece que esto no se les escapa, y aunque lo hagan con el secretismo habitual, están dejando pistas de una jugada que habla por sí sola. El asunto inquieta a los analistas militares de la antigua Formosa, que están avisando de un peligro latente y que pocos ven.
Herramienta civil, arma militar
La industria china del automóvil acaba de adelantar a la japonesa a la hora de exportar vehículos. Este 2023, y a falta de cifras oficiales exactas, se calcula que han salido de sus puertos más de cuatro millones de coches. Como resulta obvio, lo hacen a bordo de barcos, y he aquí donde muchos analistas taiwaneses encuentran una jugada que les preocupa: que pueden ser usados contra ellos aunque se trate de barcos civiles. Los buques portacoches tipo Ro-Ro (Roll on-Roll off) permiten que sus automovilísticos pasajeros suban y bajen por sus propios medios. Nada de grúas, contenedores, ni sistemas auxiliares; entran y salen como lo harían en un aparcamiento. Con portalones delante y detrás, se abarloan en los puertos de origen y destino, y engullen o vomitan coches como un Moby Dick de acero.
La mecha de la desconfianza la encendió uno de estos barcos, al protagonizar un movimiento extraño. El ejército de Taiwán sigue con lupa los movimientos de sus vecinos de enfrente, y detectaron su aparición donde no debía: en mitad de unas maniobras navales. Los barcos de uso comercial, sobre todo los muy grandes, suelen tener planes de viaje públicos y bien visibles. Por eso llamó la atención de sus analistas el ver un ferry de carga de coches rodeado de buques militares lejos de donde tenía prevista su actividad. Ante la pregunta de qué hacía lejos de su ruta habitual, y rodeado de una potente fuerza militar, la respuesta fue sencilla: lo está usando el Ejército Popular de Liberación chino (EPL).
La sospecha fue a más cuando han sido conscientes del uso concreto que se le estaba dando, para lo que además, había sido modificado. Un Ro-Ro suele tener aberturas en proa y popa para que los vehículos se bajen mediante una rampa. Esas rampas, por norma general, se parecen a los puentes levadizos de un castillo. Unas cadenas que se enroscan en un torno suben y bajan, y sitúan un puente temporal entre barco y tierra firme. Las rampas chinas son ahora más poderosas y sofisticadas. Ahora pueden ayudar a elevar a vehículos pesados que suben directamente desde el agua. No solo eso, sino que son capaces de estabilizarse con mareas, olas, y la agitación propia del agua fuera de puertos. Incluso podrían abarloarse al lado de pontones flotantes, algo que los Ro-Ro tradicionales no pueden hacer.
Mejoras de grado militar
Los servicios de información taiwaneses supieron que ese mecanismo había sido modificado después de la construcción del barco al que seguían. A diferencia de las antiguas, ahora equipan dos accionadores hidráulicos que pueden ajustar su altura incluso en movimiento, o colocarse por debajo de la línea de flotación del buque. Es una característica propia de embarcaciones militares diseñadas para desembarcos anfibios, y no solo podría llevar vehículos cerca de la costa, sino ‘pescarlos’ desde el agua. Los coches normales no flotan en el líquido elemento, así que resulta obvio que la modificación ejecutada tiene una finalidad muy concreta e inequívoca. El temor de Taipei es que con este tipo de barcos les rieguen de vehículos las costas sin ni siquiera tocar tierra.
No son las únicas modificaciones detectadas. Desde 2012, todos los barcos chinos de cierta prestancia fueron incluidos en la llamada «flota de soporte a la proyección estratégica». Los pesqueros apenas tienen capacidades aplicables, pero los Ro-Ro sí que las tienen. Desde 2017 se diseñan y construyen con estándares militares, y entre sus capacidades está la de acceder a la carga o descarga en puertos pequeños o semidestruidos donde poder ejecutar una operativa normal.
Entre esos requerimientos está el de admitir vehículos con cadenas, o se han adaptado las alturas para determinado tipo de vehículos que huelga decir no son coches normales. Se ha aumentado su velocidad sostenida, superior a las propias de barcos mercantes, o se les ha dotado de sistemas de equilibrado específico para estabilizarse ante la presencia de cargas como las de los pesados tanques, que pueden irse con facilidad a las sesenta toneladas. También se les ha dotado de sistemas de anclajes de seguridad acorde con estas necesidades, ventiladores de extracción de humos reforzados, o mecanismos de protección y disminución de daños en caso de alguna situación comprometida (¿o ataque?).
Ambigüedad legal
El problema de este tipo de buque, o más bien su uso, es que bordea los acuerdos internacionales. Ningún ejército del mundo puede hacer blanco en un buque civil, a menos que esté participando de forma activa en un conflicto. Pero claro, conociendo a los chinos, es de todos sabido que primero la hacen y luego ya habrá tiempo para explicaciones. Si a esto añadimos la confusión propia de las primeras horas de una invasión, un navío comercial no se convertiría en un objetivo de unas fuerzas de defensa, so pena de querer soliviantar aún más las cosas.
Queda claro que estos buques pueden llevar tanques, blindados, vehículos anfibios, todoterrenos y unidades militares que podrían desembarcar en su territorio de un salto. El Ro-Ro más grande que poseen los chinos es el Bohai Hengda, con capacidad para unos 300 trailers, y Taipei calcula que China tiene unos cuarenta parecidos y equipados de esta manera. Son mucho más baratos de construir que los navíos militares, y pueden ir rodeados de una escolta naval o aérea que los defienda. Con ello se desdibuja la fina línea que define la diferencia entre lo que es un barco militar y lo que no.
En la antigua isla de Formosa hemos estado los españoles, holandeses, portugueses, japoneses y chinos. Para ellos, las invasiones, forman parte de su historia de forma casi permanente y siempre se han sabido defender. Saben que el dragón vendrá a visitarles, así que nada de esto les va a pillar por sorpresa. La única pregunta en el aire es cuándo; el cómo lo tienen bastante asumido.