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Qué es el 'vamping' y cómo evitarlo para dejar de arruinar tu descanso nocturno

Irritabilidad, ansiedad, aumento del peso, fatiga, dolores musculares… Acostarse con el teléfono móvil trae muchos más problemas de los que podríamos pensar

Qué es el ‘vamping’ y cómo evitarlo para dejar de arruinar tu descanso nocturno

Una mujer joven utiliza el teléfono mientras está en la cama. | ©Freepik.

Mandar unos cuantos mensajes por Instagram, coquetear en Tinder, ponerse al día con lo último de Netflix, o simplemente revisar el correo electrónico… El perfil de las personas que sufren vamping, una conducta producida por el acortamiento de horas de sueño nocturnas al estar utilizando el teléfono, es muy variado y, aunque parezca que no pase factura, puede suponer problemas a corto, medio y largo plazo a las personas que lo sufren.

No es una adicción ni tampoco es una patología o una enfermedad, sino que es una conducta en la cual no es personas entran en una espiral de consumo de teléfono móvil o de pantallas elevada durante la noche. Aunque el acrónimo vamping obedezca al concepto vampire (vampiro) y texting (envío de mensajes de texto) solo está ligado al simple envío de mensajes de texto, sino toda la serie serie de actividades que realizamos por la noche utilizando el teléfono móvil en horas de descanso.

Por eso debe puntualizarse que no se trata de utilizar el teléfono mientras estamos en el sofá o en la mesa, sino de cuando trasladamos de noche el uso del teléfono móvil (o de la tablet o el ordenador portátil) en la cama, cuando se empezamos a utilizar el teléfono dentro de ella.

Trastornos del sueño, bajo rendimiento, irritabilidad, cansancio, fatiga, cambios de peso… Esos riesgos de que lo último que hagamos al irnos a dormir sea permanecer con nuestro teléfono al lado y distraernos con él, robándole horas a nuestro descanso puede jugarnos muy malas pasadas. El hecho, más científico de lo que pueda parecer, no está solo relacionado con la distracción que el teléfono supone, sino por las señales que estamos enviando a nuestro cerebro a la hora de dormir.

Se genera un mensaje contradictorio para conciliar el sueño, pues todo nuestro cuerpo se pone en un modo de descanso, mientras que nuestra cerebro empieza a recibir estímulos desde la pantalla del ordenador, de la tablet o el teléfono móvil.Éstos aparatos electrónicos emiten una luz (no confundir siempre con la luz azul) que engañan a nuestro cerebro.

Es en ese momento cuando nuestro cerebro, que se dispone a secretar melatonina para inducirnos al sueño, comprueba como estímulos lumínicos le invitan a no comenzar a producir esta hormona. La luz detiene esa producción y se retrasa el inicio del sueño, lo que a la postre también significa dormir menos horas. De hecho, es muy frecuente que esta conducta acabe también bautizada como insomnio tecnológico.

por desgracia, no es el único fenómeno de adicción tecnológica que puede perseguir tanto a jóvenes como adultos, de hecho otra de estas fobias habitual es la nomofobia, resumida en el miedo a estar sin teléfono móvil o sin dispositivo electrónico con conexión a Internet. Se generación así una cierta paranoia y temor en el usuario, que se ve desprotegido y desvalido sin su teléfono móvil.

‘Vamping’: qué es y qué síntomas tiene

Un niño juega con el teléfono móvil por la noche en la cama.
En ningún caso los dispositivos electrónicos deben convertirse en una especie de niñera para nuestros hijos a última hora del día. ©Freepik.

Aunque el vamping puede afectar tanto adultos como jóvenes o adolescentes, lo cierto es que diversos estudios apuntan como más endeble en la franja de edad entre los 12 y los 17 años, donde más del 50 % de los encuestados admiten utilizar smartphone antes de irse a dormir. Esta costumbre, que puede ser realizado a través de juegos o de redes sociales genera un círculo vicioso pues no solo afecta a uno de los participantes, sino que empieza reiterarse de unos a otros.

Además, contrariamente a lo que se piensa, el cerebro en el organismo de nuestros hijos entre los 12 y los 20 años sigue estando en formación, momento en que el descanso y el sueño son realmente fundamentales para su desarrollo orgánico. Si a ese desarrollo le restamos cada día una hora de media, producto de ese tiempo que se invierte en el vamping y en no dormir, comprobamos que se generan ciertos efectos más que diversos que pueden afectar a la salud de nuestros hijos.

  • Subida de peso y cambios en el apetito.
  • Irritabilidad.
  • Fatiga y cansancio.
  • Estrés.
  • Defensas bajas.
  • Trastornos del sueño y del ritmo circadiano.

Estos escenarios se suceden en los primeros estadios del vamping, pero la realidad es que pueden ir más allá y vincularse a otras adicciones en la tecnología, ya que también pueden generar ansiedad o depresión, pues es muy habitual que este tipo de fenómenos estén ligados a la espera de una respuesta por parte de la otra persona, que es lo que favorece es mantener en vela al usuario, creando una intranquilidad permanente en él.

