Lo que nunca debes hacer para acelerar la pérdida de peso (y es muy frecuente)
Muchos de nosotros queremos que nuestra pérdida de peso sea más rápida, y para ello hacemos cosas que nos tiran piedras sobre nuestro tejado
Vivimos en la era de la inmediatez: todo lo queremos para ya y cuanto antes, mejor. Adelgazar, sin embargo, lleva su tiempo, a no ser que nos sobren muchos kilos. Pero la paciencia no es nuestro fuerte. Hacemos muchos esfuerzos, muchos sacrificios, y al final no lo vemos reflejado en la báscula con la inmediatez que nos gustaría.
Muchos de nosotros, además, solemos cometer errores básicos que al final sólo nos tiran piedras sobre nuestro propio tejado. Creemos que hacer determinadas cosas acelerará nuestra pérdida de peso, y al final conseguimos lo contrario: estancarnos. Para que no te pase a ti, sigue leyendo.
Lo que nunca debes hacer para adelgazar más rápido: comer demasiado poco
Las primeras semanas todo es más fácil, pues enseguida se nota que estamos adelgazando, ya que el cuerpo comienza, sobre todo, a eliminar líquidos. Sin embargo, puede llegar un momento en el que el proceso de pérdida de peso se detenga o no vaya tan rápido como antes.
En estos casos, hay que revisar las calorías que estamos consumiendo y crear un déficit, esto es, gastar más de las que ingerimos a través de los alimentos. Pero, ojo, no debemos consumir demasiadas pocas calorías, ya que esto hará que no adelgacemos con la rapidez que nos gustaría.
Muchas personas cometen el error de comer demasiado poco, e incluso pasar hambre, para intentar adelgazar más rápido. Y esto es un error, ya que ralentiza el metabolismo. El cuerpo entra en modo de supervivencia, conservando las calorías y resistiéndose así a la pérdida de peso. Esta es una de las razones que explican por qué las dietas hipocalóricas sólo funcionan los primeros días.
Si, por ejemplo, normalmente consumías 2.000 calorías y has bajado el consumo a 1.300 kcal, es probable que al principio adelgaces, pero, pasado un tiempo, tu cuerpo detendrá la pérdida de peso. Todo esto acabará afectando a tu metabolismo, que es la rapidez en la que tu cuerpo quema calorías en reposo. Por eso, lo mejor es que hagas cinco comidas al día, repletas de proteínas y nutrientes, y que no pases hambre. Es resumidas cuentas: es mejor que te hinches a lechuga a que no comas nada.
Cómo saber si estás perdiendo peso a un ritmo aceptable
Debes tener en cuenta que cada cuerpo es diferente y que es normal pasar por mesetas en la pérdida de peso: que una semana no adelgaces nada y que la siguiente lo hagas dos kilos. Por eso muchos nutricionistas no recomiendan subirse a la báscula a diario, porque puede generar ansiedad y llevar al abandono del plan.
Si aun así quieres tener alguna referencia de lo que es «normal», las estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés) estiman que una persona puede adelgazar de 0,5 a 1 kilo por semana, y que es un ritmo adecuado para conseguir el objetivo final de peso.
Y aunque a muchos les gustaría tener adelgazar más rápido, se ha demostrado que hacerlo más lentamente es mejor para la salud (mejora la presión arterial, el colesterol en sangre y el azúcar en sangre) y para evitar el temido efecto rebote, que se produce al volver a comer como antes, recuperando todo el peso perdido (y más).
Adelgazar medio o un kilo a la semana, por tanto, está bien y es razonable. Sin embargo, habrá personas que pierdan peso a más velocidad y otras a menos. Los que más rápido verán cómo los kilos descienden de la báscula son los que tienen mucho sobrepeso: cuanto más peso te sobre, más rápido lo intentará eliminar el cuerpo.
Se puede impulsar la pérdida de peso a través del metabolismo
Además de comer las calorías adecuadas y no obsesionarse con la rapidez con la que adelgazamos, podemos impulsar la pérdida de peso al acelerar el metabolismo.
El metabolismo incluye todos los procesos químicos que ocurren continuamente dentro de nuestro cuerpo, y que son necesarios para que nuestros órganos funcionen normalmente, llevando a cabo tareas tan simples como respirar, reparar células y digerir alimentos. Nuestros cuerpos necesitan energía para iniciar todos esos procesos metabólicos, y nuestra tasa metabólica basal es la cantidad de calorías que nuestro cuerpo utiliza para mantenernos vivos y llevar a cabo lo anterior.
En resumidas cuentas, tener un metabolismo rápido supone que quemar más calorías haciendo lo mismo que antes. Para conseguirlo has de beber más agua, hacer ejercicio, dormir más y consumir los siguientes alimentos:
- Proteínas (pollo, pescado, huevos): ayudan a acelerar tu metabolismo hasta en un 30% durante algunas horas después de ingerirlos. Así lo han reflejado numerosas investigaciones, las cuales han demostrado que estos alimentos aumentan más el efecto térmico del cuerpo, esto es, la cantidad de calorías que éste tarda en digerirlos y procesarlos.
- Té verde: una investigación detalló que consumir extracto de té verde produce disminuciones significativas en el peso corporal, la grasa y la barriga. Todo ello puede deberse a que esta bebida es especialmente rica en catequinas, unos antioxidantes naturales que aceleran el metabolismo y fomentan la pérdida de peso.
- Café: numerosos estudios han demostrado durante años que la cafeína puede ayudar a aumentar la tasa metabólica hasta en un 11%. De hecho, nueve investigaciones diferentes descubrieron que las aquellos que consumen tres tazas al día queman hasta 100 calorías adicionales cada 24 horas.
- Jengibre: se ha demostrado que su consumo acelera el metabolismo. En concreto, un estudio demostró que disolver dos gramos en polvo de jengibre en un vaso de agua ayuda a quemar hasta 43 calorías más que si se consumiese sólo agua. Es decir, que si te tomas dos vasos como los mencionados al día, estarías quemando 86 calorías sin hacer nada más. En una semana, 602 kcal, 2.400 en un mes. Y recuerda que por cada déficit de 7.000 calorías se pierde, normalmente un kilo de peso.
- Legumbres: una investigación comprobó que los que siguen una dieta rica en legumbres aceleraran su metabolismo y pierden mucho más peso en sólo ocho semanas que los que no lo hacen.
- Marisco: es esencial para el correcto funcionamiento de la glándula tiroides, que regula el metabolismo. Y esto es gracias al hierro, zinz y selenio que contienen.
- Chile y cayena: favorecen la eliminación de las grasas y aumentan la temperatura corporal tras su consumo, lo que acelera el metabolismo basal hasta un 25%.