La grasa abdominal no sólo es antiestética (para algunos), sino que además es peligrosa para la salud. Las personas con soprepeso abdominal tienen mayor posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, entre otras afecciones como diabetes, insomnio o cáncer.
Es común que a medida que vamos cumpliendo años la grasa le coja el gusto a posicionarse en la barriga, por eso hay que ponerle remedio a tiempo. Pero tampoco hay que obsesionarse, pues estar un poco entrado en carnes no tiene por qué ser tan perjudicial para la salud. Según la Asociación Española del Corazón, si una mujer tiene un perímetro abdominal de 88 centímetros (o más) y un hombre de 102 centímetros, estaríamos hablando de riesgo elevado.
Una vez aclarado esto, vayamos a ver cómo podemos ponerle remedio. Antes de entrar en materia, conviene recalcar que no se puede adelgazar sólo una parte del cuerpo y las otras no, ya que los humanos perdemos peso en general. A pesar de eso, hay ciertos trucos que pueden impulsar el adelgazamiento en la zona abdominal. Son estos:
1) Reduce los hidratos de carbono (y no tanto las grasas)
Las grasas han tenido muy mala prensa durante años, por eso muchas personas caen en el error de privarse de alimentos grasos cuando quieren perder peso.
Las últimas investigaciones realizadas al respecto detallan que en realidad lo que hay que reducir de la dieta son los hidratos de carbono. Los investigadores de la Universidad Johns Hopkins (Maryland, EEUU) compararon los efectos en el corazón de perder peso a través de una dieta baja en carbohidratos versus una dieta baja en grasas, durante seis meses. Los participantes ingirieron la misma cantidad de calorías. Al final de las seis semanas, se comprobó que aquellos que habían hecho una dieta baja en carbohidratos perdieron, de media, 4,5 kilos más que los que habían seguido un régimen bajo en grasas. Un beneficio adicional de la dieta baja en carbohidratos es que produce una pérdida de peso de mayor calidad, ya que no suele haber una pérdida de tejido magro (músculo).
2) Haz un plan de alimentación y no una dieta
No es necesario contar calorías y sí empezar a mirar etiquetas. Para que el éxito esté asegurado, no debes hacer una dieta de un mes, sino cambiar determinados hábitos alimentarios de tu vida. Una manera de empezar es lo descrito en el punto 1: ser consciente de la cantidad de hidratos que tomas al día y empezar a reducir su consumo al máximo (como el pan, las galletas, los cereales, los postres, las bebidas con gas…) y empezar a sustituirlos por opciones más sanas como verduras, frutos secos, frutas o verduras. Suena fácil porque lo es, lector.
3) Muévete de forma inteligente
La actividad física es esencial para quemar la grasa abdominal. Lo ideal sería que combinaras ejercicio estático (pesas, abdominales…) con el dinámico (correr, saltar, nadar, montar en bici…). Lo ideal sería que hicieras unos 30-60 minutos diarios de ejercicio.
Si eres muy vago y/o no ves claro lo de entrenar tanto, te recomendamos apuntarte a clases en el gimnasio (así te motivas y es menos aburrido), contratar a un entrenador personal (siempre funciona) o iniciarte en el HIIT, un entrenamiento de alta intensidad que alterna ráfagas rápidas e intensas, las cuales aumentan el ritmo cardiaco de quien lo practica, lo que acelera su metabolismo y, por tanto, ayuda a adelgazar. Asimismo, potencia la quema de calorías incluso horas después de haber dejado de entrenar.
Los intervalos en HIIT son muy cortos, pues siguen una proporción de trabajo-descanso 1:2. Es decir, que por cada uno, descansarás el doble. Traducción: si haces 30 segundos a tope de intensidad podrás parar por un minuto. Se debe repetir el proceso hasta completar los diez minutos. Lo bueno de este método es que se obtienen los mismos resultados que si hubiéramos estado entrenando a ritmo moderado durante 45 minutos. Además, es un entrenamiento ideal para principiantes, pues no requiere mucha resistencia al concentrar el esfuerzo en cortos periodos de tiempo. A continuación, te dejamos un entrenamiento de diez minutos para que lo pruebes en casa:
4) Di no a los alimentos procesados
Los «alimentos» procesados y ultraprocesados no sólo son malos para tu cintura, sino también para tu salud. Estos productos alimentarios tienden a ser altos en azúcar, sal y grasas saturadas y son «letales». Al menos eso es lo que detalló un estudio francés, publicado por la revista Jama Internal Medicine. Los investigadores comenzaron a seguir a 44.000 personas desde el año 2009. Los expertos observaron su dieta, las calorías que ingerían y qué cantidad de alimentos ultraprocesados consumían, como comidas precocinadas, bollería, dulces o galletas. Tras siete años, han fallecido 602 personas, de las cuales 219 han sido por cáncer y 34 por enfermedad cardiovascular. Unas muertes que los investigadores han relacionado con un mayor consumo de alimentos ultraprocesados.
Aunque se necesita más investigación al respecto, es evidente que las grasas trans y las ingentes cantidades de azúcar y sal que contienen estos productos no son buenos ni para la salud ni para la figura, así que si te los quitas, mejor.
Y esto es todo, lector. No hemos incluido que limites el consumo de alcohol porque ya lo sabes. ¡Ánimo!