Cuatro formas de hacer cremas de verduras apetecibles y nutritivas en verano
Calabacín, puerro, tomate o zanahoria pueden ser opciones ideales para nuestras cremas veraniegas, pero hay que saber cómo hacerlas más amables
A veces el verano choca frontalmente con nuestros hábitos nutricionales y nuestros gustos. El mundo de las cremas de verduras, condenado a vivir en los meses de invierno, pasa a un segundo plano porque las vemos densas o tibias, pero es uno de los mejores momentos del año para disfrutar de las verduras de temporada.
Tiempo de calabacines, puerros o zanahorias, hay elementos que pueden formar con mucha facilidad en estas recetas que van a camino entre lo tradicional y lo más moderno. Densas, a veces calientes, y no siempre apeteciendo recurrir a la cuchara, las opciones se van reduciendo.
Sin embargo, hay veces que podemos hacerlas más suaves, ligeras e igualmente nutritivas para no renunciar a platos sanos que, además, podríamos añadir proteínas, alguna grasa más ligera y otras alternativas de hidratos de carbono. Algo que también pasa cuando tenemos en cuenta la cantidad de fibra que podemos incluir a costa de estas recetas que además no necesitan un instrumental demasiado necesario.
Una batidora, una turmix o una Thermomix pueden ser los elementos que más nos ayuden en esta tarea, pero también algo tan elemental como un pasapurés podría hacer el apaño, como ha hecho siempre. La realidad es que trasladado a nuestras cocinas, es muy sencillo conseguir cremas de verduras más ligeras, suaves y nutritivas sin necesidad de renunciar a ellos.
Cuatro soluciones para hacer cremas de verduras más ligeras
No son las mismas recetas las que tenemos en invierno o en verano, pues no solo cambian los ingredientes, sino también las necesidades nutricionales y, sobre todo, la apetencia. En el primero caso hemos de tener más cuidado pues no siempre cumplimos con las mismas pautas.
Es frecuente que durante el verano comamos menos o peor, además de alterando nuestras rutinas culinarias o de sueño, porque tanto el calor como el cambio de hábitos acaban modificando esa forma de alimentarse que nos pueden echar una mano en las cremas de verduras.
No solo hablaríamos de la inclusión en la dieta de recetas como el gazpacho, que en esencia sería una sopa fría, si bien el clásico salmorejo está más cerca de ser una crema fría que de ser una sopa. Algo que también le pasa a la porra antequerano o a la mazamorra, que también son muy similares, o en el caso del ajoblanco.
Pero pensemos por un momento en las cremas de verduras más tradicionales, como las de guisantes, las de puerros (la famosa vichysoisse francesa) o una de calabacín. La realidad es que hay ciertas soluciones que suelen ser recurrentes en su elaboración y que en verano apetecen menos. Por eso, hoy vamos a ver qué podemos sacar de nuestras cremas de verduras para que sean más amables.
Lácteos con más medida
En cualquier crema de verduras se suelen añadir lácteos para engrosarla, hacerla más densa y apetecible. Es cierto que también añadimos calorías y esto en verano suele reducirse, pues se nos hacen más espesas y poco digestivas. Por ello, podemos seguir añadiendo lácteos a nuestras cremas de verduras, aunque con ciertas cortapisas.
Renunciemos a quesos demasiado grasos o espesos, o también apostemos por sacar a las natas de la ecuación y, en su caso, avalemos utilizar natas más ligeras o sobre todo yogures, especialmente naturales o bajos en grasa, que seguirán aportando textura sin añadir sabor y sin que la sensación láctea de la crema de verduras cambie por completo.
Espesar a base de verduras
Incluso un salmorejo, aunque no sea una solución purista, se puede suavizar y hacer menos calórico con la reducción del pan. Insistimos en que no es una alternativa clásica, pero podríamos añadir ciertas hortalizas cocidas para engrosar la solución como puede ser la zanahoria, así como la patata.
También podemos concentrar más las cremas de verduras a base de reducir más la cocción, aunque esto multiplicará la intensidad del sabor y a veces no es lo que buscamos cuando comemos en verano. En cualquier caso, aumentar la temperatura durante la cocción e ir dejando que se evapore parte del agua puede venir bien para, por ejemplo, espesar una crema de tomate.
Caldos sí, pero más ligeros
Las cremas de verduras ganan sabor y enteros si empezamos a hacerlas desde un caldo, pero para que sea igualmente sabroso no hace falta que siempre sea de carne o de pollo. Por esta razón, una de las mejores alternativas es recurrir a los clásicos caldos de verdura que estén poco concentrados, con no demasiada sal y sobre todo sin agregar grasas.
Además, para no hacerlos especialmente pesados, lo más conveniente es utilizar las mismas verduras que van a ser protagonistas de nuestras cremas de verduras, en especialmente las más suaves. Aprovechar vainas de guisantes o de judías verdes, además de algún puerro o una zanahoria pueden ser las opciones más válidas para marchar un caldo de verduras que sirva de base a nuestras cremas de verduras.
La ventaja del aderezo
A veces no es solo cuestión del ingrediente principal para que las cremas de verduras sean especialmente ligeras, sino cómo la aromaticemos. Una de las mejores opciones durante el verano es aprovechar aromáticas en fresco como el tomillo, el romero, el eneldo o la albahaca para darle diferentes toques a cremas de tomate, de judías, de guisantes o de calabacín, donde estos elementos frescos vienen muy bien.
Es lo mismo que sucedería si aprovechamos en nuestras cremas de verduras el concurso de ciertos elementos como el aceite de oliva, en crudo y al final de la preparación. Es lo mismo que podríamos hacer con toques cítricos como el zumo de lima, de naranja o de limón, ademas de especias frescas como el lemongrass o el jengibre, que también podemos rallar para que sigan siendo ligeras.