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Carne de cordero: los cuatro beneficios para tu salud de comerlo más allá de Navidad

Para adultos, para jóvenes, para embarazadas, para mayores… Si aún piensas que el lechal es solo para Navidad, deja que te sorprenda

Carne de cordero: los cuatro beneficios para tu salud de comerlo más allá de Navidad

Tabla con varias chuletas de cordero. | Freepik

Años de ventaja llevan ambas Castillas, Extremadura, Aragón y Navarra a la hora de comer carne de cordero durante todo el año, generalmente de ejemplares jóvenes como los lechales y el famoso ternasco de Aragón, pero la realidad es que el resto de España, con sus más y sus menos, solo se atreve a hincar el diente a paletillas, piernas y chuletas cuando llega la Navidad y en forma de asado.

Sin embargo, la carne de cordero, independientemente de la preparación o del tipo de corte, puede ser un alimento todoterreno para un espectro amplísimo de la población que merece mucho más la pena fuera del mes de diciembre. No estamos invitando a que desterréis al cordero asado de vuestra mesa de Nochebuena, pero sí a que haya un atrevimiento, basado en motivos saludables y nutricionales, a dar más cancha a este tipo de productos en nuestro día a día.

Del mismo modo que nos referimos al cordero, también abrimos la veda a la carne de cabrito, un animal también de gran calidad y que, además de unas virtudes nutricionales similares, posee las bondades de fijar a la población rural y de mejorar la economía en los pueblos donde se crían en ganadería extensiva. Un clásico win win que une lo económico, lo social y lo saludable en un mismo plano y que, sin embargo, pasa muy desapercibido más allá de las grandes comilonas de Navidad.

Por suerte, hoy rompemos una lanza por la cual todo tipo de personas (menores, jóvenes, mujeres embarazadas o lactantes y miembros de la tercera edad) deberían darse más de un capricho de carne de cordero en su dieta habitual. Sí, puede que estés objetando razones económicas para hacerlo, pero la realidad es que no hace falta siempre ni comprar los cortes más caros ni tampoco prepararlos de la misma manera.

Dos chuletas de carne de cordero
La carne de cordero se considera una ‘carne rosa’ porque no tiene demasiadas grasas, pero sí muchas proteínas y mucho hierro. | Freepik

En continuo descenso en favor de otras carnes como la ternera o el pollo, la carne de cordero también abre una tercera vía dentro del mundo de la alimentación en lo que se considera carnes rosas. Por un lado, tiene la poca cantidad de grasas —en ciertas preparaciones y ciertos animales— que presenta una carne blanca como el pollo y, por el otro, luce los guarismos de proteínas de alto valor biológico que pueden tener las carnes rojas.

Cuatro motivos para cuatro edades al comer carne de cordero

Aunque todos los caminos conducen a Roma y todas las ventajas de la carne de cordero son extrapolables a cualquier franja de edad, vamos a sintetizar cuatro virtudes que, en diferentes franjas de edad, van a ser los beneficios potenciales de que el resto del año nos demos algún caprichito a costa del cordero.

Prevención de la anemia

Aunque no hay ningún segmento de la población que se escape de la anemia, la realidad es que ciertos sectores, especialmente las mujeres en edad fértil, además de las embarazadas y las lactantes, son sensibles a esta condición en la que los niveles de glóbulos rojos decrecen y la capacidad de estos para portar oxígeno también se ve mermada.

Esto viene condicionado por un déficit de hierro que podemos paliar con la presencia de la carne del cordero o del cabrito en nuestro día a día. La razón está en que se trata de fuentes de hierro hemo, que es más fácilmente asimilable por el cuerpo humano y que, además, también mejora la absorción del hierro no hemo (el que está presente en los vegetales, por ejemplo).

Mantenimiento muscular

Más o menos es de sobra conocido que las proteínas contribuyen de forma directa a la regeneración de los tejidos musculares y que, si son de alto valor biológico, son perfectas porque significa que contienen los nueve aminoácidos esenciales para considerarlas completas, que es lo que sucede con la carne del cordero.

Una pierna de cordero
La calidad de las proteínas de este tipo de carnes las hace más fácilmente asimilables. | Freepik

Aunque a todas las edades es conveniente mantener un nivel de masa muscular elevado, es especialmente relevante a partir de la tercera edad, momento en que además una incorrecta ingesta de proteínas se puede vincular a un deterioro de estos tejidos musculares y al aumento de la sarcopenia, una afección caracterizada por la pérdida de masa, fuerza y funcionamiento de los músculos especialmente relevante en personas mayores.

Por suerte, como explican desde Interovic (Organización Interprofesional del Ovino y Caprino de Carne), distintos cortes habituales del cordero como la pierna suponen 19 gramos de proteínas por cada 100 gramos de producto, una dosis que supondría la ingesta del 38% de la cantidad de proteína diaria recomendada.

Mejor rendimiento físico

Se pueden tener buenos músculos, pero también es necesario que funcionen bien y a esto también contribuye la carne de cordero a través de sus aminoácidos. Es el caso de la beta alanina, un aminoácido no esencial, pero muy funcional que nuestro cuerpo utiliza para producir carnosina, una sustancia que potencia la función muscular.

Presente en las carnes en altas cantidades, ciertos estudios avalan que altos niveles de carnosina están vinculados a una mejor fatiga y a una mejora del rendimiento físico, mientras que las dietas que son bajas en este aminoácido se relacionan con peores desempeños físicos.

Por este motivo, aquellas personas que estén acostumbradas a entrenar a menudo o que sean muy deportistas pueden beneficiarse de la cantidad de carnosina que una dieta donde se encuentre la carne de cordero proporcione.

Una carne baja en calorías

Dos chuletas de cordero
La carne de cordero tiene menos calorías que la carne de ternera o que determinados cortes del cerdo. | Freepik

Aunque no llega a los mínimos calóricos que productos como el pollo (siempre que se consuma sin piel) marcan, la realidad es que la carne de cordero, a pesar de una injusta fama, es una carne poco calórica si se compara con otras carnes rojas como la ternera e incluso con otras carnes que fluctúan entre rojas y blancas como el cerdo.

Sea de cabrito o de cordero e incluso siendo de cordero recental o de cordero lechal, el aporte calórico y de grasas de cualquiera de estas dos opciones es inferior a la cantidad de grasa que están aparejadas a, por ejemplo, la chuleta de cerdo, según los análisis nutricionales del catálogo BEDCA, razón por la que no debemos temer a la ingesta del cordero si lo que nos preocupa es evitar kilos de más.

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