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Ucrania recibe la exótica lancha sueca que sería idónea para dominar la costa mediterránea

Mientras, la Armada Española, y en especial la Guardia Civil, suspiran por manejar algo parecido

Ucrania recibe la exótica lancha sueca que sería idónea para dominar la costa mediterránea

Imagen de la lancha.

Dicen que para controlar a los malos más duros, solo se necesita un bueno aún más fuerte. Esto es lo que ofrece la lancha de asalto sueca CB90 que están recibiendo en Ucrania, y por la que suspiran las fuerzas del orden españolas encargadas de controlar el flanco sur.

Por cortesía de las Fuerzas Armadas de Suecia y Países Bajos, el ejército ucraniano recibirá en breve trece de estas embarcaciones; diez de parte de los nórdicos, y otras tres de mano de los holandeses. Dentro del plan de ayudas y cesiones al gobierno de Kiev les ha tocado esto, con miras al control de sus costas en el Mar Negro. Mientras, la Armada Española, y en especial la Guardia Civil, suspiran por manejar algo parecido.

Medios insuficientes

Embarcación militar
Embarcación militar

Tras la desgracia de Barbate, en la que dos agentes de la Benemérita resultaron muertos y otro malherido, muchas voces se han alzado para solicitar mejores medios. La Zodiac de goma en la que ejecutaban sus tareas era a todas luces insuficiente, y un arma ineficiente para enfrentarse a los narcotraficantes que los asesinaron.

Tras los hechos, muchos agentes y desde el anonimato, pidieron más y mejores medios. Entre otras cosas, solicitaron embarcaciones más potentes, con mayores capacidades, y entre otros detalles, pedían cascos de aluminio, metálicos. Los de goma y fibra de vidrio habituales sufren en colisiones contra las planeadoras de los narcos, encuentros de los que no siempre salen bien parados.

Esa es precisamente una de las fortalezas de la Stridbat 90 HSM, su resistencia. Construida en los astilleros Docksta Varvet, propiedad de Saab, desde un concepto de los años 90, ha ido evolucionando mucho de acuerdo con las distintas necesidades.

Suecia es un país rodeado de agua y con miles de islas que controlar dentro de su territorio nacional. Su concepto inicial era una lancha de asalto, capaz de transportar a medio pelotón, a mucha velocidad, y con capacidades de poder atracar en espacios no preparados.

Para ello la dotaron de un duro casco, con refuerzos especiales en la parte frontal, la proa. Esto la confiere de la capacidad de abarloarse en suelo de tierra, piedras, o directamente sobre rocas. La CB90 toca con su proa un saliente de la isla, y sus pasajeros pueden bajarse por una rampa delantera como si estuvieran en un puerto establecido y sin necesidad de ayuda externa.

Esta ventaja la tienen muy pocas naves de este tipo, y serían de una enorme utilidad a la Guardia Civil. Tras una persecución a una lancha de narcos, podrían entrar en contacto con tierra firme en cualquier zona costera sin temor a romper el casco. La CB90 posee otras características únicas.

Una es su tremenda velocidad. La Stridbat tiene dos versiones básicas: la civil y la militar. Si la primera es capaz de desarrollar una velocidad de 40 nudos, unos 75 km/h, la más poderosa alcanza los 50 nudos, que equivale a cerca de 95 km/h. Es una velocidad endiablada, y muy capaz a la hora de perseguir a algunas planeadoras, aunque no a todas.

Velocidad de Fórmula 1

Alcanzar semejantes velocidades es posible gracias a los dos potentes motores Scannia de ocho cilindros y 16 litros de cubicaje DI16M EMS. Generan 800 CV que transmite al líquido elemento no con hélices, sino con chorros de agua, gracias a la ayuda de dos waterjet Konsberg Kamewa.

Esto último le concede dos características más. Una es su muy bajo calado, excelente para aguas poco profundas, como en playas y ríos. Y dos, una enorme capacidad de maniobra. La CB90 es capaz de girar sobre sí misma sin necesidad de estar avanzando. En un río angosto o un puerto muy pequeño, por ejemplo, le bastaría dar una vuelta como un trompo para invertir su sentido en una maniobra muy sencilla.

No solo eso, sino que la inversión de sus chorros de agua le permiten frenar casi como un coche. Puede pasar de una velocidad de persecución a estar completamente detenida en menos de 40 metros, menos de tres veces su longitud.

Gran versatilidad

La CB90 mide entre 14 y 16 metros de largo —dependiendo de versiones—, por algo 3,80 m de ancho. Puede acarrear hasta 4,5 toneladas de peso, y tiene capacidad para transportar a sus dos tripulantes —navegante y timonel— y hasta 21 soldados equipados en su cabina interior. Diseñada para el frío nórdico, el habitáculo está calefactado en las versiones fabricadas en países fríos, pero tiene aire acondicionado en las unidades que se manejan en lugares como Brasil o Perú. Todos podrían saltar a tierra sin subir a cubierta a través de un pasillo y la rampa de desembarco.

En sus versiones militares puede equipar hasta cuatro ametralladoras ligeras, del tipo 12,70, dos en cada costado, y otras dos más dispuestas en paralelo en su proa. Puede estar equipada con una estación remota manejada desde el interior con calibres más grandes, lanzagranadas de 40 mm, o hasta misiles Hellfire. Pensando en los submarinos rusos, alguna unidad está preparada para albergar hasta cuatro minas o seis cargas de profundidad.

Sirve como lancha de asalto, patrullera, lancha de apoyo en misiones de operaciones especiales, búsqueda y salvamento, reconocimiento, recopilación de inteligencia, asalto y defensa costera. Su función más habitual es la del transporte de tropas de tierra a tierra, o a barcos más grandes, y lo hace de forma muy rápida y eficiente. Cabe en el remolque de un trailer y se puede transportar por tierra.

La bestia sueca”, que es como se la conoce en el ámbito militar, es operada por los ejércitos de países como Suecia, Grecia, Malasia, Mexico, Noruega, o Estados Unidos. El diseño es tan bueno, práctico y versátil que Rusia y China tienen un clon. Y no solo ellos, sino también Irán, pero en este caso hay una historia.

En enero de 2016, los persas capturaron dos CB90 propiedad de la US Navy. Y no se trató de solo los barcos, sino también a sus tripulaciones. Las dos Stridbat estadounidenses viajaban de Kuwait a Bahrein, iban retrasados en su horario previsto, y decidieron salirse de la ruta planificada.

El error les hizo introducirse una milla náutica en aguas iraníes, y la armada de este país los apresó tras sufrir una avería. Los marineros fueron liberados días más tarde, y el responsable de las dos naves apartado de sus funciones. El asunto levantó una fuerte polvareda en su país de origen porque los marinos hablaron más de lo debido. Claves de ordenadores, detalles de su misión, y otros elementos sensibles quedaron en manos de un país enemigo. Desde entonces los barcos iraníes de este tipo son, nada curiosamente, mejores.

El gobierno sueco mandó unas cuantas CB90 de sus más de doscientas, a Somalia durante la Operación Atalanta, donde se hicieron muy populares entre las diversas armadas que participaron. Ahora, cuando muchas cuestiones relacionadas con la vigilancia costera y el narcotráfico se están replanteando, la CB90 saca su brillo al sol, y muchos sueñan con algo parecido debido a su enorme versatilidad. En el Estrecho harían un papel disuasorio y efectivo muy apreciado por muchos, y odiado por unos cuantos.

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