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Salud ocular: cómo leer mal afecta a nuestros ojos (y no solo en pantallas)

Nuestros ojos rara vez descansan, incluso cuando disfrutamos de aficiones como la lectura, la cual incluso puede acrecentar la fatiga ocular

Salud ocular: cómo leer mal afecta a nuestros ojos (y no solo en pantallas)

Una mujer lee en un ordenador. | ©Unsplash.

Leer puede resultar un hábito de vida más que saludable. Sin embargo, puede que nuestra salud ocular se resienta y lastime a pesar de los beneficios que una buena lectura pueden suponer. No es tampoco casualidad que desde que las pantallas están en nuestra vida, la miopía entre los más jóvenes aparece antes y en mayor medida. La prevalencia de esta defecto de refracción se estima supera el 60% entre la población universitaria española, una realidad que en la actualidad supone que el 25% de los españoles son miopes.

El dato, preocupante, es que seguirá creciendo, pues se estima que en las próximas dos décadas el número de miopes en nuestro país superará el 50% de la población. Esto no quiere decir que otros problemas de salud ocular, a veces no vinculados a defectos refractarios como la hipermetropía o el astigmatismo, sean de menor calado.

Vista cansada (la famosa presbicia), el síndrome del ojo seco, la fatiga oftálmica o el bautizado como síndrome visual informático suponen nuevos frentes para la salud ocular. Un problema al alza que incluso con un hobby tan aparentemente sano como la lectura puede empeorar.

Así lo asegura el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNOO), que advierte de que la población española no sigue los correctos hábitos de lectura.

La sintomatología de una mala lectura en la salud ocular

Desde el Colegio, refrendan de cara al día del libro, próximo 23 de abril, que no protegemos de forma conveniente nuestros ojos al leer, sea en papel o sea en formatos electrónicos. Los síntomas de esta mala praxis, explica el doctor Juan Carlos Martínez Moral, decano del CNOO, supone una sintomatología variada. Entre lo más citado «percibir signos o síntomas como sequedad ocular, picor de ojos, visión doble o dolores de cabeza».

No importa solo la pantalla, sino que son una serie de factores que también suponen la luz ambiental o la propia postura los que pueden predisponer a estas apariciones. De hecho, puede que algunas pasen desapercibidas pero tengan más relación de la que pensemos. Pasa por ejemplo como el bautizado como text neck (o cuello de texto), debido a la mirada gacha, forzando la postura cervical, del manejo de teléfonos móviles.

Dolor de cabeza, rigidez de cuello y hombros o cierta debilidad muscular se pueden asociar a esta mala postura, que pueden también repercutir en nuestro bienestar general. En este caso, es frecuente que además achaquemos los dolores de cabeza a la propia forma en la que nos sentamos, pero también puede haber una incipiente miopía. Por este motivo, conviene intentar discernir el origen de estas cefaleas antes de buscar nuevos enemigos.

En este sentido, las recomendaciones del CNOO, tanto para aquellos que leen por afición como quienes deben hacerlo por trabajo, son claras.

  • Adoptar una postura erguida y cómoda.
  • Parpadear con frecuencia.
  • Descansar los ojos unos minutos observando un objeto o paisaje lejano.
  • Utilizar gafas o lentes de contacto bajo prescripción médica.

Los problemas para la salud ocular de una mala praxis lectora

La iluminación es clave para no sentir fatiga ocular. ©Unsplash.

Sin revestir apenas gravedad en un inicio, es muy habitual que consideremos como normales ciertos síntomas relacionados con la salud ocular. De todos ellos, la fatiga ocular es el más recurrente, ya que se trata de una afección bastante común. Principalmente en el denominado síndrome visual informático, donde las personas que leen a menudo en pantallas suelen sufrirlo. Entre los ejemplos, libros electrónicos mal iluminados, tabletas, ordenadores y teléfonos móviles.

El mal uso de estos dispositivos supone que el CNOO haga hincapié en la importancia de «usar soportes digitales homologados para la lectura». Además, recuerdan la necesidad de «compensar con gafas o lentes de contacto los defectos refractivos». En ellos se citan a miopía, hipermetropía y astigmatismo, donde menciona que «un mal uso prolongado de un dispositivo, unido a un defecto visual sin compensar, puede provocar fatiga visual, cefalea y mareos».

La superficie importa

También se debe hacer pausas en la lectura de los libros electrónicos. ©Unsplash.

No todas las pantallas son iguales, por eso hay que recordar las diferencias entre los distintos soportes. Ordenadores, tabletas y teléfonos móviles, además de televisores, son similares. Se debe a que cuentan con pantallas de iluminación directa, lo cual supone para el usuario una fuente directa de luz donde mantener la mirada fija.

En este caso, la lectura se recomienda en libros electrónicos. Su ventaja está en la tinta electrónica, que significa que la pantalla no está iluminada. La ventaja está en que al ser iluminada desde fuera como ocurre con el papel, la lectura es más amable. Sin embargo, no significa que sea la panacea, ya que necesitamos también una luz ambiental cómoda.

La explicación del decano del CNOO vuelve a ser certera. «La lectura de un libro electrónico, ordenador o libro en papel, independientemente de si la pantalla está retroiluminada o no, puede provocar fatiga visual, por lo que los descansos cada cierto tiempo son recomendables».

Cómo evitar la fatiga ocular en los malos hábitos de lectura

Por afición o por obligación, conviene hacer paradas igualmente mientras trabajamos con pantallas. ©Unsplash.

Algunas de las pautas que el CNOO aconseja son extrapolables a buena parte del uso de pantallas. Otras, sin embargo, sí se vinculan directamente a la propia lectura. En ambos casos, conviene recordar que hay pautas a tener en cuenta para salvaguardar la salud ocular en los dos sentidos.

  • Descansar cinco minutos por cada hora de lectura.
  • Relajar los músculos, alternando la visión entre un objeto cercano y otro lejano cada 20 minutos.
  • Parpadear con frecuencia y, si existe sequedad, acudir al óptico.
  • Ajustar el brillo y contraste de la pantalla para que esté en consonancia con la iluminación de la habitación.
  • Tratar de leer con la luz apropiada (mejor si es natural) y optar por una iluminación lateral para evitar los reflejos.
  • Al leer en un monitor, aumentar la velocidad de refresco de la pantalla. Una cifra de 70-75 Hz se considera una buena medida para reducir la fatiga visual.
  • Si se utiliza un libro electrónico, mantenerlo a unos 35-40 cm de distancia de los ojos.
  • Ajustar el tamaño de la letra del dispositivo.
  • No usar medios electrónicos si se está cansado.
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