También, no solo la salud mental debe preocuparse por este auge del vamping, sino también la propia salud física. A las causas antes mencionadas, también debemos puntualizar que hay ciertas partes de nuestro cuerpo que van a sufrir especialmente con esta conducta.

Nos referimos principalmente a la salud visual, ya que utilizar el teléfono más horas de la cuenta y hacerlo en entornos especialmente oscuros, sobre todo cuando nuestros ojos están demandando un momento con unas luces mucho más baja y, sin embargo, ponemos la pantalla frente a ellos, aumenta la fatiga visual. Cuando esto sucede, también se incrementa el riesgo de sufrir problemas de visión. No en vano, se estima que el 60% de los jóvenes españoles entre los 17 y los 27 años son miopes, siendo este defecto de la refracción el más habitual en la sociedad española.

Si a esta dinamita que ya de por sí está en el ambiente, además seguimos añadiendo más pólvora, como con cenas copiosas demasiado tardías, consumir alcohol a última hora del día, un exceso de estimulación (por ejemplo, café después de cenar)… Lo que estaremos consiguiendo será terminar de cargarnos nuestra higiene del sueño.

Cómo identificar el ‘vamping’

Un adolescente realizaba un pin al utilizar el teléfono móvil en la cama por la noche.
Leer, mandar mensajes, ver vídeos o jugar son algunos de los gansos con los que el vampiro atrapa a los menores de edad.©Freepik.

la razones por la que nuestros hijos y los adolescentes pueden hacer vamping son de lo más variopintas, como es lógico. De hecho, es bastante posible que ninguno de ellos sea consciente de lo que está sucediendo y resta importancia al hecho de robar horas a su descanso nocturno en pos de utilizar el teléfono.

La falta de control de los padres sobre los teléfonos móviles de los hijos es evidente a partir de la adolescencia, motivo por el que también recomendamos que prestéis atención a este reportaje de THE OBJECTIVE sobre cuándo y cómo comprar un teléfono móvil a nuestros hijos. Además, es bastante posible que empiecen a producirse ciertos dolores, tanto musculares (especialmente a nivel cervical) como de cabeza por esa fatiga visual generada y también por lo que se conoce como text neck, dolores musculares que atenazan el cuello debido a una postura incorrecta al utilizarlo.

Una mujer se mantiene en vela mientras utiliza el teléfono móvil por la noche (vamping)
Contrariamente a lo que se pueda pensar, el ‘vamping’ no es una conducta exclusivamente de adolescentes. ©Freepik.

Queramos o no, es bastante posible que la última hora de la noche sea en el único momento del día en que nuestro hijo realmente es dueño de su propio tiempo. Por la mañana estará en el instituto en el colegio, por la tarde seguramente esté haciendo deberes, con los amigos o esté acudiendo a clases extraescolares, por lo que realmente es bastante plausible que su único momento de libertad auténtico sea en estos compases de la noche.

A ello también se suma que generalmente es un momento de mayor intimidad (es el momento en el que están solos) y también la ocasión en el que puede conectar con diversos amigos que, como ellos, esperaban este momento de nocturnidad alevosa para ponerse al día.

Aún así, hay ciertos aspectos a los que podemos prestar atención como padres o tutores para comprobar cuando el vamping está afectando a nuestros hijos, o incluso nuestra propia pareja. Darnos cuenta de sus cambios de humor repentinos, de un mal descanso nocturno, de inquietud de irritabilidad y de una notable fatiga que no puede ser achacada otras cuestiones como la alimentación o otras patologías, son síntomas inequívocos de que el vamping puede estar en nuestras vidas.

Cómo combatirlo

Un adolescente utiliza el teléfono mientras está tumbado en la cama
Una forma de intentar evitar el vamping es conceder a nuestros hijos un poco más de tiempo con su teléfono móvil durante las tardes. ©Freepik.

Por este motivo, podemos tener ciertas pautas para intentar limitar el uso de teléfonos móviles durante la noche, sobre todo dando cierto ejemplo desde los padres hacia los hijos. Algunos ejemplos evidentes pasarían por controlar limitar el uso de dispositivos electrónicos o pantallas a partir de cierta hora de la noche, dando alternativas de ocio a los hijos, e intentando llegar al extremo de prohibir la utilización de móviles y aparatos en determinadas situaciones.

Como es evidente, el vamping es más fácil de controlar si alejamos al máximo posible de la cama (que debe ser un templo de descanso) todos los dispositivos con aparatos electrónicos que nos puedan distraer. Aquí hablamos de móviles, de tablets, de videojuegos, de videoconsolas, de ordenadores, de portátiles… Todo aquello que brille, pite, titile o pueda generar sonidos a deshora es mejor evitarlos cerca de la cama.

Por este motivo, también es conveniente que nuestro despertador no sea nuestro teléfono móvil, así conseguiremos alejar la tentación de nuestra mesilla de noche. En caso de que esto fuera imposible, siempre os recomendaremos que desconectéis el Wi-Fi y apaguéis los datos móviles de vuestro teléfono cuando os vayáis a dormir.

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