¿Mono de cafeína? Aprende a detectarlo con estos síntomas
Como cualquier sustancia psicoactivas, prescindir de la cafeína debe ser una tarea paulatina y en la que debemos conocer cuáles son sus riesgos
Aunque no lo parezca, la cafeína es el psicoactivo más consumido del mundo y un estimulante cuya retirada brusca puede suponer una sintomatología que se asemeje en cierto modo a lo que se conoce como síndrome de abstinencia o mono. Evidentemente, no llega a los extremos de otras sustancias psicoactivas presentes en las drogas, pero si es cierto que puede haber bastantes síntomas más o menos cotidianos a los que podemos poner cara cuando dejamos de tomar café o refrescos de cola.
También es importante comprender que la cafeína tiene varias hermanas que tienen virtudes y defectos parecidos como sucede con la teobromina (presente de chocolate) o con la teína (presente en los tés) y que son estimulantes muy similares en composición y efectos.
Además, conviene poner cara a la reducción de la cafeína de nuestro día día (teniendo en cuenta que hay unos límites que no deberíamos sobrepasar) y donde no afecta por igual a todos los consumidores. Hay personas que pueden llegar a consumir café por la noche y esto no interfiere en su descanso y otras, por contra, que es un café a media tarde no demasiado cargado puede suponer no llegar a conciliar el sueño a la hora de dormir.
Aquí entra cuánto nos conocemos y cuánto nos afecta una dosis normal de cafeína (la presente en una taza de café, por ejemplo) que estaría en unos 100 mg de cafeína. La cuestión es que no deberíamos superar la ingesta de cuatro tazas de café solo al día si queremos evitar los efectos contraproducentes de esta ingesta. Como es lógico, depende de cada persona también la tolerancia a este tipo de sustancias psicoactivas.
En resumidas cuentas, la cafeína es un estimulante del sistema nervioso central que puede afectar a nuestra actividad neuronal y también está vinculada a un aumento de los niveles de alerta y a una reducción de la fatiga. Por eso, la retirada brusca de la ingesta de cafeína puede ocasionar que durante las 12 o 24 horas posteriores a esta reducción, se produzcan ciertos síntomas similares a ese síndrome de abstinencia.
Cómo identificar el ‘mono’ de cafeína
Dolor de cabeza, ansiedad, irritabilidad, fatiga o bajos niveles de energía son algunos de los síntomas más habituales del síndrome de abstinencia que provoca la cafeína. Para intentar combatirlo, es útil mantener una buena hidratación además de reducir la ingesta de cafeína de manera paulatina procurando no hacerlo de manera demasiado brusca.
El dolor de cabeza está entre los síntomas más comúnmente asociados a esta situación. El problema está en que los vasos sanguíneos de la cabeza se estrechan (actúa como una vasodilatadora), promoviendo ese dolor de cabeza. De hecho, hay ciertas terapias contra las migrañas que avalan e incluyen el uso de cafeína.
Es muy habitual que dependamos del café para tener más energía en el día a día, aunque no debemos hacernos ciertas trampas al solitario. Una de ellas es consumir café a primera hora pretendiendo conseguir de él un efecto despertador, ya que no vamos a obtenerlo puesto que a primera hora del día el cortisol que naturalmente secretamos va a estar en los niveles más altos de la jornada y el café va a pasar desapercibido con su cafeína.
En el caso de que queramos apostar por un café para despertarnos, deberíamos tomarlo entre tres y cuatro horas después de amanecer. Aún así, también es conveniente que tengamos claro que no se está despertando: el propio café o el azúcar que a veces utilizamos en él. Además, es conveniente que no consumamos ese café con alimentos ricos en hierro si no queremos que nos lo ‘robe’, como ya te explicamos en THE OBJECTIVE.
Lo que sí es cierto es que la cafeína reduce la fatiga al bloquear los receptores de la adenosina, un neurotransmisor que nos provoca ese estado de somnolencia. Por tanto, si eliminamos a la cafeína de la ecuación, vamos a aumentar esos niveles.
En un mismo sentido, como estimulante que es, la cafeína aumenta nuestra tensión arterial y también nuestros ritmos cardíacos (de hecho, las taquicardias son relativamente frecuentes en personas que consumen demasiado café). La realidad es que incluso en personas especialmente sensibles a este estimulante, los niveles de ansiedad irritabilidad pueden crecer de manera exponencial cuando se deja de consumir.
Por así decirlo, el cuerpo se acostumbra su ingesta y una vez que dejamos de tomarla, notamos ese bajón. Por último, es conveniente mencionar que cuando la cafeína proviene de cafés edulcorados o de bebidas carbonatadas, la reducción del azúcar también va aparejada a ese aumento de la ansiedad.
Cómo minimizar el mono de cafeína
Aunque no es una droga, sí es un estimulante y la forma de intentar enfrentarnos a esta reducción de la cafeína es la misma que podríamos tener en cuenta a la hora de acabar con otras adicciones como el alcohol, el tabaco u otras sustancias psicoactivas.
Lo más conveniente es empezar a reducir la cantidad de manera paulatina (si consumimos grandes dosis) o ir minimizando su ingesta diaria con cantidades menores o cambiando por otras alternativas con menos cafeína (cambiar el café solo por un café con leche o buscar un efecto placebo a costa del descafeinado).
Otro de los efectos más habituales dentro de este mono de cafeína está en la pérdida de hidratación (sobre todo por el carácter diurético que ejerce la cafeína), razón por la que es conveniente mantenerse bien hidratado durante todo este proceso porque nos va a ayudar a minimizar los efectos o aparición de los dolores de cabeza y de la fatiga.
Como es evidente, prescindir de la cafeína también supone ese estado temporal de bajón o de cansancio. Para combatirlo, lo más conveniente es que intentemos recuperar los niveles naturales de energía a través de ciertas actividades como el ejercicio físico, no se los alimentos de alta densidad nutricional o ciertas técnicas de control del estrés. Lo que es evidente es que no debemos caer en la trampa de productos dulces y de azúcares que supongan un boost poderoso de energía de manera artificial.