Dormir boca abajo, una práctica llena de riesgos para tu sueño y tu descanso
Cuello, mandíbula, brazos, vientre… Son muchas las partes de tu cuerpo que protestan cuando duermes boca abajo
Dormir bien no es sencillo, ni conseguir un descanso reparador. Además de conseguir una correcta postura, la higiene del sueño a veces nos torpedea respecto a nuestros hábitos. Son muchas las formas en las que podemos dormir y, por desgracia, todas tienen sus pros y sus contras. Sin embargo, de todas ellas seguramente sea el dormir boca abajo la que más contraprestaciones tiene.
Influye también el tipo de colchón y de almohada, donde tejidos excesivamente rígidos o duros pueden complicar el descanso. A ello hay que sumarle otras dificultadas para conciliar el sueño, incluyendo el dormir acompañados. Ya hemos hablado en otras ocasiones del perjuicio que dormir con alguien supone, por lo que no conviene dejarlo de lado.
Si a la ecuación le sumamos ciertos estados de estrés o ansiedad, además de malos hábitos, el conseguir dormir se complica. Pasa cuando bebemos a última hora de la noche, cuando consumimos estimulantes o cuando, sencillamente, nos vamos a dormir con el estómago lleno y la digestión a medio hacer.
Pues bien, a prácticamente todas estas circunstancias le va a venir fatal que decidas dormir boca abajo. Un hábito relativamente común en los menores de edad que, una vez que crecemos, se hace más difícil de mantener. Engordamos, ensanchamos y ciertos problemas relacionados con la motilidad intestinal o con la flexibilidad se convierten en torturas sobre el colchón.
Educar a nuestro sueño no es fácil, menos aún cuando nos hemos acostumbrado durante años a una determinada postura. Sin embargo, de forma paulatina podemos conseguir que nuestro sueño recupere calidad y que, en este caso, tengamos claro por qué dormir boca abajo nos puede hacer más mal que bien.
Los riesgos de dormir boca abajo
Lo que nosotros consideramos ‘boca abajo’ en inglés se cataloga como ‘on stomach’, que traduciríamos ‘sobre el estómago’ y es éste uno de los órganos que más padece nuestra decisión de dormir con la cara pegada a la almohada. No es el único que va a quejarse, pues hay otros invitados a esta fiesta que no comulgan con esta postura.
Se quejarán de forma sorda tanto nuestro cuello como nuestra columna vertebral, pero incluso la mandíbula puede ‘protestar’ por dormir tumbados contra el colchón. De hecho, el uso de almohadas puede suponer también una losa más en la forma de dormir si decidimos hacerlo boca abajo. Veamos por qué esta postura no es una buena idea.
Dormir boca abajo y su relación con el estómago
Partiendo de que no deberíamos irnos a dormir con la digestión a medio hacer, aún será peor si además dormimos sobre nuestro estómago. Hacer esto va a dificultar la digestión porque vamos a estar volcando todo nuestro peso sobre el centro del cuerpo, especialmente sobre el estómago, al cual aplastaremos.
Además, la postura —totalmente en plano— sobre la cama también supone permitir que ciertos malestares como el ardor o el reflujo gastroesofágico se vean afectados y multiplicados. Al ‘abrir’ esa vía y mantener una horizontalidad total, permitimos que los jugos gástricos se muevan a su antojo por todo el esófago.
La mandíbula, otra articulación sufriente
A nadie se le escapa que la postura de nuestra cabeza no está especialmente relajada cuando dormimos boca abajo, ya sea girando la cabeza hacia un lado o de forma frontal. Además, luego diremos por qué y cómo sufre el cuello, pero ahora centrémonos en la mandíbula.
Sobre todo para aquellas personas que sufren el denominado síndrome de la articulación temporomandibular (TMJ por sus siglas en inglés), una enfermedad caracterizada por el dolor articular, que además dificulta la apertura de la boca y que se puede extender a cuello, oídos o cabeza. En este caso, está también muy relacionado con el bruxismo, por lo que podríamos apretar los dientes y rechinarlos más de la cuenta.
El cuello, otro elemento a tener en cuenta
¿Nos imaginamos estar despiertos y manteniendo durante ocho horas el cuello en una misma posición? Pues esa es la misma sensación con la que forzaríamos al cuello mientras dormimos boca abajo. Tensión acumulada y una posición de extrema tirantez que, como resulta lógico, fuerza también la posición de la columna vertebral por forzar esa tensión.
En un sentido parecido estamos no solo estirando más de la cuenta, sino también dándole una posición antinatural. Tanto al dormir con la cabeza hacia un lado como tenerla sobre el colchón pueden crear malestares similares, ya que la situación de relajación se produce de forma errónea, pudiendo suponer alguna hernia cervical.
La columna, el cuarto factor doliente de dormir boca abajo
A la columna vertebral no solo se le suma esa postura forzada del cuello que, en resumidas cuentas, tira de ella. También hay que darse cuenta de que si dormimos boca abajo no estamos alineando perfectamente cuello, columna y cabeza, ni en el plano vertical ni en el longitudinal.
Por un lado, giramos el cuello; por el otro, desalineamos las distintas vertebras, pues la anchura y largura de nuestro cuerpo condicionan el descanso. Se puede ejemplificar cuando pensamos en un vientre más abultado, donde somos conscientes de que parte de nuestro ‘cuerpo’ queda a merced de esa desigualdad.
Debido a que la mayor parte de nuestro peso corporal se concentra en la parte media del cuerpo, esta situación dificulta a la columna a mantener una posición neutral mientras dormimos. Esto crea una situación de estrés a otras partes del cuerpo, pues la columna es ese ‘cable’ por el que pasan buena parte de los nervios de nuestro cuerpo, razón que también supone esa sensación de ‘partes dormidas’ que realmente se deben a pequeños pinzamientos nerviosos.